La reunión que Trump no quería que investigaran

Robert Mueller, fiscal especial que investiga el papel de Rusia en las elecciones presidenciales de EE. UU., presentará la primera acusación formal.

Sharon Lafraniere/Andrew E. Kramer
30 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.
El fiscal especial Robert Mueller, quien investiga la trama rusa en las elecciones de 2016.  / AFP
El fiscal especial Robert Mueller, quien investiga la trama rusa en las elecciones de 2016. / AFP
Foto: AFP - ALEX WONG

Natalia V. Veselnitskaya llegó a una reunión en la Torre Trump en junio de 2016, esperando captar el interés de los principales oficiales de campaña de Donald Trump respecto del contenido de un memo que creía que contenía información dañina contra el Partido Demócrata y, por extensión, contra Hillary Clinton. El material era fruto de su investigación como abogada privada, según ha dicho, y cualquier sugerencia de que estaba actuando por orden del Kremlin ese día es “histeria” antirrusa.

Sin embargo, entrevistas y registros demuestran que en los meses previos a la reunión, Veselnitskaya había hablado sobre las acusaciones con uno de los funcionarios más poderosos de Rusia, el fiscal Yuri Y. Chaika. El memo que llevó consigo seguía de cerca un documento que la oficina de Chaika le había dado a un congresista estadounidense dos meses antes, en el que estaban incorporados algunos párrafos palabra por palabra.

La coordinación entre la visitante de la Torre Trump y el fiscal general ruso socava la explicación de Veselnitskaya de que simplemente era una participante independiente cuando se reunió con Donald Trump Jr., Jared Kushner, el yerno del presidente, y Paul Manafort, entonces presidente de campaña de Trump. También sugiere que los correos electrónicos de un intermediario de Trump hijo, en los que prometía que Veselnitskaya llegaría con información de fiscales rusos, se originaron por lo menos en parte en hechos… no sólo información exagerada, como dijo más tarde el hijo del presidente.

En el transcurso de la semana pasada, las denuncias de Veselnitskaya —que los donantes demócratas eran culpables de fraude financiero y evasión de impuestos— han sido aceptadas en los más altos niveles del gobierno ruso. El presidente Vladimir Putin repitió esos cargos en detalle la semana pasada, en una conferencia anual de académicos occidentales. Una televisora del Estado las hizo tema de dos informes especiales, que incluyeron entrevistas con Veselnitskaya y Chaika.

Los mensajes correspondientes indican una campaña sincronizada de información. Como otros expertos rusos, Stephen Blan, un miembro sénior de la organización sin fines de lucro American Foreign Policy Council, en Washington, dijo que estos actos indican que las acciones de Veselnitskaya “estaban coordinadas con altos mandos rusos”.

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La reunión en la Torre Trump es de gran interés para el investigador especial Robert Mueller, quien, según CNN, Reuters y otros medios, haría hoy la primera acusación formal del caso ruso. Veselnitskaya rechazó ser entrevistada y señaló en un correo electrónico que The New York Times había publicado “mentiras y falsas declaraciones”.

El memo que Veselnitskaya llevó a la reunión en la Torre Trump afirmaba que Ziff Brothers Investments, una firma estadounidense, había adquirido ilegalmente acciones de una empresa rusa y evadido millones de dólares de impuestos rusos. La empresa fue el vehículo financiero de tres hermanos multimillonarios, dos de ellos grandes donadores a candidatos demócratas, entre ellos Clinton. Por implicación, dijo Veselnitskaya, esas contribuciones políticas estaban manchadas con dinero “robado”.

Los funcionarios del Kremlin consideraron que los cargos eran muy significativos. Los hermanos Ziff habían invertido en fondos controlados por William F. Browder, un financiero nacido en Estados Unidos y enemigo acérrimo del Kremlin. Browder fue la fuerza impulsora tras una ley de 2012 aprobada por el Congreso con la que se imponían sanciones a funcionarios rusos por abusos en contra de los derechos humanos.

La norma, conocida como la Ley Magnitsky, congeló cuentas de bancos occidentales de funcionarios en la lista de sanciones —entre ellos el fiscal adjunto de Chaika— y les prohibió la entrada a Estados Unidos. La nombraron así por Sergei L. Magnitsky, un abogado que había trabajado para Browder y que murió en una cárcel de Moscú después de exponer un esquema de fraude que involucraba a funcionarios rusos.

En su discurso dirigido a académicos occidentales en un complejo hotelero del mar Negro la semana pasada, Putin dijo que las autoridades estadounidenses habían ignorado las acusaciones contra Browder y sus inversionistas porque los hermanos Ziff fueron grandes donadores políticos. Un portavoz de Ziff Brothers Investments se negó a hacer comentarios. Browder dijo que los cargos se crearon para desacreditarlo y socavar las sanciones de la Ley Magnitsky.

La manera en que las acusaciones de Veselnitskaya llegaron a los altos mandos del gobierno ruso, y después a la campaña de Trump, es un cuento lleno de enredos. Veselnitskaya, una antigua fiscal del gobierno regional de Moscú, vive y trabaja en esta ciudad, pero ha viajado con frecuencia a Estados Unidos en años recientes, en parte para cabildear contra la Ley Magnitsky.

También fue la abogada principal de la defensa en una demanda de fraude civil que presentó el Departamento de Justicia contra una firma rusa en Nueva York. La firma, que terminó por retirar el caso por cerca de US$6 millones sin admitir su culpa, fue acusada de usar adquisiciones de propiedades inmobiliarias para lavar parte de las ganancias del fraude fiscal que Magnitsky había revelado. Browder dio gran parte de la evidencia del fiscal.

Mientras investigaba a Browder y sus inversionistas, Veselnitskaya desenterró lo que consideró evidencia de un esquema de fraude fiscal y financiero. En octubre de 2015, llevó sus hallazgos acerca de Browder y los hermanos Ziff directamente a Chaika, el principal fiscal ruso y un hombre a quien ha dicho que conoce personalmente. Chaika estuvo muy complacido con su informe, de acuerdo con un antiguo colega de Veselnitskaya que habló bajo condición de mantener su anonimato por miedo a represalias.

En abril de 2016, Veselnitskaya colaboró con la oficina de Chaika para pasar las acusaciones a una delegación estadounidense del Congreso que estaba en una visita a Moscú. Un funcionario de la oficina del fiscal general ruso le dio un memo que detallaba los cargos —con un sello de “confidencial”— a la representante Dana Rohrabacher, republicana de California, una de las legisladores más prorusas en el Congreso y quien encabeza un subcomité que ayuda a supervisar las políticas estadounidenses en materia de Rusia. Veselnitskaya entregó un memo casi idéntico a la representante French Hill, republicana de Arkansas. Ella también ha dicho que se reunió con Rohrabacher en ese entonces, aunque él dijo que no recuerda el encuentro. El mes siguiente, la oficina de Chaika describió el supuesto esquema en el sitio web del fiscal general.

Veselnitskaya llegó a la Torre Trump con un memo que se parecía mucho al documento que los fiscales le habían dado a Rohrabacher en Moscú dos meses antes. Algunos párrafos se incorporaron, de acuerdo con una comparación de ambos documentos que se le entregó a The Times.

@ The New York Times 2017

Por Sharon Lafraniere/Andrew E. Kramer

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