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¿La revolución qué?

Arlene B. Tickner
12 de mayo de 2021 - 06:00 a. m.

No es difícil ver que, si la tal revolución molecular disipada se está cultivando en todo lado, cualquier expresión de crítica frente al estatus quo es motivo de sospecha y censura en el mundo conspirativo de Alex López Tapia.

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Foto: Opinión

Solo en un país insular como Colombia las ideas de un anodino tendrían la capacidad de afectar la conversación nacional. Pero es justamente lo que ha ocurrido con la mal llamada “teoría” de la revolución molecular disipada que promueve Alex López Tapia, un N.N. entre sus propios connacionales chilenos, quien de la noche a la mañana se ha convertido en gurú de las movilizaciones sociales del siglo 21 para la extrema derecha y peor, nuestra institución policial y militar. Desde un trino del 3 de mayo de Uribe instando a resistirla y a reconocer que el “terrorismo” es más grande que lo imaginado, la tal revolución ha estado en boca de todo el mundo, incluyendo muchos jóvenes.

Para tener una mejor idea de lo que plantea este charlatán neonazi y simpatizante del pinochetismo -- retratado recientemente por La Silla Vacía – analicé una entrevista en Youtube del portal peruano de derecha, El Montonero. En boca de López conceptos centrales del pensamiento postestructuralista francés no solo se tergiversan, sino que se transforman en un complot marxista-comunista contra el orden dominante. La deconstrucción, un método utilizado para develar el rol del lenguaje y los discursos en la construcción de significados y verdades anclados en el poder que determinan nuestra comprensión de la realidad, resulta para el chileno una herramienta utilizada por los marxistas para darle a todo un significado distinto para así salirse de la norma. Su ejemplo, la palabra “aborto” que realmente significa asesinato pero que mediante la deconstrucción se puede convertir en derechos de la mujer.

Por su parte, la revolución molecular en la obra del psicoanalista Felix Guattari, solo y en coautoría con Gilles Deleuze se refiere a la disrupción de formas dominantes de subjetividad en las sociedades de control que ocurre en distintos niveles de la vida, desde lo infra- hasta lo interpersonal, y que permite a los humanos emanciparse emocional y existencialmente. Abstrayéndose completamente de ello, López argumenta que se trata de una revolución política que no tiene estructura ni liderazgo identificable y en donde los actores se parecen a moléculas entre las cuales no hay coordinación ni verticalidad. Es disipada porque sus micro interacciones se desvanecen constantemente, dificultando la acción de la fuerza pública.

No es difícil ver que, si la tal revolución molecular disipada se está cultivando en todo lado, cualquier expresión de crítica frente al estatus quo es motivo de sospecha y censura en el mundo conspirativo de López. Aunque se trata de una visión extrema, es preocupante su hermandad con la lectura de la protesta social emanada de las tácticas contrainsurgentes en la raíz de la actividad policial en Colombia y el resto de las Américas. Además, la tendencia de ver como “enemigos internos” a los manifestantes, propia de la doctrina de seguridad nacional interactúa con la de reprimir al “otro” racializado como estamos viendo en la violencia contra indígenas y afrodescendientes en Cali. Una aplicación seria de la deconstrucción invitaría a mostrar de qué manera la representación discursiva de quienes protestan como “vándalos” o “terroristas” produce una realidad en la que es no solo lícita sin necesaria reprimirlos. Si con semejantes ideas la derecha colombiana, la Policía y el Ejército, y el gobierno Duque pretenden interpretar y responder adecuadamente al paro nacional, apaga y vámonos.

 

Lorenzo(2045)13 de mayo de 2021 - 05:41 a. m.
Al mencionar a los postestructuralistas ("de los arrepentidos se vale el Señor") se debe hablar de otro "estructuralismo" que sí cuajó, enterito, en Colombia: fue abrazado por tirios y troyanos en una especie de Frente Nacional 2.0, de índole social más que económico. "El Fin de la Historia y el último hombre", del contratista de la Casa Blanca, Francis Fukuyama a inicios de los '90s. Negar el...
  • Lorenzo(2045)13 de mayo de 2021 - 05:47 a. m.
    ...el heraclitiano flujo de la Historia. Y no por fiebre mental, como la del webón chileno. NO. Fue el umbral mefistofélico pavimientado por las tesis de odio humano de Milton Friedman= la defensa fascista de las libertades de las minorías millonarias: "EL MUNDO ES DE LOS RICOS"= el neoliberalismo es el último escalón de la historia de la humanidad. En Colombia TODOS los presidentes dijeron ¡YES!
Fernando(70558)12 de mayo de 2021 - 04:09 p. m.
Seguramente estas posiciones seudo-sociológicas de Rev. Mole. Disip, (porque son inventadas y no fundamentadas en una análisis científico) encontrarán eco en el aparato ideológico de represión estatal, especialmente en los medios de difusión masiva, hasta integrarlas como una realidad incuestionable para infundir el miedo y hacernos obedientes y sumisos frente al poder estatal.
Joaquín(65075)12 de mayo de 2021 - 12:06 p. m.
" al “otro” racializado como estamos viendo en la violencia contra indígenas y afrodescendientes en Cali' (SIC) ... Es posible sea lo opuesto. Por otro lado, mire el tema desde Lewin, cambio social en un documento de Vlad I. Rosca. Lo encuentra en Researchgate. Creo que Deleuze en lo menos que estaba interesado era en el fenómeno del cambio social. Pero ... Interesante intento de traerlo a mano.
Hermann(62494)12 de mayo de 2021 - 12:00 p. m.
Este es el gobierno de la contradicción. Se gasta tiempo y dinero capacitando a las fuerzas armadas en derecho internacional humanitario y luego traen a la famosa revolución molecular disipada , que promueve el uso de la fuerza en detrimento del respeto a los derechos humanos. Que coherencia !!!
Periscopio(2346)12 de mayo de 2021 - 07:41 p. m.
Es por ser pacíficas q' el belicoso gobierno uribista, enemigo de la paz, se empecina en hacer trizas las protestas. Porq' para el uribismo guerrerista las protestas pacíficas son más aburridas q' una procesión de semana santa. Por eso el belicoso uribismo colabora con las protestas infiltrándoles agitadores y vandalistas, pero no para sabotearlas sino para darles más ánimo, más acción. !Huepajé!
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