La segunda abdicación de Juan Carlos I

El 2 de junio de 2014, el rey Juan Carlos de España anunció su renuncia a la corona en favor de su hijo, Felipe VI. Hoy, cinco años después, el rey emérito se retira definitivamente de la vida pública, es decir, se despoja de cualquier papel institucional en el país.

- Redacción Internacional
02 de junio de 2019 - 02:00 a. m.
La segunda abdicación de Juan Carlos I

Desde su abdicación, el rey emérito, Juan Carlos I, ha protagonizado 119 actos oficiales, pronunciado 30 discursos y hecho nueve viajes al exterior en nombre del gobierno español, según la agenda de la Casa del Rey. Pero sus presencias y sus ausencias despertaron conflictos que pusieron a la corona en aprietos. Por ejemplo, al rey emérito le molestó no haber sido invitado a los actos oficiales que conmemoraron en 2017 el 40º aniversario de las primeras elecciones democráticas. Y le incomodó porque la consolidación democrática española no se puede entender sin su figura, al dirigir la transición de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) a la democracia, como destacan varios biógrafos españoles. El rey emérito tuvo que asistir por televisión a la gesta que él mismo protagonizó.

Aunque Felipe VI reivindicó el papel de su padre como “testigo y partícipe directo de la profunda y determinante transformación de España” tras la recuperación de la democracia, a don Juan Carlos el hecho no le gustó para nada. Una cuestión protocolaria y familiar que en más de una ocasión evidenció la tensión entre el actual monarca, la reina Letizia y los reyes eméritos. Le puede interesar: Los escándalos del rey Juan Carlos I de España

La situación que dio lugar a su abdicación provocó más de un episodio incómodo. De acuerdo con analistas españoles, es más o menos lo que pasó cuando el papa Benedicto XVI renunció a dirigir la Iglesia católica: dejó al Vaticano con dos papas, el emérito y Francisco, quien llegó a reemplazarlo y tuvo que desarrollar su papado bajo la sombra del papa retirado. El problema, al igual que con la corona española, es que solo hay un trono de Pedro.

“La retirada de Juan Carlos posiblemente esté sobre todo marcada por sus problemas físicos, dado que su presencia ya era muy marginal y en las últimas ceremonias con toda la familia real se evidenciaron algunos roces entre los monarcas eméritos y los actuales. Con este paso al costado se concentra todo en los actuales reyes para proyectar y recuperar la imagen de la monarquía”, explica el historiador español Miguel Benito-Lázaro.

La mayoría del pueblo español reconoce que los 39 años de reinado de don Juan Carlos, uno de los más largos de la historia (fue proclamado rey el 22 de noviembre de 1975), fueron muy importantes no solo para la democracia sino para la prosperidad de España. Nacido en Roma el 5 de enero de 1938, Juan Carlos I tuvo una intervención decisiva en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, con la cual se ganó el respeto tanto en España como en el extranjero.

Durante sus años a la cabeza de la corona española impulsó un nuevo estilo en las relaciones iberoamericanas con su asistencia a todas la cumbres celebradas desde 1991 y alentó el proceso de integración en Europa, hoy en jaque por cuenta de la retirada del Reino Unido (Brexit) de la Unión Europea y el fortalecimiento de la ultraderecha.

Su llegada a la corona no fue pura alegría. Luego de que la familia real española fuera enviada al exilio y de que años después, don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I, renunciara a la educación de su primogénito y lo dejara bajo tutela del dictador Francisco Franco, el futuro rey se ganó el favor de Franco, quien lo designó en 1969 como sucesor de la jefatura del Estado. El entonces joven príncipe aceptó sin chistar, en un acto calificado de “desleal” y que dañó las relaciones con su padre, quien aspiraba regresar a España y asumir la corona.

En 1975, con Franco agonizando en una cama de hospital, Juan Carlos I asumió las funciones de jefe de Estado y un mes después fue proclamado rey. Nombró entonces a Adolfo Suárez como jefe de gobierno y los dos comenzaron una serie de cambios que desmantelaron gradualmente la dictadura.

Elefantes en el armario

Su abdicación se vio forzada luego de una serie de escándalos que no supo gestionar: el caso Nóos, una trama de corrupción que vinculó a su yerno Iñaki Urdangarin, encarcelado desde hace casi un año, y a su hija, la infanta Cristina, quien finalmente fue absuelta en 2017 por la justicia. Aun así, la imagen del monarca y su familia quedó deshecha. Pero el golpe más fuerte llegó cuando se conoció su relación con la aristócrata alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein. En 2012 el país conoció una imagen del rey cazando elefantes junto a la alemana en Botsuana. El periplo por África terminó en un rompimiento de cadera de don Juan Carlos, quien en un acto insólito tuvo que disculparse ante la opinión española.

En medio de tantos desaciertos, la Casa del Rey redujo la presencia de don Juan Carlos en la agenda oficial para reducir los efectos negativos relacionados con su figura. “En ese sentido, los últimos años de Juan Carlos como monarca y de otros miembros de la familia (la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin) desgastaron la imagen pública de la monarquía, que había sido muy favorable con anterioridad. Por eso se ha destacado mucho el papel del recientemente fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba como líder del PSOE y de Mariano Rajoy al frente del PP, en la abdicación de Juan Carlos y la sucesión de Felipe sin problemas (a pesar del clima de crisis y la impugnación del llamado régimen del 1978 por parte del movimiento 15/M y posteriormente de Podemos)”, explica Benito-Lázaro.

Su primer viaje oficial al extranjero como rey emérito fue a Colombia, el 5 de agosto de 2014, para asistir a la investidura del segundo mandato de Juan Manuel Santos. También asistió a los funerales de Fidel Castro y a Chile para la toma de posesión de Sebastián Piñera, en marzo de 2018. Fueron nueve viajes representando a la corona, la mayoría enmarcados en la agenda cultural, aunque algunos con un claro tinte político.

Tras su abdicación, don Juan Carlos recuperó protagonismo. Pero su renuncia definitiva a partir de hoy llega en un momento en que vuelve a encenderse el debate sobre la monarquía. Una polémica más simbólica que sustancial. “En el caso español es uno de los elementos que se suelen usar para identificar la división izquierda-derecha (aunque eso no sea tan claro entre los más jóvenes)”, dice Benito-Lázaro. Y agrega: “La teoría dice que una monarquía es más estable porque asegura que hay una institución apartidista que vela por el funcionamiento del propio sistema y que puede actuar para favorecer pactos y acuerdos”.

La última imagen del monarca emérito quedará para la historia cuando llegue apoyado en su bastón a la plaza de toros en Aranjuez, en donde se organizó una corrida de homenaje a su madre, doña María de las Mercedes, con un cartel de campanillas: Morante, el Juli y Manzanares. Las gradas estallarán porque el rey emérito, pese a su retiro, seguirá siendo el “rey de los toros”, como lo conoce la afición y parte de la familia real.

“Desde el gran cariño y orgullo de padre que por ti siento, y con mi lealtad de siempre, un grandísimo abrazo”, se despidió en una carta a su hijo Felipe hace unos días.

Por - Redacción Internacional

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