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La tormenta que Estados Unidos desató dentro del BID

A pocos meses de que el colombiano Luis Alberto Moreno termine su periodo como presidente del Banco, el gobierno de Donald Trump presentó a un candidato que estaría cerca de convertirse en el primer funcionario no latinoamericano en ocupar la presidencia de este organismo. Varias voces han manifestado su rechazo a la que consideran una “agresión”.

14 de julio de 2020 - 02:00 p. m.
Desde su fundación, el BID solo ha tenido presidentes latinoamericanos. / AFP
Desde su fundación, el BID solo ha tenido presidentes latinoamericanos. / AFP

Al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no le gustan los acuerdos de caballeros. Y este año rompió uno de los más viejos. Por primera vez en sus 61 años de historia, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), principal fuente de financiamiento multilateral para América Latina y el Caribe, podría tener un presidente cuyo origen no es latinoamericano. Y todo por un capricho del mandatario estadounidense.

Después de 15 años al frente del BID, Luis Alberto Moreno terminará su gestión en septiembre. Para sucederlo, Estados Unidos anunció, de manera sorpresiva, que Mauricio Claver-Carone, cubanoamericano, actual asesor para la Seguridad Nacional en el hemisferio occidental de la Casa Blanca, y uno de los hombres de confianza de Trump, sería su candidato para asumir este cargo, que históricamente han ocupado latinoamericanos.

Desde su fundación en 1959, el BID ha tenido solo presidentes latinos. El entonces presidente Eisenhower dijo en su momento, de manera solemne, que para que el Banco tuviera éxito “la función de liderarla debe pertenecer a los países latinoamericanos”. Desde entonces, este “pacto de caballeros” se ha cumplido sin excepciones en el BID y quienes han ocupado la presidencia han sido cuatro personas: el chileno Felipe Herrera, el mexicano Antonio Ortiz Mena, el uruguayo Enrique Iglesias, y el exministro de Desarrollo colombiano Luis Alberto Moreno, cuyo período en el organismo termina en septiembre.

Estados Unidos confía en que la nominación de su funcionario, reconocido en los círculos de Washington por su línea dura frente a Cuba y Venezuela, será confirmada sin mayores inconvenientes. A pesar de que su candidatura llegó por sorpresa en junio, ya son varios los países que han manifestado brindarle su apoyo, entre ellos Brasil, Colombia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Honduras y Haití.

“Una de las grandes quejas que ha habido históricamente del BID es que a los Estados Unidos no le importaba lo suficiente y no se involucraba lo suficiente en el BID. Ahora tenemos una oportunidad para mostrarle de primera mano con nuestro liderazgo a la región que sí nos interesa el BID como institución”, manifestó Claver-Carone, en una entrevista a EFE, sobre sus motivaciones para asumir la presidencia del BID.

Antes de la emergencia por el coronavirus, la expresidenta costarricense Laura Chinchilla partía como clarísima favorita para el cargo. Su principal competidor era el argentino Gustavo Béliz, quien ya había conseguido el apoyo de pesos pesados en la región como Argentina y México. Pero la entrada en la carrera -en plena pandemia- de Claver-Carone ha dado un giro de 180 grados en el proceso, que Washington ha encausado a su favor.

Y aunque Claver-Carone ha manifestado en diferentes entrevistas que su candidatura es de carácter “excepcional”, por cuenta de la pandemia del Coronavirus, e incluso ha dicho que su mandato sería de apenas 5 años, desde Washington se dice que su candidatura también busca frenar el avance de China en la región.

China, que también hace parte del BID, se encuentra en una especie de “guerra fría” con la Casa Blanca y su papel dentro del Banco también ha sido motivo de disputas entre Washington y la actual presidencia del organismo. Ni Claver-Carone ni la administración Trump, por ejemplo, estuvieron de acuerdo con que Moreno le ofreciera a Pekín la posibilidad de organizar la asamblea del 2019.

De hecho, en entrevistas recientes, Claver-Carone no ha escondido que dentro de sus motivaciones para llegar a la cabeza del organismo está el controlar la influencia que China venía ejerciendo en algunos países de la región, a través de préstamos y acuerdos comerciales.

“Estamos en un momento en el cual queremos realinear las cadenas de abastecimiento que hemos visto durante décadas y que iban de este a oeste, realinearlas de norte a sur”, dijo a EFE.

Voces de protesta

Poco después de que se confirmara la nominación de Claver-Carone, cinco expresidentes latinoamericanos: Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; Ricardo Lagos, de Chile; Julio María Sanguinetti, de Uruguay; Juan Manuel Santos, de Colombia, y Ernesto Zedillo, de México, rechazaron en una carta la candidatura de Claver-Carone, pues “no anunciaría buenos tiempos para el futuro de la entidad”.

“Esto nos lleva a expresar nuestra consternación por esta nueva agresión del gobierno de los Estados Unidos al sistema multilateral basado en reglas convenidas por los países miembros”, dicen los expresidentes en la misiva.

Más adelante, los expresidentes exhortan a los países de la región a rechazar esta candidatura: “Respetuosamente exhortamos a los otros socios del BID a oponerse a la acción emprendida por el gobierno de los Estados Unidos, recordando que se han planteado alternativas de la región en una decisión que reclama hacerse con ponderación y realismo”, explican.

No obstante, a pesar de que en la mesa hay dos candidatos que compiten por la presidencia, el funcionario cubanoamericano tendría prácticamente asegurada su elección, puesto que Estados Unidos es dueño del 30 por ciento de las acciones del banco y no hay quien tenga la influencia suficiente como para desafiarle. Algo que el mismo Claver-Carone ha insinuado en sus entrevistas.

“Aquí lo que queremos francamente no es tener una competencia”, dijo recientemente Claver-Carone en entrevista con EFE.

Una tormenta aprovechada por Trump

La casi segura elección de Claver-Carone como el presidente del BID le entregará a Trump y a Estados Unidos un aliado estratégico en Latinoamérica para los próximos años. Y es que, de acuerdo con analistas, Washington aprovechó la turbulenta relación que sostienen algunas de las potencias de la región, como Brasil y Argentina, para imponer a su candidato y ganar influencia en el continente.

“Hay una falta de unión en América Latina”, dijo Verónica Ortiz, directora ejecutiva del Consejo Mexicano de Relaciones Exteriores en la Ciudad de México a Bloomberg. “Eso dificulta el consenso y crea una ventana de oportunidad para Trump. Hemos visto a Trump, que es un gran escéptico de las organizaciones multilaterales, tratando de acercar ideológicamente a las personas a él en algunos de estos espacios”, asegura.

A pesar de tener una participación de voto del 23% en el banco y de ser aliados históricos, las relaciones entre Brasil y Argentina se han deteriorado en los últimos meses por cuenta de las diferencias ideológicas de sus gobernantes: el izquierdista Alberto Fernández y el radical de derecha Jair Bolsonaro.

De hecho, mientras Argentina consiguió el apoyo de México para respaldar a su candidato, Gustavo Beliz, a la presidencia del BID, el gobierno de Brasil se alió con Trump y optará por Claver-Carone.

Y con la nominación de Claver-Carone llegaron también las primeras discrepancias en el seno del propio banco regional de desarrollo, donde han aparecido voces críticas.

Una de ellas ha sido un alto funcionario de la entidad, que prefirió mantenerse en el anonimato al asegurar a Efe que el nombramiento del abogado nacido en Miami (Florida, EE. UU.) “amenaza con romper la cohesión que tradicionalmente se respira en el BID”.

“Un estadounidense gobernando el banco puede dar a entender a los ciudadanos de la región que volvemos a etapas del imperialismo americano, una sensación que obviamente no nos agrada. Parece una estrategia de control, más que de implicación de Trump”, reflexiona este diplomático por teléfono.

Él y varios de sus colegas del BID afincados en Washington recibieron la noticia con “consternación”, principalmente por las “fuertes posturas” de Claver-Carone, alejadas de la diplomacia habitual que ejerce la institución multilateral en la región.

Con esa mirada coincide Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, uno de los centros de análisis de políticas con más prestigio de la capital estadounidense.

“Esta decisión refleja las dos opciones de este Gobierno frente a las instituciones multilaterales: control total o retirada. Trump no está dispuesto a ceder nada, lo cual es la esencia del multilateralismo, que ha sido exitoso en avanzar los intereses de EE. UU. por décadas”, considera Shifter.

Pero más allá, de los apoyos a nivel político, lo que más preocupa a algunos analistas y personas dentro del BID es que Claver-Carone no sea capaz de crear consenso y que inicie un capítulo “muy liberal” dentro de la historia del organismo, olvidándose de cuestiones sociales y centrándose en el desarrollo puramente económico de la región.

Venezuela y Cuba, las causas que mueven a Claver-Carone

El nombre de Mauricio Claver-Carone comenzó a sonar con fuerza en la prensa de América Latina en los primeros meses de 2019, justo cuando comenzó la ofensiva estadounidense contra el gobierno de Nicolás Maduro y su apuesta por la estrategia que encabeza el líder opositor Juan Guaidó.

Claver-Carone es una de las voces más radicales frente al tema venezolano, algo que le ha generado problemas incluso con altos rangos militares de su país. En mayo del año pasado se filtró en la prensa que el general Paul Selva, segundo oficial militar de mayor rango en los Estados Unidos, tuvo un fuerte desencuentro con Claver-Carone durante una reunión en la que se discutían los posibles riesgos de una intervención militar en ese país.

“Es un tipo que viene con una postura muy tipo Miami, adversario de Cuba y Venezuela y que representa una alianza conservadora”, dijo un diplomático latinoamericano a The Economist. “Va a traer ideología directamente al banco”.

La postura de Claver-Carone sobre Venezuela y Cuba pudo ser particularmente significativa para ser elegido por Trump. Hay expertos que consideran que esta movida de Estados Unidos, más allá de buscar ganar mayor influencia en este organismo multilateral, tiene fuertes motivaciones electorales, en especial con los votantes hispanos.

“Esto es una maniobra dentro de Estados Unidos en términos electorales: Trump está pensando exclusivamente en su reelección y para mejorar sus posibilidades ha elegido a Claver-Carone para ganar apoyo en un grupo que tiene mucha influencia en la política exterior del país”, comenta Erick Langer, profesor de Historia de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Georgetown, en Washington

En su análisis, Langer, experto en Latinoamérica, cree que este movimiento se verá como que el BID “se vuelve un instrumento más del imperialismo americano”, una opinión que empieza a ganar adeptos dentro del propio banco.

Además, según Shifter, del Diálogo Interamericano, Claver-Carone tiene una visión “muy estrecha e ideológica” que los Gobiernos latinoamericanos en general no comparten, pese a estar “claramente en contra de las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua”.

“Es difícil recordar otro momento en el que la brecha entre las preocupaciones y prioridades de América Latina y la actual Administración en Washington haya sido tan grande”, asegura.

Pero pese a la polémica generada dentro del propio BID y en los círculos de Washington, Claver-Carone ha defendido su candidatura y ha asegurado que cuenta con los apoyos necesarios para proclamarse presidente de la multilateral.

"Estados Unidos también es parte de esta región", respondió Claver-Carone, de 44 años, a la pregunta sobre su ruptura de la tradición del liderazgo latinoamericano en el BID.

El abogado de origen cubano dejó claro que llevará consigo al BID los mismos principios que ha defendido en la Casa Blanca, al asegurar que su línea dura en cuanto a Cuba y Venezuela “no es cuestión de ideología, es cuestión de principios democráticos”.

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