Las dudas que dejó el discurso de Trump

El presidente de Estados Unidos dejó en el aire grandes preocupaciones: habló de la destrucción total de Corea del Norte, de retirarse del acuerdo nuclear con Irán y de Venezuela.

redacción internacional
20 de septiembre de 2017 - 05:01 a. m.
El presidente estadounidense Donald J. Trump pronuncia el discurso ante la Asamblea General de la ONU.  / EFE
El presidente estadounidense Donald J. Trump pronuncia el discurso ante la Asamblea General de la ONU. / EFE

Con Donald Trump, las palabras llegan como huracanes: sacuden, arrasan y destruyen. Su desprecio por la diplomacia ha sido una constante durante su gobierno y ayer lo confirmó en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York: “Mi política exterior está guiada por resultados, no por ideología, y consiste en un realismo basado en objetivos, intereses y valores compartidos”, aseguró.

Su primer discurso ante el pleno de la Asamblea fue un testimonio de eso. El presidente estadounidense no sólo defendió el lema que lo llevó a la Casa Blanca, “Estados Unidos primero”, sino que planteó su visión de cómo el mundo puede enfrentar desafíos comunes.

Su discurso prescindió de la diplomacia, prometiendo entre otras cosas que su país “no tendrá más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte”.

También dijo que los países de la ONU no pueden ser “espectadores de la historia” y “complacientes” ante el problema del terrorismo y de “un pequeño grupo de regímenes rebeldes, como Corea del Norte, Irán y Venezuela”.

Los comentarios de Trump recordaron los del primer ministro soviético Nikita Khrushchev en 1960, cuando dijo que iba a “enterrar” a Occidente. Estos son los tres interrogantes más preocupantes que surgen de una intervención que ya quedó en la historia de la ONU.

¿Acaba el acuerdo nuclear con Irán?

Con respecto a Teherán, Trump declaró que el acuerdo nuclear firmado por EE. UU. y otras potencias con Irán en 2015 es “una vergüenza” y planteó que su gobierno podría retirarse. Algo que podría hacer, según le explicó a este diario Ahmad Majidyar, experto de Irán en el Middle East Institute: “Desde un punto de vista legal, la administración Trump puede alejarse unilateralmente del acuerdo nuclear con Irán, pero el hecho de que otros signatarios (China, Rusia, Francia, Alemania y el Reino Unido) no apoyen la derogación del acuerdo, pone a Washington en una situación de aislamiento de esa región”.

El discurso de Trump fue muy duro con Irán: llamó a la República Islámica “un régimen deshonroso y corrupto” y lo criticó por promover el terrorismo y la inestabilidad en Oriente Medio. “Sus comentarios sin duda atraerán una fuerte reprimenda de los líderes iraníes. Pero el presidente Rohaní, durante su discurso en la Asamblea General, tratará de presentar una imagen diferente de Irán y argumentará que el acuerdo asegura la estabilidad regional e internacional. Rohaní también se reunirá con los signatarios del acuerdo, que presionarán a Washington para que se apegue al pacto”, señaló Majidyar.

Los inspectores nucleares declararon recientemente que no encontraron pruebas de que Irán esté violando el acuerdo. El gobierno de Trump no les cree y por eso ya insinuó que podría “no certificar” el cumplimiento de Irán el próximo mes y dejar en manos del Congreso la decisión de permanecer o no en el “vergonzoso trato”.

¿Destruirá a Corea del Norte?

Al referirse a la península más misteriosa del mundo, Trump dejó ver el estilo al que tiene acostumbrado al mundo. “Pareciera desconocer la política internacional de la región asiática”, asegura el profesor Xavier Boltaina Bosh, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona y quien escribe para el periódico de la Universidad Nacional en Bogotá.

El presidente de los estadounidenses aseguró que Kim Jong-un, actual líder del gobierno norcoreano, es un “hombre cohete” y que, ante la amenaza nuclear de ese país, Trump “está preparado para la destrucción total de Corea del Norte”. No obstante, Estados Unidos no saldría muy bien parado de una intervención militar en la península coreana. Por eso países como China y Rusia agotan la vía diplomática para resolver las tensiones, que se han incrementado en los últimos días con los lanzamientos de misiles por parte de Pyongyang. Si EE.UU. decidiera “destruir a Corea del Norte” no le quedaría ninguna excusa para mantener tropas en la zona. Por eso, Boltaina cree que 26 años después de la Guerra Fría, “el statu quo sigue beneficiando a todas las partes”.

Curiosamente, las armas nucleares han sido el seguro que sostiene esta tranquilidad. Alejandro Cao de Benós, un español que se ha relacionado con el gobierno de Corea del Norte y quien es el único occidental que ha comprobado tener contacto con la dinastía Kim, dijo en una entrevista con El Espectador que el cultivo de armas nucleares es necesario como estrategia de defensa. “Si quiere ver lo que pasa cuando Estados Unidos interviene, vaya a Libia o Afganistán. Sabemos que teniendo armas nucleares y misiles intercontinentales que puedan golpear sobre territorio norteamericano, los Estados Unidos no se van a atrever a atacar a Corea”, afirmó.

Difícilmente, entonces, con tan pocos amigos de la intervención, y con el riesgo de la destrucción nuclear, Trump, por más provocado que esté por Kim, podrá destruir a Corea.

¿Qué viene para Venezuela?

La dura ofensiva de Trump también fue contra Venezuela, país al que catalogó como una “dictadura socialista inaceptable”. Dijo que “Estados Unidos está preparado para tomar nuevas acciones si Venezuela, bajo el socialismo desde hace 18 años, persiste en imponer su gobierno autoritario”. Unas palabras que se suman al arsenal de sanciones económicas que se han impuesto contra el país.

Las primeras restricciones económicas llegaron tras la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, cuando Maduro y sus funcionarios vieron al Departamento del Tesoro congelar sus bienes y prohibir todo tipo de negocio entre ellos y EE. UU. La receta se volvió a aplicar el pasado 25 de agosto, en esa ocasión contra compañías estatales, entre las que estaba PDVSA, la petrolera que mantenía a flote lo que queda de la alguna vez poderosa economía venezolana.

Para Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, las sanciones no han funcionado: “Más sanciones probablemente agravarán la ya grave crisis humanitaria y encontrarán resistencia entre los aliados de EE. UU. en Latinoamérica”.

Lo mismo pasa con las amenazas de intervención militar. “Es difícil tomárselas en serio”, afirma Shifter, “desafortunadamente los comentarios descuidados y la actitud arrogante de Trump tienen repercusiones negativas. Lo que dice es un regalo para Maduro y sus aliados regionales, mientras pone a Venezuela en una situación muy difícil”, añade Shifter, y recuerda que la intervención de EE. UU. en los asuntos internos es la principal excusa de Maduro para enardecer su base política.

Con esto, las posibilidades reales de Trump ante Venezuela se mueven entre el fracaso y la impotencia. La sutileza diplomática no es una de las herramientas del presidente estadounidense y, por eso, la posibilidad de que EE. UU. lidere una coalición en la que los países de la región busquen en conjunto una solución a la crisis parece estar descartada.

Aunque la preocupación por el país crece. Los presidentes de Francia, Colombia y Brasil hablaron en sus discursos del tema. “Nos duele Venezuela”, dijo Juan Manuel Santos.

Por redacción internacional

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