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Las elecciones en Portugal y las consecuencias de votar en una crisis sanitaria

El oficialismo del presidente Marcelo Rebelo de Sousa se salvó por poco en Portugal, pero las elecciones en el peor momento de la pandemia deja duras consecuencias, como una histórica abstención y el crecimiento de la ultraderecha.

25 de enero de 2021 - 04:02 p. m.
El presidente de Portugal Marcelo Rebelo de Sousa le habla a la prensa luego de haber votado.
El presidente de Portugal Marcelo Rebelo de Sousa le habla a la prensa luego de haber votado.
Foto: AFP - MIGUEL RIOPA

Los portugueses reeligieron este domingo a su presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa en unos comicios marcados por el confinamiento y las peores cifras que deja la segunda ola de la pandemia de covid-19. El actual jefe del Estado, un exprofesor de Derecho de 72 años que se dio a conocer como tertuliano político en televisión, habría recabado entre el 55,5 y el 62% de los votos, según la horquilla que se desprendía de las tres proyecciones divulgadas por medios locales. Esto significa que no tendrá que irse a segunda vuelta, uno de sus miedos más grandes antes de empezar la jornada. Ahora bien, la jornada deja lecciones para el resto de países que tienen pensado llevar a cabo unas elecciones en medio de la pandemia.

Los vaticinios sobre una abstención histórica se cumplieron y la cifra superó el 60 % por la explosión de casos de coronavirus en el país, de 10 millones de habitantes, sometido a un confinamiento general desde hace diez días. De hecho el país cerró una semana de récords diarios de muertes con un nuevo pico máximo de 275 fallecidos, en una jornada en la que el número de hospitalizados superó los 6.000, una cifra sin precedentes que tiene a la sanidad en estado crítico.

Ahora se tendrá que esperar un poco para ver las repercusiones de llevar a cabo unas elecciones presidenciales en plena ola de pandemia. Lo cierto es que hoy Portugal ocupa el primer lugar mundial en número de contagiados con relación a la población, superado solo por el enclave británico de Gibraltar, según datos oficiales recabados por la AFP. En los últimos días se han hecho constantes las imágenes de filas de ambulancias a la puerta de los centros médicos y se han tenido que abrir hospitales de campaña en varias ciudades del país, incluida Lisboa.

Ver más: Portugal reelige a Rebelo de Sousa, la estabilidad ante la tormenta de la pandemia

Los expertos lusos consideran que la variante británica es en gran medida responsable del descontrol de la tercera ola en Portugal, con una prevalencia actual del 20 % y que podría crecer hasta el 60 %, lo que ha llevado al Gobierno a recular y cerrar todos los centros escolares. Tras los comercios y los restaurantes, el gobierno cerró los colegios durante quince días, mientras el domingo se registró un nuevo récord de casos y de fallecidos. Desde el inicio de la pandemia el número de muertes roza ya las 10.500.

Los votantes tuvieron que hacer fila frente a los colegios electorales, guardando las distancias y entrando uno por uno. “Aunque es importante venir a votar pese a estar confinados, no tiene ningún sentido salir de casa y juntarse con miles de personas”, declaró Luis Araujo a AFPTV, delante de un colegio electoral de Lisboa.

Ahora, esa crisis es posiblemente una de las fortalezas que llevaron a Marcelo Rebelo de Sousa a ser reelegido, pues ha sabido maniobrar los meses pasados para controlar las cifras. De hecho, durante sus primeras declaraciones luego de ganar aseguró: “La confianza ahora renovada es todo menos un cheque en blanco. Me siento profundamente honrado y agradecido por esta confianza. Los portugueses no quieren una pandemia, una crisis sin fin a la vista, un empobrecimiento agravado, un sistema político lento, radicalización y extremismo”.

Aunque se intentó por todos los medios de que la gente saliera a votar fue inevitable y el fantasma de la abstención de las elecciones de 2016 no solo reapareció sino que lo hizo más grande. Y lo hizo con un agravante para el oficialismo: el fortalecimiento de la ultraderecha portuguesa.

El movimiento está liderado por André Ventura. Este provocador hábil y ambicioso ni siquiera logró quedar en segunda posición, como aspiraba, siendo superado por la exdiputada socialista Ana Gomes y el conservador moderado Marelo Rebelo de Sousa, que consiguió ser reelegido por un amplio margen.

Pero a sus 38 años, André Ventura, que suele lucir una barba de tres días y trajes de buen corte, continúa avanzando a grandes pasos en el paisaje político portugués. Jurista de formación, se lanzó a la carrera presidencial justo un año después de haber entrado en el Parlamento como único diputado del partido antisistema “Chega” (“Basta”).

Creado por él mismo, “Chega” obtuvo en las legislativas de 2019 el 1,3% de los votos. Este domingo, en cambio, reunió 11,9% y casi medio millón de votos. “Es una noche histórica para Portugal, que ve a la derecha reconfigurarse totalmente”. Descrito por algunos como “el Trump portugués”, este católico ferviente se ha hecho un hueco en el debate público generando protestas y surfeando la polémica.

Confinamiento de los romanís

Por ejemplo, defendió un plan de confinamiento sanitario especial para las comunidades gitanas, y propuso que una diputada nacida en Guinea-Bissau, que quería que se restituyeran obras de arte a las antiguas colonias portuguesas, fuera “devuelta a su país de origen”.

Ventura reiteró durante la campaña que quería defender “a los portugueses bien intencionados” contra los que se “aprovechan” del “sistema”, que quiere transformar desde dentro. Aliado de la francesa Marine Le Pen y del italiano Matteo Salvini, pero no de los españoles de Vox, Ventura no reclama que Portugal abandone la Unión Europea.

Y, aunque no se presenta como un nostálgico de la dictadura fascista que terminó en 1974, es el primero en dar eco a las ideas que, hasta la fecha, solo defendían los grupúsculos de la extrema derecha. “El terreno era fértil, pues las actitudes populistas contra el sistema, las élites y los políticos, están muy extendidas”, explicó a la AFP la politóloga Marina Costa Lobo antes de las elecciones de este domingo.

“Y, durante la campaña electoral, André Ventura no buscó atraer a todo el electorado populista. Claramente, se posicionó en la extrema derecha”, subrayó Costa Lobo, investigadora de la Universidad de Lisboa.

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