Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. / EFE
Once meses han pasado desde que Andrés Manuel López Obrador asumiera con bombos y platillos la presidencia de México. Una de sus primeras promesas fue la de romper con la estrategia de confrontación directa contra el crímen de sus antecesores, que habían llevado al país a un desangramiento sin precedentes en los últimos años. López Obrador prometió otro enfoque, que para pesar de él tampoco parece estar funcionando.
Por redacción internacional
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