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Las preguntas urgentes de la comisión que investigará el asalto al Capitolio en EE. UU.

Las comisiones han dado forma a los cambios en medidas de seguridad en Estados Unidos. Así como la comisión del 9/11 reconfiguró la seguridad nacional y reveló las fallas de la CIA, el informe de una comisión sobre el asalto al Capitolio cambiará las medidas para proteger a los funcionarios de la intimidación.

16 de febrero de 2021 - 06:59 p. m.
Un seguidor de Donald Trump se recuesta en la silla de la oficina de la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, tras el asalto al capitolio.
Un seguidor de Donald Trump se recuesta en la silla de la oficina de la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, tras el asalto al capitolio.
Foto: EFE - Agencia EFE

Hace unas semanas señalamos en este artículo que uno de los mejores caminos tras el asalto al Capitolio en Washington era la creación de una comisión especial para investigar qué fue lo que ocurrió en aquella jornada. Un grupo independiente que, al igual que ocurrió tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, reuniera documentos https://www.theglobeandmail.com/y testimonios para encontrar las fallas en la seguridad que condujeron a la crisis. Porque si bien es necesaria la rendición de cuentas sobre este caso, también se hace urgente instalar las medidas para que algo así no ocurra de nuevo en el futuro más inmediato. Ahora estamos un paso más cerca de que esta idea se materialice.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, presentó el lunes un plan para crear una comisión similar a la que investigó el 9/11 para examinar los disturbios en el Capitolio. La noticia es positiva, pues llega solo dos días después de la absolución de Donald Trump en el segundo juicio político en su contra. Esto demuestra que, para las autoridades del Legislativo, el asalto al Capitolio no será olvidado tan fácilmente a pesar de la impunidad en la que han quedado los responsables hasta ahora. Sin embargo, la comisión se enfrenta a muchos retos.

Lo primero que se debe entender es que esta comisión no reemplazará a ningún tribunal. No se busca enjuiciar a los responsables del ataque. Lo que se espera es reconstruir el relato de lo que ocurrió usando la mayor cantidad de voces posible con miras a reconocer las fallas y presentar soluciones para que algo así no se repita. Que se comuniquen bien estos objetivos es el primer paso para que la comisión tenga un respaldo del público sin importar a qué partido se pertenece.

Tom Kean, exgobernador republicano de Nueva Jersey, y Lee Hamilton, un excongresista demócrata de Indiana, han ofrecido otras claves para que esta comisión tenga éxito. Ambos hicieron parte del equipo que investigó el 9/11 y que escribió el documento más respetado sobre aquel episodio. Ellos reconocen que hay dificultades como el tiempo y los recursos que siempre son escasos, pero principalmente hay una barrera llamada partidismo que hay que superar.

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El segundo político a Trump mostró lo comprometidos que están los republicanos con exculpar al exmandatario y a su círculo de toda responsabilidad en lo ocurrido. Pese a que los fiscales del caso insistieron en que el equipo legal del expresidente respondiera preguntas sobre la jornada, los abogados de Trump guardaron silencio y los republicanos permitieron que se marcharan sin contestar. Además, se ignoraron las pruebas presentadas por los gerentes del caso. Todo esto es un problema para la comisión porque, inevitablemente, la investigación deberá incluir el rol de Trump y los republicanos en la insurrección. No se puede permitir que los republicanos intenten torpedear más el flujo de la investigación para encontrar la verdad dejando escapar los detalles importantes sobre la cronología de aquella jornada.

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La comisión deberá estar conformada -si tiene como guía la comisión del 9/11- por miembros del Congreso que serán nombrados por el Legislativo, y será liderada por un presidente que elegirá el demócrata Joe Biden. Estos deben trabajar de manera independiente y sin partidismo, y tendrán que realizar investigaciones imparciales, reunir a expertos y producir un informe de interés nacional que servirá de guía para, ahora sí, reconocer a los responsables de la tragedia. La comisión también ayudará a esclarecer qué buscaba la turba furiosa de seguidores de Trump aquella tarde. Estos han sido acusados de conspiradores, insurrectos y terroristas. La definición que adopte el documento final de la comisión guiará entonces las necesidades de seguridad que deberá adoptar el Congreso para proteger el Capitolio en el futuro.

Esto ya se ha visto antes. Las comisiones han dado forma a los cambios en medidas de seguridad en Estados Unidos. Así como la comisión del 9/11 reconfiguró la seguridad nacional y reveló las fallas de la CIA, el informe de una comisión sobre el asalto al Capitolio cambiará las medidas para proteger a los funcionarios de la intimidación.

Pero más interesante resulta la búsqueda de la verdad. Daniel Byman y Benjami Wittes de Lawfare han ofrecido una lista de preguntas sobre lo que debería considerar la comisión a la hora de desarrollar su informe.

  • ¿Quiénes fueron los atacantes? Esto es importante para mostrar la coordinación entre los insurrectos y a qué grupos pertenecían. También permitirá reconocer qué estaban buscando.
  • ¿Qué falló en el sistema de alerta? Las diferentes agencias de seguridad involucradas en la respuesta al asalto tienen que responder por su retraso, pero también por su falta de preparación para impedir que los asaltantes irrumpieran en el recinto. Es su deber informar al Congreso sobre amenazas y adoptar planes para reforzar la seguridad. Estas tareas parecen haber sido menospreciadas por los altos funcionarios del gobierno. Hubo muchos errores internos. Los informes sobre amenazas que circulaban en internet no fueron tomados lo suficientemente en serio por el Departamento de Seguridad Nacional.
  • Agregaríamos una pregunta: ¿hubo un intento de la Casa Blanca por ralentizar la respuesta a la toma del Capitolio? Si fue así, demuestra los intereses políticos de Trump por presionar al Legislativo para que lo reconocieran a él como ganador de las elecciones. Si no fue así, y si simplemente la respuesta se dio tarde porque Trump no sabía lo que estaba ocurriendo, esto muestra una terrible negligencia del gobierno.
  • ¿Qué papel jugaron las compañías de redes sociales? Byman y Wittes dan con un punto clave y engorroso, pues estas compañías fueron la plataforma mediante la cual se organizaron los disturbios. El volumen de datos que se recolectó fue impresionante y ha permitido a las autoridades dar con algunos de los personajes que irrumpieron a la fuerza en el recinto, pero también abre el debate sobre el estado de vigilancia a la ciudadanía.
  • ¿Quién más permitió y alentó la violencia? Trump ha sido el único funcionario enjuiciado por los eventos en el Capitolio, pero otros congresistas también habrían incitado a la insurrección. Sus casos se deben analizar uno por uno. Además, también está la cuestión sobre los recursos que financiaron la marcha. ¿Cómo es posible que llegaran ciudadanos de todo el país a Washington? Grupos cristianos y de ultraderecha habrían financiado viajes y viáticos de los seguidores de Trump.
  • ¿Por qué se le permitió a los insurrectos marcharse? Si esta hubiera sido un ataque perpetrado por no blancos, ¿la policía habría permitido que la masa se dispersara? Hay que estudiar el contraste entre la respuesta de las autoridades acá y en las protestas contra el asesinato de George Floyd, por ejemplo.
  • ¿Qué papel jugaron los gobiernos extranjeros? La manipulación de las redes sociales y las operaciones que provienen de países como Rusia pudieron avivar las intenciones de los seguidores de Trump.

También hay que contestar las preguntas que el equipo legal de Trump se negó a responder, como:

  • ¿Por qué el presidente Trump no les dijo a sus seguidores que detuvieran el ataque al Capitolio tan pronto como se enteró?
  • ¿Por qué el presidente Trump no hizo nada para detener el ataque durante al menos dos horas después de que comenzó el ataque?
  • ¿Por qué no hizo nada para enviar ayuda a los abrumados y asediados agentes del orden durante al menos dos horas el 6 de enero después de que comenzara el ataque?
  • ¿Por qué el presidente Trump no condenó en ningún momento ese día la violenta insurrección y los insurrectos?

Sobre esta última pregunta, hay que recordar que el primer pronunciamiento de Trump tras el asalto fue decirle a los insurreccionistas que “los quería mucho”, pero era momento de volver a casa. Y las respuestas podrían aproximarnos a las conclusiones sobre cuál fue el papel definitivo de Trump el día de la insurrección.

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