Sin mencionar nunca a Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos George W. Bush hizo durante un discurso en Nueva York una dura crítica de muchos de los comportamientos y principios que defiende el actual presidente.
"La intolerancia parece incentivarse. Nuestros debates políticos parecen más vulnerables a las teorías conspirativas y a las manipulaciones", declaró el expresidente republicano en Nueva York, durante una conferencia organizada por el instituto que lleva su nombre.
"Hemos visto desnaturalizar el nacionalismo en nativismo, y hemos olvidado el dinamismo que la innovación siempre aportó a Estados Unidos", agregó. "Perdemos la confianza en la economía de mercado y el comercio internacional, olvidando que los conflictos, la inestabilidad y la pobreza son las consecuencias del proteccionismo".
"Observamos el retorno de ideas aislacionistas, olvidando que la seguridad de Estados Unidos está amenazada por el caos y la desesperanza que golpean a lugares distantes, donde emergen el terrorismo y las epidemias, la bandas y el tráfico de drogas".
Aunque reconoció que algunos estadounidenses eran víctimas de la globalización, estimó que "no es posible" ponerle fin, de la misma forma que "no pudimos impedir la revolución agrícola ni la revolución industrial".
Además, subrayó que el supremacismo blanco, en cualquiera de sus formas, es "una blasfemia contra el credo estadounidense".
"Nuestra identidad como nación, a diferencia de muchas otras, no está determinada por la geografía o la etnia, por la tierra o la sangre", insistió.
Bush advirtió además de la necesidad de que EE.UU. se proteja frente a Rusia y su estrategia para tratar de "explotar las divisiones" dentro del país.