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Líbano, las protestas de las que nadie habla

Mientras la ola de protestas antirraciales captan la atención mundial, la situación en el Líbano pasa desapercibida: millones de ciudadanos de ese país se tomaron las calles desde hace varios días por la grave crisis económica. ¿Qué está pasando?

15 de junio de 2020 - 04:00 p. m.
El malestar ciudadano parece imparable en el Líbano, en donde las calles siguen agitadas por la grave situación económica.
El malestar ciudadano parece imparable en el Líbano, en donde las calles siguen agitadas por la grave situación económica.
Foto: Agencia AFP

El descontento en el Líbano lleva años gestándose por cuenta de la corrupción y la mala situación económica de la mayoría de ciudadanos. De hecho, en octubre del año pasado, un impuesto a las llamadas hechas por WhatsApp y otras aplicaciones desató una ola de manifestaciones sin precedentes en esa nación.

El entonces ministro primer ministro, Saad al-Hariri, dijo que la medida era parte de un paquete para enfrentar la grave crisis económica que atravesaba en ese momento el país. Después de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, el gobierno retiró la propuesta del polémico impuesto, pero las movilizaciones no cesaron.

La situación económica en Líbano empeoró en 2019, con la moneda local devaluándose frente al dólar estadounidense por primera vez en dos décadas. El Líbano vive los estragos de la guerra en Siria. Es el país con mayor número de refugiados: el 25% de su población. Arrastrado hacia la crisis financiera tras más de ocho años de conflicto sirio, el Líbano es uno de los países más endeudados del mundo: algo más del 150% del Producto Interno Bruto. Además su economía está estancada, lo que eleva el costo de vida, aumenta el desempleo y la falta de oportunidades especialmente para los más jóvenes.

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Esas manifestaciones, que tuvieron un efecto positivo a nivel social y fue que terminaron con las tradicionales divisiones sectarias, pero provocaron la caída del entonces primer ministro Al-Hariri, quien fue reemplazado por Hasan Diab, quien no ha logrado contener la rabia de las calles.

Después de que el pasado 7 de marzo, Líbano declarara por primera vez en su historia que entraba en suspensión de pagos de la deuda exterior al no poder satisfacer un vencimiento en eurobonos de 1.200 millones de dólares, las calles volvieron a encenderse.

Crisis que crece

El Líbano vivió este sábado un día de protestas violentas, pese a las medidas monetarias anunciadas la víspera por el Gobierno y al discurso apaciguado por parte del primer ministro, Hasan Diab.

Después de que el tipo de cambio en el mercado negro subiera por encima de las 5.000 libras libanesas por un dólar el pasado jueves, lo que ya motivó protestas las dos últimas noches, la capital y otros puntos del país han registrado manifestaciones constantes, en algunos casos con enfrentamientos y violencia.

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Algunos participantes de las manifestaciones portaron banderas del país mediterráneo y pancartas en las que se podían leer lemas antigubernamentales como: “Todo el pueblo tiene hambre, ustedes están ciegos y nada es suficiente para llenarles la barriga”, por la inflación.

"En nuestro país hay clientelismo, pobreza, una gran tasa de analfabetismo y desempleo, tenemos que recordar que esta gente es capaz de conseguir armas o éxtasis o cualquier otro tipo de droga mucho más fácilmente que conseguir dinero, comida o un diploma", denunció en declaraciones a Efe el manifestante Mohammad Draihi.

El hombre, que participa en las manifestaciones en la ciudad norteña de Trípoli, uno de los lugares más golpeados por las protestas, explicó este sábado que las medidas gubernamentales para atajar la depreciación de la libra "ni siquiera deberían ser llamadas decisiones".

Frustración general

En la capitalina Plaza de los Mártires, entre un fuerte dispositivo de seguridad, los manifestantes ondearon banderas del Líbano y portaron pancartas en las que se podían leer lemas antigubernamentales y anticorrupción como “Un gobierno fallido, parlamentarios y ministros fracasados y fallidos: que se vayan, que se vayan, que se vayan".

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Una de las participantes en esta protesta en el centro de Beirut, Zainab, de 23 años, explicó a Efe que sus demandas pasan por vivir con dignidad y la devolución del dinero "robado", pues la corrupción fue uno de los ejes de las protestas iniciadas en octubre y que, antes de perder fuelle con el coronavirus, provocaron la caída del Gobierno de Saad Hariri.

"Somos un pueblo sin trabajo, no hay ninguna razón para que nos quedemos en casa, estamos sufriendo de hambre, el precio de todo es el triple, el dólar está subiendo, no hay ni Gobierno ni Estado (...) Todos están durmiendo y no sienten nada", denunció la joven.

Zainab considera que los libaneses carecen de "derechos" en su propio país y cree que el sucesor de Hariri ha tenido tiempo suficiente para cumplir sus promesas y no lo ha hecho.

“Vuestro derechos están garantizados por los bancos y por el Banco Central y el Estado es el garantizador, por eso tenemos que proteger al Estado para que sea el garantizador de todos sus hijos, sus pertenencias, su dinero y su futuro”, sentenció Hasan Diab en un discurso televisado.

El primer ministro aseveró que no permitirán “que se pierda el dinero del pueblo” y culpó a los anteriores gobiernos de empobrecer a la nación árabe y a los ciudadanos, además de acusarles de “controlar” el dinero de la gente. “El país no está en bancarrota sino que atraviesa dificultades económicas", agregó; y defendió que el Líbano es rico en “capacidades y recursos”.

Pero sus palabras lejos de tranquilizar fueron como leña al fuego... los libaneses no piensan dejar las calles, por ahora. “Dejamos de creer en ellos hace mucho tiempo”, concluyeron los manifestantes.

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