Lo que Trump puede hacer con las mayorías en el Senado

Más allá de buscar mantener la Presidencia en las elecciones de 2020, los republicanos tienen un objetivo aún mayor en el Senado: reformar el poder judicial durante una generación, una jugada que tendrá implicaciones en todo. Todo.

redacción internacional
09 de noviembre de 2018 - 03:00 a. m.
La jueza Ruth Bader Ginsburg, de 85 años, es una voz progresista en el Tribunal Supremo de Estados Unidos. / AFP
La jueza Ruth Bader Ginsburg, de 85 años, es una voz progresista en el Tribunal Supremo de Estados Unidos. / AFP
Foto: AP - Jacquelyn Martin

¿Desafió la historia el Partido Republicano al ampliar su mayoría en el Senado, como dijo Donald Trump? Al parecer sí. Aunque los resultados de las elecciones del martes 6 de noviembre fueron, en parte, favorables a los demócratas, que recuperaron la Cámara de Representantes, con los 51 senadores del Partido Republicano, los planes de Trump van más allá de mantener la Presidencia en las elecciones de 2020.

“Creo que conseguimos algo muy cercano a una victoria completa. Cuando lo miras desde el punto de vista de las negociaciones, realmente creo que tenemos una oportunidad muy buena de llevarnos bien con los demócratas”, afirmó Trump.

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¿A qué se refiere? A diferencia del Senado, donde oponentes determinados pueden usar barreras de procedimiento para descarrilar los planes de la mayoría, la Cámara baja opera sobre la base de pura fuerza política. Una mayoría unida siempre gana. Como los demócratas controlan el calendario, los esfuerzos republicanos para anular la ley de salud de Obama o volver a recortar impuestos masivamente no irán a ninguna parte.

Los demócratas, sin embargo, deben resolver sus divisiones internas: sus decisiones dependerán de las demandas de la base izquierdista y de cómo guían el debate sus aspirantes a la Presidencia en 2020.

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A pesar de haber perdido el control de la Cámara de Representantes, el Partido Republicano mantiene un botín aún mayor: expandir su mayoría en el Senado los deja listos para reformar el poder judicial federal por una generación, con todo lo que esto implica: el control de temas de debate nacional como la anticoncepción, los derechos LGBTI y el cambio climático, entre otros. El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ya dijo que su “principal prioridad” al frente del Senado es “continuar confirmando el mayor número de jueces posible”, algo que desde que llegara Trump al poder ha ocurrido de forma inusitada al poner a dos magistrados conservadores —Brett Kavanaugh y Neil Gorsuch— en el Tribunal Supremo y confirmar a otros 82 jueces para cortes federales. “El poder de elegir a los jueces no es simplemente un premio que el Partido Republicano ha ganado al retener el control del Senado. También es un poder que puede ayudarles a retener el Senado, y por lo tanto el control de los nombramientos judiciales, en un futuro más lejano”, explica Richard Primus en el portal Politico.

Una mala noticia

Ante ese panorama, la noticia ayer del accidente de la jueza del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg, de 85 años, les aguó la fiesta a los demócratas. Ginsburg tuvo que ser hospitalizada tras sufrir una caída y romperse tres costillas. “La jueza Ruth Bader Ginsburg se cayó en su oficina de la Corte ayer por la tarde. Se fue a casa, pero después de experimentar molestias por la noche fue al hospital de la Universidad George Washington esta mañana temprano”, informó el Tribunal Supremo en un comunicado.

La magistrada es una de las voces progresistas de mayor peso en la Corte Suprema, tribunal compuesto por nueve jueces con puestos vitalicios, actualmente cinco conservadores y cuatro progresistas.

Debido a su avanzada edad, el estado de salud de Bader Ginsburg preocupa a los demócratas, que temen que, en caso de que la jueza se retire, Trump proponga a otro juez conservador para ocupar su vacante, lo que provocaría un grave desequilibrio que afectaría por años al país.

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“La gran cantidad de personas designadas por Donald Trump en los tribunales puede dificultar a los futuros presidentes demócratas revertir la tendencia”, explica Primus. Y es que no todos los presidentes llegan al poder con las mismas oportunidades para hacer estos cambios. “Al final de la presidencia de Obama, muchos jueces estaban vacantes, en gran parte porque el Senado republicano se había negado a confirmar a los candidatos. Por lo tanto, Trump podría llenar un gran número de posiciones. Si un demócrata derrota a Trump en 2020, es una buena apuesta que el Senado actual se asegure de cubrir todas las vacantes judiciales disponibles antes de que la nueva administración asuma el control, lo que otorgará al próximo presidente una cuesta mucho más alta en cualquier intento de poner al poder judicial de vuelta al centro político”, concluye el periodista.

Por redacción internacional

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