Los destinos cruzados de Evo Morales y Carlos Mesa

Lo que está ocurriendo en Bolivia ya había sucedido en 2005 con los mismos protagonistas. La diferencia hace 14 años era que Carlos Mesa, principal promotor de la protesta social de los últimos días, era quien estaba en el gobierno y fue obligado a renunciar por Evo Morales. Entonces hubo vacío de poder, pero no caos social. Perspectivas del futuro incierto del altiplano.

El Espectador
11 de noviembre de 2019 - 11:56 p. m.
Los destinos cruzados de Evo Morales y Carlos Mesa

“Renuncio a mi cargo de presidente para que Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho no sigan persiguiendo a dirigentes sociales, no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados y para que dejen de maltratar a los más humildes”, dijo Evo Morales desde Cochabamba el domingo. La frase trajo a la mente de los bolivianos un recuerdo convulso. Lo que vive el país del altiplano ya había sucedido, solo que esta vez los papeles se cambiaron.

En 2003 el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada renunció ante la escalada de movilizaciones populares y una masacre que dejó más de setenta muertos y cientos de heridos. Entre 2001 y 2005, Bolivia tuvo cinco presidentes, y uno de ellos fue Carlos Mesa, quien asumió la Presidencia tras la salida de Sánchez de Lozada. No obstante, un año y cinco meses después, Mesa comenzó a enfrentar una grave crisis de movilizaciones populares por cuenta de un referendo para nacionalizar los hidrocarburos.

Durante varios días el gobierno de Mesa vivió violentas manifestaciones, así como bloqueos de caminos que amenazaban con dejar sin alimentos ni combustibles a La Paz. Ante la gravísima situación el presidente boliviano tuvo que renunciar, no sin antes responsabilizar al culpable de su renuncia: Evo Morales, entonces líder cocalero del Chapare. El líder indígena encabezaba el Movimiento al Socialismo (MAS), el segundo con más representación en el Congreso, quien convocó a millones de bolivianos a paros y bloqueos, lo que sumió al país en un clima de incertidumbre que Mesa no pudo manejar.

En su discurso de renuncia, el 6 de marzo de 2005, Mesa dijo: “Responsabilizo a Evo Morales del clima de incertidumbre que hace inviable la posibilidad de seguir gobernando”. Aquella vez se vivió también el vacío de poder que hoy enfrenta Bolivia, pues al no tener vicepresidente el cargo debía ser asumido por los líderes del Parlamento, quienes también renunciaron, por lo que el Congreso eligió a Eduardo Rodríguez, presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para asumir el Ejecutivo y convocar elecciones en diciembre de ese año.

Esas elecciones dieron como ganador a Evo Morales, quien permaneció en el poder trece años consecutivos. Dimitió el domingo, presionado por militares y policías, la oposición encabezada por Carlos Mesa y la calle, que durante tres semanas reclamó por el resultado electoral del pasado 20 de octubre, cuando Morales y Mesa se enfrentaron por la Presidencia. Una serie de irregularidades en el conteo de los votos desataron dudas sobre el proceso, del que Morales se declaró ganador y al que Carlos Mesa calificó como tramposo y mentiroso.

La oposición apostó desde el 21 de octubre a la movilización callejera para forzar la salida del presidente indígena, copiando la fórmula que hizo exitoso a Morales: huelgas y paros por todo el país. Si bien el mandatario trató de calmar los ánimos este domingo haciendo un llamado a celebrar nuevos comicios, tras el informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), que detectó graves irregularidades durante las elecciones, la presión de la Policía y los militares lo empujó a un precipicio del cual no tuvo retorno.

De acuerdo con analistas bolivianos, si bien esto aceleró la crisis política que vive el altiplano, el trasfondo era mayor: las reelecciones de Evo Morales. La Constitución boliviana contempla tres mandatos presidenciales continuos, pero Morales ya iba por el cuarto, que lo mantendría en el poder hasta 2025. El 21 de febrero de 2016, más de la mitad del país rechazó una nueva postulación de Morales, pero un fallo del Tribunal Supremo Electoral habilitó su candidatura una vez más. Estas últimas elecciones siempre se vieron como las más difíciles para el líder indígena, aunque pocos esperaban este desenlace.

Bolivia sin presidente

Pero la renuncia de Morales no calmó los ánimos de los agitadores: la noche del domingo La Paz y El Alto se sumieron en el caos: incendios, ataques a medios, periodistas, políticos y enfrentamientos cerraron la jornada, con un agravante: los policías que se amotinaron el viernes contra Evo Morales no patrullaron las calles y los altos mandos no dan explicación al respecto. El lunes en la mañana el Ejército tuvo que patrullar las calles tratando de calmar los ánimos.

El ambiente de caos y descontrol ha sido denunciado por Evo Morales en sus redes sociales, quien dijo que tenía conocimiento de una orden de captura en su contra. “Denuncio ante el mundo y el pueblo boliviano que un oficial de la Policía anunció públicamente que tiene instrucción de ejecutar una orden de aprehensión ilegal en contra de mi persona; asimismo, grupos violentos asaltaron mi domicilio. Los golpistas destruyen el Estado de derecho”, escribió el exmandatario. Esta información ha sido desmentida por Vladimir Yuri Calderón, comandante nacional de la Policía, quien ha dicho que la orden de captura no existe y que se desconoce el paradero de Morales.

La situación es grave, el periódico La Razón, de Bolivia, aseguró que dos vocales del Tribunal Supremo fueron detenidos por la Policía, así como el fiscal departamental de La Paz. Y como si los hechos no tuvieran al país al borde del colapso, el líder cívico Luis Fernando Camacho, que convocó, junto a Mesa, las primeras movilizaciones pidió, tras la renuncia de Morales, mantener dos días más las movilizaciones y anunció un juicio de responsabilidad contra el líder indígena, su vicepresidente, ministros y legisladores del MAS.

Con un agravante: hasta este lunes Bolivia no tenía presidente: Álvaro García Linera, vicepresidente de Evo Morales, también dejó el cargo. En la línea de sucesión seguía la presidenta del Senado, quien también renunció; el presidente de la Cámara hizo lo mismo. En menos de 24 horas dimitieron 17 autoridades bolivianas, además de ministros y congresistas, también dejó su cargo el procurador general del Estado.

El artículo 169 de la nueva Constitución boliviana establece la misma línea de sucesión en caso de la renuncia del presidente, vicepresidente, del presidente del Senado hasta el de la Cámara baja. “En este último caso, se convocarán nuevas elecciones en el plazo máximo de noventa días”, indica ese artículo.

“En caso de ausencia temporal, asumirá la Presidencia del Estado quien ejerza la Vicepresidencia, por un período que no podrá exceder los noventa días”, agrega. Expertos dicen que lo que se debe hacer ahora es “esperar primero la aceptación de la carta de renuncia del presidente” en la Asamblea Legislativa, que deberá analizarla en una sesión. Hasta el momento no se conoce una renuncia escrita de Morales ni de García Linera.

Ante la ausencia de los titulares del Senado y Cámara de diputados, el abogado constitucionalista Gonzalo Hidalgo le explicó a la agencia EFE que la Comisión Mixta de Constitución de ambas cámaras debe llamar a una reunión de emergencia y “conseguir cómo van a señalar ahora una estructura de dirección de la Asamblea Legislativa”, en ausencia incluso del vicepresidente.

En el Legislativo tiene la mayoría el partido de Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS).

El constitucionalista consideró importante que en las próximas horas pueda darse un acuerdo político porque, si bien ambas cámaras están sin presidentes, “sí hay una representación política soberana a través de los asambleístas, ellos tienen que tomar una decisión responsable, una decisión constitucional”.

“Va a ser muy importante la responsabilidad que asuman los políticos en la Asamblea Legislativa hasta llegar a un consenso y dar una salida constitucional”, agregó.

La legisladora opositora Jeanine Añez, segunda vicepresidenta de la Cámara de senadores, reivindicó su derecho a asumir la presidencia de Bolivia, tras existir un vacío de poder por las renuncias de Evo Morales y otras autoridades de la cadena de sucesión constitucional.

“Estoy en la segunda Vicepresidencia y en el orden constitucional me correspondería asumir este reto (de la presidencia) con el único objetivo de llamar a nuevas elecciones”, afirmó Añez, entrevistada por la televisora privada Unitel.

Este lunes desde Cochabamba, donde se encuentra, Morales instó a los opositores Carlos Mesa, su contrincante en las presidenciales, y al líder cívico Luis Fernando Camacho a “que asuman su responsabilidad de pacificar al país y garanticen la estabilidad política y convivencia pacífica de nuestro pueblo”, y los tildó en su cuenta de Twitter de “discriminadores y conspiradores”.

Por El Espectador

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