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Sus abogados dicen que Joaquín el Chapo Guzmán esperaba este veredicto. Que haber sido declarado culpable de los diez delitos que se le imputan en una corte de Nueva York no fue una sorpresa para el narcotraficante más escurridizo de todos y que hizo un emporio criminal con el tráfico de drogas.
Un jurado de Nueva York lo declaró culpable, tras un juicio descomunal en el cual el gobierno estadounidense presentó demoledoras pruebas.
Luego de tres meses de declaraciones, confesiones, audiciencias y 35 horas de deliberaciones a lo largo de seis días, el jurado halló que Joaquín "Chapo" Guzmán, de 61 años y considerado el mayor narcotraficante del planeta tras la muerte del colombiano Pablo Escobar, es culpable de los 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero de los que fue acusado.
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La ley estadounidense señala que por la gravedad de los cargos el exjefe del cartel de Sinaloa debe ser sentenciado a cadena perpetua obligatoria. El juez Brian Cogan fijó su sentencia para el 25 de junio, pero la defensa anunció que apelará el veredicto.
Cargo uno: empresa criminal
Por este el narcotraficante mexicano, líder del Cartel de Sinaloa, pasará el resto de sus días en prisión. La justicia de Estados Unidos aceptó 25 de las 27 acusaciones sobre este tema. El Chapo fue imputado con 17 cargos penales que se concentraron en 10 para agilizar el proceso. La Fiscalía tuvo que probar que distribuyó droga de manera concertada con al menos cinco personas y que actuó como gestor de la organización. También que sobornó, torturó y asesinó para proteger y hacer crecer el negocio.Testigos relataron cómo la droga del Chapo siempre llegaba a Estados Unidos por túneles, escondida en latas de jalapeños en trenes, en camiones de gasolina o en compartimentos secretos en automóviles, y era revendida aquí en hasta por US$35 mil el kilo.
Cargo dos y hasta el octavo: Conspiración para producir, importar y distribuir droga
La acusación argumenta que entre enero de 1989 y diciembre de 2014, Guzmán dirigió una empresa criminal responsable de importar y distribuir toneladas de narcóticos ilegales a Estados Unidos, así como de conspirar para asesinar personas que amenazaban esta operación. Por eso desde el segundo hasta el octavo cargo son por conspirar para producir, importar y distribuir droga desde fuera de Estados Unidos para después venderla en ciudades como Los Ángeles, Chicago o Nueva York.Varios testigos relataron cómo el capo compraba toneladas de cocaína en Colombia a US$3 mil el kilo, y las transportaba hasta México en submarinos semisumergibles, aviones, barcos pesqueros o contenedores comerciales, a veces con escalas en Ecuador, Guatemala, Belice, República Dominicana u Honduras.
Cargo nueve: Uso de armas de fuego
El Chapo Guzmán también fue encontrado culpable de usar armas de fuego para proteger su emporio criminal. En el juicio se exhibió la pistola enchapada en oro y con incrustaciones de diamantes que portaba el capo mexicano. Durante el juicio varios testigos hablaron del armamento que acumuló Guzmán durante años: rifles, lanzagranadas, bazukas, que portaban sus escoltas. Un hombre que fue su piloto contó en la corte, que el Chapo usaba camionestas 4x4 blindadas con cuatro escoltas armados con fusiles AK47 en cada vehículo. "Eran caravanas", señaló.
Cargo diez: Lavado de dinero
Este fue el último cargo: se le acusó de lavar poco más de 14 mil millones de dólares. “El Chapo”, se declaró inocente de la acusación de acumular una fortuna multimillonaria a través del tráfico de toneladas de cocaína y otras drogas desde México a Estados Unidos. Sin embargo, Guzmán siempre dijo que no tenía con qué pagar su defensa y no le encontraron propiedades a su nombre, pero se estima que era dueño de fincas, casas, edificios y hasta zoológicos a lo largo y ancho de México.La Fiscalía presentó su causa durante 11 semanas. Llamó al estrado a 56 testigos, 14 de ellos cooperantes protegidos. Dibujaron con su recuento el cuarto de siglo durante el que Joaquín Guzmán lideró el cartel -la defensa lo hizo en media hora y con un solo testimonio-. Concentraron la munición en el interrogatorio a los delatores. “Algunas veces”, dijo el abogado Eduardo Balarezo, “la mejor defensa es una buena ofensa”.