El informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés), en el que se afirma que el expresidente boliviano Evo Morales ganó con "alta probabilidad" sin cometer fraude los comicios presidenciales de octubre pasado, ha generado todo tipo de discusión. El Gobierno de México fue uno de los que reaccionó al análisis y a una nota de The Washigton Post en el que se afirma lo mismo y, en un comunicado, le pidió a la OEA que revise el informe en el que aseguró que sí hubo fraude.
En el documento la misión permanente de México solicita "una respuesta por escrito de la Secretaría General de la OEA para que aclare las discrepancias entre el análisis contenido en la nota de The Washington Post y el análisis de la OEA. Además, que se solicite a los investigadores especializados independientes la elaboración de un análisis comparativo de las conclusiones de la investigación del MIT y del análisis electoral efectuado por la Misión de Observación Electoral desplegada por esa secretaría. En su caso, se reconozcan las afectaciones de derechos humanos derivadas de los errores en el análisis de la OEA".
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Los investigadores del informe que desató el huracán mediático, pertenecientes al Laboratorio de Ciencias y Datos Electorales del MIT, estudiaron la tendencia del escrutinio antes y después de que se interrumpiera el conteo rápido al 84 %, punto en el que los opositores a Morales denunciaron el inicio del supuesto fraude, que acreditó después la Organización de Estados Americanos (OEA).
“No hay ninguna evidencia estadística de fraude que podamos encontrar: las tendencias en el conteo preliminar, la falta de un gran salto en el apoyo a Morales después del alto y el tamaño del margen de Morales parecen legítimos. En general, el análisis estadístico y las conclusiones de la OEA parecerían profundamente defectuosos”, apunta John Curiel, científico del MIT.
Cuando el conteo se interrumpió, Morales (izquierda) encabezaba el escrutinio con unos ocho puntos sobre su principal opositor, Carlos Mesa, lo que hubiese obligado a celebrar una segunda vuelta según el sistema electoral boliviano. Al reanudarse el conteo Morales alcanzó el margen suficiente -10 puntos- para ser reelegido en primera vuelta. Sin embargo, las elecciones quedaron anuladas bajo la sospecha de fraude y Morales fue obligado por los militares a abandonar el poder.
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“La OEA no cita ninguna investigación previa que demuestre que estos supuestos se mantienen. Hay razones para creer que las preferencias y los informes de los votantes pueden variar con el tiempo: por ejemplo, las personas que trabajan votando más tarde en el día. Las áreas donde los votantes empobrecidos se agrupan pueden tener líneas más largas y menos capacidad para contar e informar los totales de votos rápidamente. Es posible que estos factores se apliquen en Bolivia, donde existen brechas graves en infraestructura e ingresos entre las zonas urbanas y rurales”, agrega Curiel.
"Nuestros resultados son claros. No parece haber una diferencia estadísticamente significativa en el margen antes y después de la interrupción del conteo preliminar", dijeron.
Además, los investigadores incorporaron a su análisis cerca de 1.000 simulaciones con los resultados previa interrupción para pronosticar el escenario final y concluyeron que "Morales podía esperar al menos una ventaja de 10,49 puntos respecto a su más inmediato competidor".
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"De nuevo, eso sugiere que el aumento en el margen de Morales después de la interrupción puede explicarse por completo con los votos ya sumados", afirmaron.
Los investigadores del MIT fueron muy duros con el informe de la OEA que denunció un fraude estadístico -además de otras irregularidades- y que sirvió para legitimar la salida del poder de Morales y dar paso a un Gobierno de facto presidido por la conservadora Jeanine Áñez.
Al menos 34 miembros de tribunales electorales fueron detenidos acusados de supuesto fraude en los días posteriores.
La OEA calificó de "cambio drástico y difícil de justificar" los resultados tras la interrupción y denunció "irregularidades" y "manipulaciones" que hacían imposible saber el margen real entre Morales y Mesa.