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Mujeres en Birmania: protagonistas de la crisis (y la solución)

Este país siempre a estado en manos de los hombres, sin embargo, es gracias a sus mujeres que el país se ha hecho famoso. Y justamente una mujer es la que se vislumbra como la más posible negociadora para la crisis que enfrenta el país: la ministra de Relaciones Exteriores de Indonesia.

25 de febrero de 2021 - 07:32 p. m.
Mujeres en Birmania han sido protagonistas en sus momentos claves y hoy se toman las marchas en rechazo al golpe militar.
Mujeres en Birmania han sido protagonistas en sus momentos claves y hoy se toman las marchas en rechazo al golpe militar.
Foto: Agencia AFP

Las mujeres tienen un papel protagónico en Birmania. Aunque el país ha sido tradicionalmente dirigido por hombres y los militares, en el poder desde hace más de 50 años, han tratado de invisibilizarlas, son ellas las que tienen en sus manos la solución a la crisis desatada por el golpe militar del 1 de febrero.

Momentos claves de la historia del país han sido protagonizados por mujeres. El más reciente, el día del golpe, fue una mujer la que se hizo famosa. Sayama Khing Shnin Way, reconocida profesora de fitness y figura famosa en Facebook por sus clases de gimnasia aeróbica se hizo famosa por transmitir en directo el golpe militar.

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Ella se convirtió en una figura incómoda para el régimen. Al igual que Mya Thwe Thwe Khine, una joven de 20 años que recibió un disparo policial en la cabeza durante una protesta, y miles de amas de casa y estudiantes que protestan en contra de los militares que dieron el golpe en el país hace cerca de un mes.

El número de detenidos en Birmania por la junta militar asciende ya a 500 desde el golpe de Estado del 1 de febrero mientras el Ejército persigue a aquellos que participan o promueven las huelgas que están paralizando el país.

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El Ejército golpista, que se enfrenta a una ola de manifestaciones masivas por todo el país, la mayoría mujeres, está sufriendo además las huelgas iniciadas por los trabajadores de Sanidad, a las que se han ido sumando muchos otros funcionarios de diferentes sectores, lo que está paralizando la Administración.

Lo que debe saber (si está de afán)

  • El 1 de febrero de 2021 los militares, en cabeza del general Min Aung Hlaing, dieron un nuevo golpe de Estado. El tercero en la historia del país: en 1960 y 1988, la Tatmadaw (junta militar) también tomó el poder a la fuerza.
  • Los militares justificaron el golpe de Estado diciendo que las elecciones del pasado 8 de noviembre de 2020 habían sido fraudulentas. Ellos perdieron y fue La Liga Nacional para la Democracia (LND), encabezada por la líder de facto del Gobierno Aung San Suu Kyi, la que arrasó en las urnas.
  • La líder birmana y primera ministra, Aung San Suu Kyi, y otros miembros del gobierno están detenidos bajo absurdas acusaciones como tener intercomunicadores sin haber hecho el trámite comercial correcto.
  • Las manifestaciones estallaron la semana del golpe de Estado y crecen con el paso de los días, algo inédito en un país atemorizado por la persecución militar. El número de muertos desde el golpe de Estado se elevó a cinco esta semana. La crisis crece, hay temor de una nueva represión militar (como la de 1988) y se buscan soluciones.

Hasta ahora, las medidas tomadas por la junta no han disuadido a los manifestantes. Muchos de ellos son funcionarios, empleados de bancos, personal sanitario o trabajadores de obras públicas que han dejado de trabajar en solidaridad con las protestas.

Ministra negociadora

Y ahora se ubica en el escenario otra mujer como la posible negociadora de la crisis que atraviesa el país: se trata de la ministra de asuntos exteriores de Indonesia, Retno Marsudi, quien de acuerdo con analistas podría jugar un rol de mediador entre las diferentes partes en Birmania para encontrar una solución.

Hasta el momento, Indonesia, Malasia y Singapur son los países de la ASEAN que se han mostrado más críticos con el golpe de Estado en Birmania, aunque otros miembros, como Filipinas, Camboya o Tailandia han preferido no hacer ningún comentario negativo.

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La oposición al golpe en Myanmar continuaba el miércoles y en la segunda ciudad más grande del país, Mandalay, se produjo un tenso pulso cuando policías con escudos antimotines y rifles bloquearon la marcha de unos 3.000 maestros y estudiantes.

Tras unas dos horas, en las que los manifestantes entonaron canciones protestas y escucharon discursos contra el golpe, la multitud se retiró.

La ministra de Asuntos Exteriores de Indonesia expresó su preocupación por la seguridad y el bienestar de los ciudadanos birmanos, al considerar que es necesario un “proceso de transición democrática inclusivo”. Una de los pronunciamientos más claros y contundentes frente al golpe.

“Pedimos a todas las partes que actúen con moderación y que no recurran a la violencia para evitar víctimas y derramamientos de sangre”, dijo. La ministra esperaba visitar Naipyidó, la capital administrativa de Birmania, después de su visita a Bangkok para transmitir directamente la posición de Indonesia y de otros países, pero indicó que el viaje había tenido que posponerse.

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Sin confirmar la reunión, el primer ministro tailandés, Prayut Chan O Cha -que llegó al poder tras un golpe de Estado en 2014-, precisó que el asunto “está siendo tratado por el ministerio de Asuntos Exteriores”.

Descontentos con que el país vecino se plantee negociar con la Junta -llamada oficialmente Consejo de Gobierno del Estado-, portaban pancartas que decían “Deja de negociar con ellos” e “Indonesia, no apoyes al dictador”.

“La junta estatal militar no es nuestro gobierno legítimo”, dijo a la AFP Seinn Lae Maung, una manifestante con la bandera birmana pintada en la cara. “Gracias por respetar nuestros votos y escuchar nuestras voces”, agregó la mujer.

La líder de la democracia birmana

El mismo día del golpe, los militares arrestaron a la líder electa Aung San Suu Kyi, ministros de su Gobierno, presidentes regionales, miembros del Parlamento y de la Comisión Electoral, además de personas vinculadas al partido gobernante, la Liga Nacional para la Democracia (LND).

El ejército birmano lleva varias semanas siendo condenado internacionalmente por derrocar a la jefa de gobierno civil Aung San Suu Kyi en un golpe de Estado el 1 de febrero.

Desde entonces las detenciones han aumentado a un ritmo muy rápido hasta el punto de que se han multiplicado por dos en menos de una semana. La revolución 8888, que comenzó el 8 de agosto de 1988, cuando se desataron protestas contra la junta militar, que fueron violentamente reprimidas, nació el que es hasta ahora el ícono birmano de la lucha pacífica: Aung San Suu Kyi.

La vida de San Suu Kyi comenzó con el asesinato de su padre en 1947, héroe de la independencia, cuando ella tenía dos años. La primera parte de su vida la pasó en el exilio, primero en India y después en el Reino Unido. Llevó una vida de ama de casa, casada con un profesor universitario especialista del Tíbet en Oxford y madre de dos niños.

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Pero en 1988, cuando viajó a Birmania para estar junto a su madre, sorprendió cuando decidió quedarse en su país y participar en política. Entonces se convirtió en el símbolo de la esperanza y la democracia en Birmania. Creó un partido, autorizada por la junta militar, ganó las elecciones de 1990 pero fue enviada a prisión domiciliaria; estuvo presa más de una década hasta 2010 cuando fue liberada. La llamada “Dama de Rangún” entra al Parlamento en 2012 y en 2016 gana las elecciones. Desde entonces está en el poder.

Su partido vuelve a ganar las elecciones en noviembre de 2020 pero los militares deciden no reconocer los resultados y dan el golpe, deteniendo de nuevo a la líder birmana.

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