Musulmanes: el blanco de los nacionalistas en Estados Unidos

Los grupos de odio contra musulmanes han aumentado 298 % en el último año. Grupos como el Ku Klux Klan consideran que esta es la oportunidad para determinar una nación blanca y católica.

ÁLVARO CORZO V.
27 de febrero de 2017 - 03:00 a. m.
Musulmanes: el blanco de los nacionalistas en Estados Unidos
Foto: AFP - EDUARDO MUNOZ ALVAREZ

La llegada al poder de Donald Trump ha disparado el racismo de una forma alarmante en los Estados Unidos, con los musulmanes como el principal blanco de odio. Así lo asegura el Southern Poverty Law Center en su trigésimo reporte anual: Un año de odio y extremismo, el cual contabilizó un total de 917 grupos de odio y ultraderecha en toda la nación.

“No hay duda de que Trump ha dinamizado la derecha radical, esta nunca había tenido tan cerca al poder, ni mucho menos se había sentido con voz en la Casa Blanca. La derecha radical, como lo ha dicho, ve en el actual presidente a un campeón de la idea de una nación estadounidense fundamentalmente de raza blanca”, explica Mark Potok, analista y director del reconocido informe que no deja de incomodar a la administración del magnate.

Las cifras revelan que desde la carrera presidencial de Trump los crímenes de odio han aumentado. Tan solo en los primeros 34 días posteriores a su victoria se reportaron un total de 1.094 incidentes de odio contra diferentes minorías, en su mayoría musulmanes pero también afroamericanos, judíos, indocumentados y miembros de la comunidad LGBTQI.

Según el informe, publicado en el Intelligence Report, en el último año se pasó de 34 a 101 grupos de odio antimusulmanes en Estados Unidos, casi el triple en relación con el año pasado, número que hace eco a las cifras del último reporte del FBI que confirma un aumento de 67 % en crímenes de odio contra miembros de la comunidad musulmana.

“Es evidente lo que está pasando: tan solo el día en que el presidente firmó el decreto que prohibía la entrada de ciudadanos de siete país musulmanes a los Estados Unidos (hoy bloqueado de manera indefinida por una corte de apelaciones) otra mezquita fue quemada en el estado de Texas”, añade Potok.

Cabe recordar los mensajes incendiarios del magnate contra la comunidad musulmana, como cuando citó falsamente un estudio que decía que el 25 % de los musulmanes que viven en los Estados Unidos justificaban cualquier tipo de violencia en nombre de la yihad o guerra santa. Para los analistas, su retórica —luego de las masacres cometidas por musulmanes en San Bernardino, California (donde murieron 14 personas en diciembre de 2015), y en un club nocturno en Orlando, Florida (donde murieron 49 personas en junio de 2016)— dinamizó la islamofobia en el país. “Estamos hablando de un presidente que en el pasado y en distintas ocasiones ha trinado e intercambiado mensajes en redes sociales con miembros de grupos de extrema derecha”, añade Potok.

Uno de los casos más alarmantes es el de tres miembros del Kansas Security Force, subgrupo de la milicia Crusaders y autoproclamado seguidor de Trump, quienes planearon un atentado con cuatro carros bomba frente a un complejo residencial de inmigrantes musulmanes en Garden City, Kansas, el día después de las elecciones. Nunca se llevó a cabo porque el FBI los capturó.

“Cuando nuestros líderes permiten que salgan los aspectos más oscuros de nuestra sociedad solo por lograr una victoria política, el odio se convierte en violencia contra personas que piensan o se ven distinto”, dijo Joseph Crowley, representante demócrata de Nueva York, luego de que una ola de grafitis y esvásticas así como jerga de ultraderecha en contra de judíos y musulmanes se vieran en el metro de la ciudad. Según un reporte de la policía de la Gran Manzana, en enero de 2017 se registraron 57 crímenes de odio, comparados con 31 que se presentaron en el mismo período el año pasado.

“Este es el año en que el uso cínico del discurso ‘nosotros contra ustedes’ ha afianzado una narrativa de miedo y odio solo vista en los años treinta cuando Adolf Hitler llegó al poder en Alemania”, dice el más reciente reporte de Amnistía Internacional publicado la semana pasada en Londres, el cual alerta sobre la retórica de odio que Trump promueve. El informe señala tambiéna Viktor Orbán, primer ministro de Hungría; a Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, y a Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, como líderes con un agenda tóxica que lo único que ha logrado es deshumanizar a grupos enteros de personas.

Para expertos en la protección de derechos civiles en Estados Unidos existe una relación directa entre la ideología de odio, los grupos que la promueven y algunos aliados cercanos a la Casa Blanca. Según el reporte del Southern Poverty Law, Act of America —el grupo antimusulmán más grande de Estados Unidos y el cual cuenta con más de 280.000 miembros y más de 1.000 filiales en todo el país— ha tenido como orador en sus eventos a Mike Pompeo, actual director de la CIA nombrado por Trump y quien incluso ha recibido premios por parte de esta organización. También sobresalen el exasesor presidencial Steven Miller, la consejera Kellyanne Conway y el fiscal general Jeff Sessions, quien ha dado charlas y de igual forma recibido galardones por parte del David Horowitz Freedom Center, otro gigantesco grupo antimusulmán.

Por último se destaca el alto consejero presidencial Stephen Bannon, exdirector de Breitbart News, un conocido portal informativo de extrema derecha dedicado a promover la “derecha alternativa”. Esta es conocida como una corriente ideológica que defiende la idea que la identidad blanca en Estados Unidos está bajo ataque por fuerzas multiculturales. Para sus defensores, la debilidad en términos migratorios y el aumento de políticas sociales tienen en jaque a la civilización. “Nuestro glorioso líder ha ascendido a convertirse en el emperador de Dios”, escribió Andrew Anglin, líder de la derecha alternativa y quien dirige el Daily Stormer, el portal de derecha radical con más seguidores en los Estados Unidos que en el último año creó 31 clubes de acción directa.

“La derecha alternativa es la disidencia del conservatismo tradicional en Estados Unidos, el cual tiene posturas más radicales. Para sus lideres, el islam no es considerado una religión sino una ideología política. Todos los correligionarios de esta corriente ideológica apoyaron masivamente la elección de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos”, concluye Potok.

La situación de los miembros de la comunidad LGBTQI no es menos preocupante. Los crímenes en su contra también aumentaron: las mujeres transgénero de color son las más victimizadas por crímenes violentos. El año pasado se registraron 26 asesinatos de odio contra miembros de esta comunidad, que marcaron un ascenso del 14 %.

Hoy, cuando se ven los primeros efectos de la agenda LGBTQI de la Casa Blanca, el miedo crece en toda la comunidad. La derogación de la orden ejecutiva de la administración de Obama que permitía a los jóvenes transexuales escoger el baño que fuera acorde con su identidad sexual tiene a la comunidad LGBTQI en estado de máxima alerta. “Tener en la Casa Blanca al vicepresidente Mike Pence, un histórico opositor de nuestro movimiento y nuestros derechos, nos hace temer lo peor”, me dice Carlin Gires, un joven afroamericano de 32 años, en un mitin en frente de la Alcaldía de Los Ángeles. “No podemos dejar que en cuatro años nos despojen de lo que llevamos luchando más de cuarenta años. Esperamos llevar esta lucha hasta la Corte Suprema, de eso no cabe duda”.

 

Por ÁLVARO CORZO V.

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