Nuestra señora de París: Una breve historia de la catedral de Notre-Dame

La obra maestra de la arquitectura gótica ha sido un símbolo de la capital francesa durante 850 años y ha estado presente en varios de los eventos históricos más importantes de la ciudad. La construcción ha albergado coronaciones de reyes y emperadores, bodas reales y ha sido también la protagonista de una de las novelas más conocidas de la historia.

redacción internacional
17 de abril de 2019 - 12:53 a. m.
La catedral de Notre-Dame está ubicada en la Île de la Cité (isla de la ciudad), en el centro de Paris.  / AFP
La catedral de Notre-Dame está ubicada en la Île de la Cité (isla de la ciudad), en el centro de Paris. / AFP

La catedral de Notre-Dame de Paris, – Nuestra señora de Paris – ha sido una de los más duraderos y simbólicos monumentos de la capital de Francia y una de las más conocidas y recordadas catedrales de Europa.

Para muchos parisinos y franceses, la emblemática construcción de 850 años es el corazón de la ciudad. Sus dos torres góticas, adornada con gárgolas impresionantes y vitrales majestuosos ha sido por siglos parte importante del paisaje de Paris. Su construcción comenzó en la Edad Media, a finales del siglo XII (se cree que en 1163), y duró dos siglos, hasta 1345. 

Notre-Dame es la catedral de catedrales en Francia, y tiene con una de las más largas y ricas historias. Ha sido el lugar de numerosas bodas reales, de la consagración de Napoleón Bonaparte como emperador en 1804 y de la beatificación de Juana de Arco en 1909. Es también el lugar donde los parisinos católicos celebran sus eucaristías. 

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Fue en Notre-Dame en 1431 cuando Enrique VI, rey de Inglaterra, fue proclamado rey de Francia, y Jacobo V, rey de Escocia, se casó con Margarita de Valois en 1537. Allí también se celebraron misas de Réquiem para homenajear el fin de la II Guerra Mundial y el funeral del expresidente francés Charles de Gaulle. 

La catedral fue inmortalizada en la cultura popular por el escritor francés Victor Hugo en su novela "El jorobado de Notre-Dame", cuya publicación buscaba, entre otras cosas, llamar la atención sobre el deterioro de la construcción gótica, que fue víctima de numerosos actos vandálicos durante la Revolución Francesa (1789-1799).

La obra de Victor Hugo fue publicada en 1831. Foto: Cortesía

 

La publicación de la obra llamó la atención general sobre el estado "inadmisible" del monumento. En julio de 1845, se votó una ley para restaurar la catedral. 

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La catedral de Notre-Dame fue comisionada por el rey Luis VII en el siglo XII, que quería construir un símbolo del poder político, económico, intelectual y cultural de Paris. La ciudad había emergido como el centro de poder en Francia y necesitaba un monumento religioso para hacer honor a su nuevo estatus.

El lugar en el que hoy se encuentra situada la emblemática catedral era ocupada en el pasado por una basilica medieval, que el rey ordenó demoler para que la nueva construcción pudiera ser levantada. La primera piedra de la que se convertiría en una majestuosa edificación de 130 metros largo y 48 de ancho se colocó, dicen historiadores, en 1163. Para su inauguración estuvo presente el papa Alejandro III. 

Sin embargo, su construcción se terminó solo 200 años despuès y durante este proceso se sometió a diferentes modificaciones. 

Las dos torres en la fachada oeste, de 69 metros de altura, se construyeron a principios del siglo XIII. La torre norte es accesible para los turistas a través de una escalera de 387 escalones, mientras que la torre sur alberga las célebres 10 campanas de la catedral, mundialmente famosas gracias a Victor Hugo y su personaje Cuasimodo, quien oficiaba en la novela como el campanero de la catedral.

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Entre las más famosas de las campanas, está la mayor, llamada Emmanuel, que ha sido tocada en varios de los eventos más importantes de la historia de Francia, incluida la coronación de los reyes, las visitas papales y el fin de las dos guerras mundiales. También se tocaron para homenajear la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.

Recientemente, y debido a los ataques terroristas que han golpeado al país en el siglo XXI, sus campanas han resonado para homenajear a los periodistas y dibujantes del diario satírico Charlie Hebdo asesinados en enero de 2015 y a las víctimas del ataque a Paris en noviembre de ese mismo año.

La aguja original, construida casi al mismo tiempo que las torres, se retiró en el siglo XVIII debido a su mal estado, pero luego se reemplazó por la que estuvo sostenida sobre la catedral hasta que se desplomó por el incendio del 15 de abril de 2019. La “Flèche”, como la conocían los franceses, pesaba 750 toneladas y estaba encima del crucero y el altar de la iglesia.

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El fuego quemó el techo de madera de más de 100 metros de longitud, conocido como "el bosque" por el gran número de vigas que hubo que utilizar para instalarlo. Aunque las autoridades parisinas confirmaron que las obras de arte y los artefactos religiosos que estaban dentro no resultaron afectados por el incendio, hay temor sobre el estado de los tres vitrales "rosa" y algunos objetos históricos dentro de la catedral, incluido el órgano de la catedral, que data del siglo XVII.

Además de ser un monumento histórico y una atracción turística, que atrae a unos 13 millones de visitantes al año, Notre-Dame es el corazón de la iglesia católica en París. La iglesia es la más visitada en Europa (y posiblemente del mundo)  y hace parte de los Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO. 

Notre Dame de París "es nuestra historia, nuestra literatura, nuestro imaginario, el lugar en el que vivimos todos nuestros grandes momentos", declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, tras el incendio. El mandatario prometió que la reconstruirá y anunció un programa de donaciones para convocar a toda la sociedad francesa. 

Y para Notre-Dame, el 15 de abril de 2019, será un imborrable lunes de fuego y ceniza, pero que, como en el pasado, será solamente una página más de su casi milenaria rica historia. 

 

Por redacción internacional

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