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¿Otra derrota para la Unión Europea?

La UE teme la posible llegada de la ultraderecha austriaca al poder y que se genere un nuevo Brexit, que desate una seguidilla de retiros del bloque.

Juan Sebastián Jiménez Herrera
02 de julio de 2016 - 02:36 a. m.
El candidato presidencial del partido FPÖ Norbert Hofer, posa después de conocerse la anulación de las elecciones del pasado 22 de mayo.  / EFE
El candidato presidencial del partido FPÖ Norbert Hofer, posa después de conocerse la anulación de las elecciones del pasado 22 de mayo. / EFE
Foto: EFE - LISI NIESNER

Tras la victoria del Brexit, el canciller austriaco Christian Kern dijo que no temía “ningún efecto dominó”, que estaba seguro de que en Austria no “vamos a convocar un referendo” para seguir el ejemplo del Reino Unido.

Puede que, para su mala suerte y para el infortunio de la Unión Europea, Kern se haya equivocado profundamente. Y que, en cambio, Austria sea el próximo país en decirle adiós al bloque y desatar una ola a favor de la ultraderecha y el euroescepticismo.

El Tribunal Constitucional de ese país anuló las elecciones del pasado 22 de mayo, en las que el ecologista Alexander Van der Bellen venció por un estrecho margen a Norbert Hofer, representante de la ultraderecha austriaca, por “irregularidades en el recuento de votos”.

Y, por ello, ordenó una nueva votación que, se espera, se realice entre septiembre y octubre. La ultraderecha austriaca, que fue la que impugnó las elecciones del pasado 22 de mayo, tiene una nueva oportunidad de llegar al poder. Y eso tiene con los pelos de punta a la UE, debido al euroescepticismo de Hofer y sus copartidarios.

El pasado 22 de mayo, varios miembros de la UE se mostraron satisfechos no tanto por la victoria de Van der Bellen, sino por la derrota de Hofer. Y no ocultaron su alivio. El primer Ministro francés Manuel Valls, por ejemplo, expresó que se sentía aliviado “al ver a los austríacos rechazar el populismo y el extremismo”.

Pero, en sentido estricto, apenas 50.35 % de los austriacos rechazaron “el populismo y el extremismo”. Y es muy probable que en estas nuevas elecciones la tendencia cambie. Sobre todo, porque el FPÖ llega en mejores condiciones que las del 22 de mayo. Todo por ese fantasma que recorre Europa: el Brexit.

El retiro del Reino Unido de la UE ha fortalecido a los movimientos de ultraderecha por todo el continente, desde Dinamarca hasta Italia y, por supuesto, Austria.

Al conocer los resultados en el Reino Unido, Hofer dijo que la UE no iba a sobrevivir si no cambiaba y que si Bruselas no se descentraliza y que si se permite la entrada de Turquía a la UE, va a ser necesario convocar a un referendo para que los austriacos decidan si se retiran del bloque o no.

No se descarta, por supuesto, que el FPÖ vuelva y pierda ante un Van der Bellen que ya ha dicho que se va a volver a presentar al cargo de presidente. De hecho, se ha mostrado confiado de su victoria. “El 22 de mayo es historia (...) Si pude ganar contra todo pronóstico en mayo, ¿por qué no voy a ganar en esta nueva vuelta?”, le dijo el dirigente verde a EFE.

El actual presidente austriaco Heinz Fischer termina su mandato el 8 de julio. Y, mientras se realizan nuevas elecciones, el país quedará en manos de un triunvirato, compuesto por los tres presidentes del Parlamento, entre ellos, el mismo Hofer, quien es el tercer presidente de la Cámara.

Austria, en tal caso, se puede convertir en el campo de batalla de euroescépticos y europeístas. Porque, de nuevo, las consecuencias de una victoria de Hofer no se circunscriben a Austria; en realidad, la importancia de estas elecciones se debe a sus posibles efectos para todo el continente.

Y es que aunque la ultraderecha ha llegado al poder en Polonia, Eslovaquia y Hungría, no ha podido imponerse en países como Francia y Alemania, donde, no obstante, ha sacado muy buenos resultados.

Una victoria en Austria supondría un impulso para movimientos como el Frente Nacional, de Marine Le Pen, que puede que sea el gran vencedor de las elecciones en Francia en 2017, o movimientos como Alternativa, en Alemania. Y, con ello, el fortalecimiento del sentimiento antiinmigrante europeo y de las medidas que han caracterizado a la ultraderecha europea.

La otra consecuencia sería, por supuesto, la realización de otro referendo como el Brexit, que podría suponer la salida de otro miembro de la Unión Europea y motivar a otros movimientos de ultraderecha a proponer referendos en sus respectivos países.

En Dinamarca, por ejemplo, su jefe de gobierno Kristian Thulesen Dahl ya ha apoyado la idea de un referendo para que los daneses decidan si permanecen en la UE o no. Algo similar han hecho Geert Wilders en Holanda o Frauke Petry en Alemania.

Incluso movimientos de centro, como el Cinco Estrellas, en Italia, se han mostrado a favor de referendos similares. Si el Reino Unido puso las primeras lluvias, lo que suceda en Austria puede llevar a un chubasco que haga realidad los mayores miedos de la UE.

Por Juan Sebastián Jiménez Herrera

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