Otras dos colombianas deportadas de Estados Unidos

Adriana Ossa y Paola Barros se dirigían a la ciudad de Nueva York. Fueron retenidas en el aeropuerto de Miami y devueltas a Colombia.

Andrea Torres Perdomo (andreatorres2903@gmail.com) @andreaTorPe
01 de junio de 2017 - 07:42 p. m.
Paola Beatriz Barros (izq) y Adriana Ossa (der) en el aeropuerto El Dorado antes de viajar hacia Estados Unidos. / Cortesía – Archivo personal
Paola Beatriz Barros (izq) y Adriana Ossa (der) en el aeropuerto El Dorado antes de viajar hacia Estados Unidos. / Cortesía – Archivo personal

Adriana Ossa Rendón es una profesora manizaleña de 39 años que lleva más de diez años en la docencia. Trabaja en el colegio de La Salle de Pereira y tiene maestría en Biología Molecular y Biotecnología. Además, enseña y práctica las artes escénicas, su gran pasión. Se divorció hace cinco años y vive con sus dos hijas, de 18 y 14 años, y con su madre en la capital risaraldense.

Su deseo de viajar por primera vez a Estados Unidos y conocer algunas ciudades fue destruido el pasado 20 de abril, cuando al llegar a Miami fue retenida durante dos días en Inmigración y luego deportada. Además, su visa americana fue cancelada por cinco años.

A pesar de que viajar a Norteamérica no había sido su sueño más grande, había decidido emprender esta aventura con su amiga, la empresaria Paola Beatriz Barros, y tomar un nuevo respiro después de su separación. El 16 y 17 de febrero estuvieron en la Embajada americana en Bogotá haciendo los procedimientos necesarios para adquirir su visa de turista. A las dos les fue aprobada sin ningún lío.

Con los papeles en regla, Ossa y Barros compraron los tiquetes con la aerolínea American Airlines para viajar el 20 de abril y regresar el 10 de mayo. Iban a disfrutar tres semanas en la ciudad de Nueva York y en la población de Harrison. En los dos lugares tenían familiares y amigos con quienes compartir y quienes amablemente les habían ofrecido hospedaje.

El vuelo de ida del jueves 20 de abril comprendía la ruta Pereira-Bogotá-Miami-Nueva York. Debido al clima, el vuelo de Bogotá se retrasó y salieron cerca de las 7:30 p.m. Al llegar a la ciudad de Florida, casi a la media noche, le entregaron a Ossa y Barros los boletos del vuelo de escala hacia Nueva York, programado para el día siguiente a las 7 a.m.. Mientras caminaban por el aeropuerto, un agente federal las detuvo, les hizo las preguntas de rigor, les solicitó que recogieran las maletas y que lo siguieran. Ossa afirma que el agente, que se apellida Vargas, “no se me va a olvidar jamás”, se empecinó en detenerlas.

En una sala, los agentes les revisaron las maletas. El oficial preguntó por un hombre llamado Johan Martínez, a lo que Ossa respondió que no lo conocía. El agente Vargas le dijo que Martínez vivía en la casa donde ellas iban a llegar en Nueva York, sin embargo Ossa afirmó no saber quién es. La profesora llevaba en su maleta una carta que una de sus hijas le había escrito despidiéndose. Ahí comenzó la verdadera pesadilla.

El agente federal la presionó preguntándole si se iba a quedar ilegalmente en Estados Unidos y cuestionando la sentida carta de despedida. Ossa, por su sensibilidad a las artes, les ha instruido a sus hijas el amor hacia la escritura. En las cartas de despedida, ellas le desean lo mejor a su madre viajera y la felicitan por cumplir sus sueños. “Viajera de todos los tiempos que los vientos soplen a tu favor y que dejes a la mar tus lágrimas porque como ellas tú también vas en busca de la profundidad”, escribe una de las hijas de la manizaleña.

Las llevaron a otro cuarto donde las requisaron detalladamente y donde las presionaron psicológicamente. “Él (el oficial) se quitó las esposas y las tiró encima de una mesa y me dijo ‘si usted no me dice ya que usted se viene a quedar a este país, la voy a meter presa tres años’”, cuenta Ossa. El agente le dijo que la encarcelaría bajo el cargo de mentirle a un federal de los Estados Unidos. El oficial les cuestionó el cambio de destino ya que originalmente viajarían a Orlando (Florida) pero los planes cambiaron y finamente su destino fue Nueva York.

Las trasladaron a Inmigración donde estuvieron esperando hasta las 6 de la mañana del viernes, una hora antes del vuelo hacia Nueva York. Ossa buscó al oficial de turno y le comentó la situación, a lo que él le respondió que iban a ser devueltas a Colombia. “Yo le había dicho al agente federal ‘si usted quiere escuchar –para sentirse tranquilo- que yo vengo a quedarme. Listo. Pero entonces devuélvame’. Él me presionó tanto que yo le dije lo que él quería escuchar”.

Según cuenta Ossa, el agente le dijo a su amiga que si Adriana aceptaba que iba a quedarse en ese país, él dejaría que la empresaria Paola Barros continuara su viaje. Ella se negó. De acuerdo a las leyes de Estados Unidos, el agente les solicitó que firmaran los documentos pertinentes aceptando culpabilidad. “Me hicieron llenar una cantidad de documentos, todos en inglés. Yo había podido no firmar nada hasta que no llegara alguien que me pudiera decir qué era lo que estaba firmando. Pero todo pasó como tan rápido”, dice Ossa.

Desde el jueves a las 11 de la noche hasta el sábado a las 9 de la mañana Adriana Ossa y su amiga Paola Barros estuvieron retenidas en el aeropuerto de Miami. Las trasladaron esposadas de un ala del aeropuerto a otra. Las colombianas nunca habían tenido problemas con la ley y este hecho las afectó muchísimo, “fue humillante”. Además, les informaron que su visa había sido cancelada y que podrían volver a solicitarla hasta dentro de cinco años. Durante los días que estuvieron encerradas, las alimentaron con enlatados y les dieron agua.

Según Ossa, nunca llamaron a sus familiares en Estados Unidos y en Colombia, para informar la situación. Sin embargo, un agente se comunicó con el esposo de Barros y le dijo “llamamos para informarle que su esposa va a ser deportada”. El señor supuso que ellas seguían juntas y que las iban a devolver a Colombia a las dos. En el vuelo de vuelta a Bogotá, al ver tan afectada a Ossa, una asistente de vuelo le prestó su teléfono para que pudiera contactarse con sus familiares.

Ossa y Barrios llegaron a Bogotá el sábado 22 de abril y ya están en Pereira. La profesora manizaleña se comunicó con el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde le dijeron que ellos no eran la entidad competente para atender estos asuntos. Para ella, lo que tuvieron que vivir fue una pesadilla y no debería repetirse.

Además, Ossa pide que las personas encargadas hagan gestión para que estas situaciones no se repitan. Las ilusiones de estas mujeres se derrumbaron. “Si bien es cierto que estamos estigmatizados por muchas cosas, también es cierto que merecemos respeto. Cómo le dan la visa a uno si uno no puede entrar a allá”.

Por Andrea Torres Perdomo (andreatorres2903@gmail.com) @andreaTorPe

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