¿Otro dictador llegará a la presidencia de Zimbabue?

Lo apodan "cocodrilo" y a partir del miércoles sería el reemplazo de Robert Mugabe.

Kimiko De Freytas Tamura - The New York Times.
22 de noviembre de 2017 - 02:00 a. m.
Emmerson Mnangagwa asumiría este miércoles el gobierno de Zimbabue. / AFP
Emmerson Mnangagwa asumiría este miércoles el gobierno de Zimbabue. / AFP

Hijo de campesinos, fue un curtido luchador a favor de la libertad a los 16, estudió para ser abogado y ascendió hasta convertirse en el jefe del temido servicio de inteligencia de su nuevo país. Conocido como el “Cocodrilo”, una vez explicó su apodo diciendo: “ataca en el momento preciso”.

Emmerson Mnanagagwa, el vicepresidente de Zimbabue hasta que lo despidieron la semana pasada, ahora podría convertirse en su nuevo dirigente, después de que el ejército se llevó detenido al presidente Robert Mugabe en las primeras horas del miércoles y así hundió a esta nación del sur de África en la incertidumbre.

Aún no se sabe cuál fue el papel que Mnangagwa, de 75 años, desempeñó en lo que parece haber sido un golpe de Estado realizado por sus aliados en el ejército, pero los funcionarios y observadores de su ascenso al poder dicen que comparte ciertos rasgos con Mugabe: tiene hambre de poder, es corrupto y domina la represión.

“Sus actos crueles son legión”, dijo Peter Fabricius, un periodista sudafricano y uno de los muchos observadores que temen que Zimbabue esté pasando de un dictador a otro.

(Le puede interesar: ¿Quién es Emmerson Mnanagagwa)

Al despedir a Mnangagwa, Mugabe —el dirigente de Zimbabue desde que se hizo independiente en 1980 y quien, a los 93 años, era el jefe de Estado más anciano del mundo— puede haberse pasado finalmente de la raya, escogiendo a un antiguo aliado con credenciales de la guerra de independencia y una profunda base de poder propia.

Muchos vieron el despido como una acción que abría el camino para que la esposa de Mugabe, Grace, sucediera a su esposo en la presidencia, pero Grace Mugabe —ampliamente rechazada por su temperamento volátil y sus gustos costosos— prácticamente carece de apoyo entre los militares y agentes de inteligencia, quienes tienen un firme control sobre el país.

Enemistades peligrosas

Para cuando Mnangagwa fue despedido, la enemistad entre el vicepresidente y Grace Mugabe se había hecho pública. La acusó de tratar de asesinarlo con helado envenenado proveniente de su granja de lácteos, lo que ella niega.

Conforme el ejército negocia con Robert Mugabe una transición en la que quizá se le permitiría exiliarse, los ánimos en el país están apagados. La mayoría de los ciudadanos se regocijan por la caída de los Mugabe, cuyo control político absoluto no hizo sino arruinar la economía y alienar a gran parte de la población.

Sin embargo, muchos ven el relevo en el poder como un síntoma de la lucha intestina y la división generacional que enturbia al partido gobernante, el ZANU-PF, más que como una verdadera oportunidad de tener una democracia multipartita y una reforma económica.

También se teme su relación con algunos de los peores momentos de la era de Mugabe: se acusó a Mmangagwa de orquestar las medidas enérgicas de los ochenta por las cuales 

miles de miembros del grupo étnico ndebele fueron asesinados. Fue un defensor ávido de la política económica más controvertida de Mugabe: la expropiación y redistribución de la tierra que había estado en manos de los agricultores blancos desde la época colonial. También se le acusó de estar detrás de la violencia mortal que amañó la votación en 2008 a favor de Mugabe, lo cual niega.

“Hay una dosis saludable de turbulencia porque saben que el hombre que podría tomar el control no es el señor Democracia”, dijo Wilf Mbanga, editor de The Zimbabwean, un periódico en línea. “Su récord no es impresionante. Tiene un pasado sucio. ¿Va a ser más limpio? No lo sabemos”.

Un hombre impopular

Emmerson Dambudzo Mnangagwa nació el 15 de septiembre de 1942, en Zvishavane, un pueblo minero, hijo de agricultores políticamente activos.

Su padre participó en el movimiento de resistencia en contra de los colonizadores blancos, y su activismo político obligó a la familia a huir a lo que hoy es Zambia. “Nació dentro de la política”, dijo Victor Matemadanda, secretario general de la Asociación Nacional de la Guerra de Liberación de Zimbabue, quien fue subordinado de Mnangagawa en el ejército.

Al igual que su enemiga Grace Mugabe, Mnangagwa es extensamente impopular en algunas partes del país. Perdió su escaño en el parlamento por lo menos dos veces, una después de que se le acusó de poner una bomba en la casa de su oponente, de acuerdo con Mbanga, editor de The Zimbabwean.

En los últimos años, Mnangagwa ha tratado de reformar su escabroso pasado, presentándose como defensor de la reforma agraria y propulsor de esfuerzos para restaurar la relación de Zimbabue con inversionistas extranjeros e instituciones internacionales, incluyendo al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.

Aunque la más reciente acción militar inició con su despido, están surgiendo reportes sobre que se había planeado varias semanas antes, y que altos mandos del ejército habían consultado con oficiales de Sudáfrica y China.

Los aliados de Mnangagwa recibieron aserciones por parte de Sudáfrica de que no intervendrá mientras que las acciones no sobrepasen sus fronteras, según Africa Confidential, un periódico en línea.

Los orígenes del sobrenombre Cocodrilo no son claros. Algunos dicen que era el nombre de guerra de Mnangawa durante la lucha por la liberación; otros dicen que se deriva del nombre de su familia.

En una entrevista telefónica, Matemandanda, el veterano del ejército, abundó en el apodo.

“Un cocodrilo espera pacientemente a su presa, fingiendo ser una piedra”, dijo. “A veces piensas que no reacciona, que no tiene una solución para lo que está pasando. No se muestra irritado sino hasta el momento propicio, y entonces ataca. Y, cuando lo hace, no falla”.

 

Por Kimiko De Freytas Tamura - The New York Times.

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