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¿Por qué quieren reemplazar Unasur con Prosur en Suramérica?

Mandatarios y representantes de gobiernos suramericanos se reúnen hoy en Chile para el lanzamiento de un nuevo organismo de integración regional impulsado por Iván Duque, al que también fue invitado Juan Guaidó como representante de Venezuela. ¿De qué se trata?

Daniela Quintero Díaz
22 de marzo de 2019 - 02:00 a. m.
¿Por qué quieren reemplazar Unasur con Prosur en Suramérica?

Más de una década después de la consolidación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la primera apuesta clara por un organismo de integración regional que promovió la identidad y ciudadanía, y que propició espacios de cooperación en América del Sur, el panorama en la región ha cambiado. La época de oro de los gobiernos de izquierda y progresistas parece estar llegando a su fin, y un nuevo viraje hacia dirigentes de derecha ha sido protagonista de las más recientes elecciones.

De la mano de los cambios vienen nuevas iniciativas de integración, como el Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina (Prosur), que está siendo impulsado por el mandatario colombiano, Iván Duque, y su homólogo chileno, Sebastián Piñera, y será presentado hoy en el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, durante una cumbre a la que asistirán los presidentes Jair Bolsonaro (Brasil), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Martín Vizcarra (Perú), y Ariel Bergamino, vicecanciller de Uruguay.

— Sebastian Piñera (@sebastianpinera) 16 de marzo de 2019

Aunque sus objetivos, por el momento, son poco claros, una cosa es evidente: los lineamientos de Prosur van al compás del Grupo de Lima y entre sus principales propósitos está acabar con la Unasur y presionar para poner fin al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Incluso, Juan Guaidó, líder opositor venezolano, reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela, fue invitado al evento como “representante legítimo” de su país y seguramente hará parte de este organismo regional. Pese a que no asistirá en persona, aseguró que irán sus “enviados”.

(Puede leer: ProSur, ¿pronorte?)

Recientemente, varios gobiernos de la región han suspendido sus actividades en la Unasur. Los últimos fueron Colombia, tras la llegada de Duque, y Ecuador, con Lenín Moreno, quien además pidió la devolución del edificio en donde se encontraba la Secretaría General del organismo. Unasur, la institución que integraba a 12 países suramericanos, ha quedado reducida a cinco: Bolivia, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela; desde 2017 no cuenta con un secretario general y, actualmente, muchos cuestionan su operancia.

Pero Piñera y Duque presentan “la solución”, “un nuevo foro que estará abierto a todos los países de América del Sur que cumplan dos requisitos: vigencia plena del Estado de derecho y respeto pleno a las libertades y a los derechos humanos” afirmó Piñera. Exigencias que, según los mandatarios, “no cumple Venezuela”.

“La intención de la creación de Prosur es meramente política, porque lo que están proponiendo lo hizo Unasur durante diez años, hasta 2014. Es una copia, pero motivada por la oposición que hay frente al régimen de Maduro. Y creo que un organismo internacional para presionar al gobierno venezolano no es la manera de lograr su salida”, asegura el profesor Germán Prieto, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Javeriana.

(Le recomendamos: La salida de Unasur fue una decisión precipitada: Ernesto Samper)

David González, docente de la facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Santo Tomás, coincide: “A pesar de que hay muy poca información de la propuesta que han hecho los presidentes, sí se puede notar que tiene un sentido de contraposición. Es posible que, a partir de la victoria de estos presidentes de centroderecha, se haya desencadenado un ejercicio de alianzas políticas para dar una estocada final a un proyecto de internacionalización del socialismo del siglo XXI que muchos relacionan con la Unasur", afirma.

¿Qué tan viable es una integración con Prosur?

“Si, efectivamente, Prosur es una organización que está motivada meramente por un conflicto político e ideológico; va a durar lo que dure esa disputa. Es muy complicado llevar a cabo una integración si esta va a estar al vaivén de las posturas ideológicas de los presidentes de turno”, asegura Prieto.

Además, los dos concuerdan en que sería mejor darle continuidad al trabajo que se venía haciendo desde la Unasur, pues ya había ciertos avances institucionales, normativos, de cooperación e infraestructura que permitirían que el organismo se adaptara y pudiera seguir funcionando sin Venezuela mientras se resuelve la crisis. “Esta institucionalidad tiene las herramientas para que en los momentos de crisis se puedan generar alternativas para superarla”, asegura Prieto.

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“Si se puede, en algún momento, superar ese escenario político e ideológico, sería muy provechoso juntar todas estas organizaciones de integración regional que puedan servir para fortalecer el ejercicio integracionista, como lo intentó Unasur”, reafirma González.

Sin embargo, la región se ha caracterizado por tener procesos de integración que, aunque son muy necesarios, son también poco exitosos. La falta de participación y voluntad de los países miembros, sus polarizaciones y desacuerdos ideológicos han sido los motivos para que ningún esquema avance. ¿Será esta la excepción?

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