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La lucha contra el racismo de Malcolm X sigue vigente

Las actuales protestas en Estados Unidos en contra del racismo demuestran que este problema no acaba con la promulgación de una determinada ley, tampoco con la postura ni las promesas de uno u otro partido político, es un desafía más complejo. Análisis.

Felipe Medina Gutiérrez
04 de junio de 2020 - 01:21 a. m.
Un manifestante con un tatuaje de Malcolm X participa en las protestas contra el racismo en Los Angeles, California.
Un manifestante con un tatuaje de Malcolm X participa en las protestas contra el racismo en Los Angeles, California.
Foto: Agencia AFP

Hace pocos días se conmemoró el natalicio noventa y cinco de Malcolm X, uno de los intelectuales de la lucha contra el racismo y de la reivindicación de los derechos de la comunidad negra (como ellos mismos se hacen llamar en inglés black people) en las décadas de 1950 y 1960 en Estados Unidos. El homicidio de George Floyd a manos de un policía estadounidense la semana pasada demuestra que su lectura del mundo continua vigente y resulta importante para comprender la coyuntura actual en este país.

El pensamiento de Malcolm X se enmarca en el contexto de la profunda inequidad socioeconómica y jurídica de la población negra en Estados Unidos. Altas tasas de pobreza se suman a la abierta discriminación y violencia hacia estas comunidades durante años. Su llamado parte de la simple pero transcendental exigencia del reconocimiento de los negros estadounidenses como seres humanos y del respeto a la dignidad humana (derecho humano fundamental). Malcolm X lo dejó claro: somos atacados por ser negros en Estados Unidos. El racismo desenfrenado está en camino a destruir este país. Reflexiones vigentes en pleno 2020.

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Este importante activista es también conocido por su férrea postura de hacer valer los derechos y libertades civiles por cualquier medio necesario. Se trata de una respuesta a décadas de privaciones e injusticias, especialmente a la extensa historia de brutalidad policial en Estados Unidos y otras formas de discriminación. El pensamiento de Malcolm X se suma a la larga y diversa lista de voces como la de Martin Luther King, asesinado en 1968 y movimientos como las Panteras Negras, Black Lives Matter, entre otros en la actualidad.

Un punto de inflexión en su pensamiento fue cuando se convirtió al islam y lo que le aportó a su comprensión del mundo. Por ejemplo, después de realizar la peregrinación a La Mecca, donde encontró personas de todos los rincones del mundo y actuando en unidad, afirmó: mi forma de pensar se abrió de par en par en La Mecca. El verdadero islam me mostró que acusar a todos los blancos es igual de equivocado a cuando los blancos acusan a todos los negros. Aprendí que no todos los blancos son racistas.

Esta profunda reflexión fue también producto de visitar diferentes territorios en África y Oriente Medio, que le permitieron conocer y aprender de otras experiencias sociales. Una de ellas fue la franja de Gaza donde conoció la situación del pueblo palestino. Su enérgica condena al racismo del movimiento sionista es consecuencia de su coherencia ideológica.

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Malcolm X fue asesinado en 1965 por las fuerzas que tanto criticó durante años. Atraparon a uno de los tiradores, pero no a quien lo envió. Su crimen sigue sin resolverse y nunca se hizo justicia (sobre su muerte véase el documental en Netflix). Un caso más que demuestra que las cosas no han cambiado en la actualidad.

Las actuales protestas en Estados Unidos en contra del racismo demuestran que este problema no acaba con la promulgación de una determinada ley, tampoco con la postura ni las promesas de uno u otro partido político, sino que es un desafío multimodal, más complejo y estructural. Meses antes de su muerte, Malcolm X sostenía: estoy seguro de que ocurrirán más disturbios y protestas en diferentes ciudades. La razón es que la causa de estas protestas, el racismo en Estados Unidos, ha estado demasiado tiempo desatendido.

Ante el estigma, bajo la clásica fórmula esquiva de designar a otro “terrorista”, la deslegitimación y violación al derecho a la protesta por parte de los sectores que promueven políticas e ideologías racistas y de los cuales Malcolm X fue también víctima, medios de comunicación como CNN reconocieron que se trata de movimientos a favor de la libertad, la dignidad y la justicia. Este hecho permite otra importante reflexión.

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Imaginemos por un momento que estas protestas se dieran en otra zona del mundo como Oriente Medio o África. No tardarían los políticos estadounidenses en señalar la necesidad de apoyar los justos reclamos de los manifestantes, de protegerlos contra las fuerzas de seguridad y de señalar al gobierno de turno como un régimen déspota, al momento de exigir una transición de gobierno. De allí a que Malcolm X fuera enfático al sostener: si no eres cuidadoso, los periódicos harán que odies a la gente oprimida y termines amando al opresor.

La familia de Floyd y muchos manifestantes no piden venganza, están dispuestos a perdonar, pero ¿ocurre lo mismo con los seguidores de la supremacía blanca? ¿reconocen su naturaleza racista? Ahí el centro del debate. Las protestas presentan una diversidad admirable y han hecho eco en distintos lugares del mundo. En palabras del director de cine estadounidense Spike Lee hace pocos días: esto no es un asunto de negro o blanco, es un asunto global que nos concierne a todos.

Colombia no está exenta de la misma profunda inequidad socioeconómica. El racismo es un problema grave, especialmente en el caso de las comunidades afrodescendientes/afrocolombianas. Estamos ante una oportunidad histórica para condenar enérgicamente una vez más toda forma de discriminación y racismo, pero lastimosamente nos fijamos más en bienes materiales que en el valor mismo de la vida humana, allí el error.

No puedes separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz a menos que obtenga su libertad: Malcolm X.

#NoPuedoRespirar #SinJusticiaNoHayPaz*Todas las citas son traducciones libres del autor y provienen de la Autobiografía de Malcolm X, contada por Alex Haley (1965)

Profesor Universidad Externado de Colombia

Por Felipe Medina Gutiérrez

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