Puerto Rico no es nada rico

La crisis económica de Puerto Rico superó los niveles que la isla podía tolerar. La migración a Estados Unidos es la principal consecuencia.

Mariángela Urbina Castilla.
13 de junio de 2017 - 03:00 a. m.
El domingo los puertorriqueños votaron un referendo (no incluyente) para anexarse a EE.UU.  / AFP
El domingo los puertorriqueños votaron un referendo (no incluyente) para anexarse a EE.UU. / AFP

Ver videos de Nicky Jam ayuda mucho. Y de Don Omar. Y de Daddy Yankee. Y de Tego Calderón. Y podría seguir hasta el infinito enunciando el sinfín de reguetoneros que salieron de Puerto Rico. Aunque los panameños se pelean el origen del género, la verdad es que los puertorriqueños han sido arrasadoramente exitosos en esta materia, porque, sobre todo, fueron los primeros en conquistar el mercado estadounidense. Es cierto que comparten una estética parecida: la mayoría de ellos han grabado al menos un video musical en Miami o Nueva York, y les encantan las modelos, los dólares y el whiskey para sus tomas. Sin embargo, Nicky Jam es especial, no sólo porque es el más joven de los exitosos, sino porque tiene una canción que explica la razón por la que hay más puertorriqueños viviendo en Estados Unidos que en Puerto Rico. Alrededor de un millón más.

Se llama Ganador, y dice así:

Parce un sueño, un lambo

y un Grammy

Cinco casas en Colombia,

otra más en PR

y una mansión en Miami

Ahora me llaman, me tiran DM todas las mamis.

Yo sentía que el mundo acababa

Que no me querían, a nadie le importaba

(..) Estaba loco y sentía que el vicio me mataba

(…) Estaba en el barco mío a punto de hundirse

Y ahora filmando películas con Vin Diesel.

Si bien Nicky Jam vive en Colombia, el video Ganador muestra su recorrido de Puerto Rico a Estados Unidos, donde encontró lo que buscaba: éxito, mujeres y plata. La historia de la canción, que habla de las carencias de su infancia, de la que vivió en Cataño, una localidad puertorriqueña de poco más de 4 mil personas, parece sintonizarse con los retos que viven la mayoría de los puertorriqueños. Actualmente, la pobreza es del 45 %. La tasa de desempleo, del 12,4 %, es superior al promedio de Estados Unidos.

Aunque la explosión de puertorriqueños migrando a Estados Unidos empezó después de la Segunda Guerra Mundial —en 1945 eran más de 13.000 los que vivían en Nueva York— la crisis económica de los últimos años ha disparado las cifras de emigrantes.

Actualmente, los puertorriqueños son ciudadanos americanos, lo que significa que pueden moverse libremente por el país y trabajar. Sin embargo, no tienen derecho a participar con su voto en las elecciones.

Ricardo Rosello, gobernador de la isla, en un intento desesperado por tomar medidas contra la crisis, se inventó un plebiscito. La gente tenía tres opciones: mantenerse igual, declarar la independencia o convertirse en el estado 51 de Estados Unidos. Ganó la última opción.

La decisión no es vinculante, por supuesto, porque esa decisión no la toman ellos sino la Casa Blanca. Hoy, la representante del gobierno de Puerto Rico ante el Congreso estadounidense, Jenniffer González, dijo que el apoyo del 97 % de los votantes a la anexión a EE. UU. es la mejor carta de presentación para que en la capital estadounidense comience a tomarse en serio.

No obstante, internamente, tal y como lo sugiere Benjamín Torres, columnista de El Nuevo Día de Puerto Rico, hay muchas dudas sobre la eficiencia de la consulta, especialmente porque la crisis no es nueva y el rol de Estados Unidos ha sido determinante. En 2005, Estados Unidos eliminó las exenciones fiscales para las empresas estadounidenses establecidas en Puerto Rico que venían funcionado desde 1976 y que eran un incentivo fundamental para el ingreso de capitales a la isla. Buena parte de la economía puertorriqueña giraba alrededor de dichos incentivos. Pero cuando llega un mal, llegan todos juntos. La corrupción revelada en el sistema financiero hizo que tres bancos tuvieran que cerrar. El turismo, promovido ampliamente en Estados Unidos a través de portales que muestran playas afrodisiacas y mucho ron —el 70 % del ron que se compra en EE. UU. viene de Puerto Rico, también cayó en picada en la última década.

Por eso, como tienen la posibilidad de trabajar legalmente, fortuna que no tienen la mayoría de latinos, es comprensible que Estados Unidos sea su lugar de llegada, su esperanza en medio de la crisis. El gobierno ya admitió que el país se declara en quiebra. No está en capacidad de pagar los US$73.000 millones de deuda.

Y aunque el elevado abstencionismo del referendo pone a dudar a los analistas, los puertorriqueños que votaron dijeron masivamente que quieren ser de Estados Unidos, con todas las de la ley, sin ningún tipo de restricción.

Ese voto les ganó a las corrientes independistas, arraigadas a las raíces culturales locales. Nicky ayuda a entender el panorama.

En Puerto Rico no hay trabajo, ni plata, ni aparecen esperanzas en el futuro. En cambio, él dice que en el otro lado se compró un lambo, y se ganó un Grammy, le tiran DM las mamis, y cuando su barco estaba a punto de hundirse, terminó haciendo películas con Vin Disel.

Por Mariángela Urbina Castilla.

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