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¿Qué es un salario de vida y por qué es clave para las mujeres?

La tragedia de 2013 en Bangladesh, cuando miles de trabajadores, la mayoría mujeres, murieron reveló las infames condiciones en que laboraban. Las cosas aún no cambian y la pandemia intensificó los problemas del sector moda.

Andrea Mejia Fajardo*
11 de mayo de 2021 - 11:02 p. m.
Las mujeres que trabajan en el sector moda resultaron muy afectadas por la pandemia. ¿Qué debe garantizar su salario? (Imagen de referencia)
Las mujeres que trabajan en el sector moda resultaron muy afectadas por la pandemia. ¿Qué debe garantizar su salario? (Imagen de referencia)
Foto: Pixabay

El 24 de abril de 2013 murieron 1.134 trabajadores, en su mayoría mujeres, al derrumbarse un edificio con varios talleres de confección en Rana Plaza, Bangladesh. Para la PhD. Sanchita Banerjee Saxena, la situación no ha cambiado: acosos, violencia de género, falta de protección social, infraestructuras deficientes y salarios bajos son una constante.

La pandemia ha intensificado las dificultadas afrontadas por los trabajadores del sector moda. Las ordenes canceladas en el 2020 y la negación de algunas marcas en asumir costos de producciones terminadas, han dejado a miles de personas sin trabajo. Los bajos salarios y la carencia de prestaciones no dejan margen para ahorros, poniendo a los trabajadores, acorde a Saxena, a decidir entre el Covid-19 o alimentar a su familia.

Para Jessica Simor, experta en DDHH, el trabajo no solo debe asegurar la supervivencia de las personas, debe brindar una vida decente. Simor afirma que, aunque hemos rechazado la venta de personas, se nos olvida aplicarlo en lo laboral: “los salarios deben reflejar el valor y la dignidad de cada vida humana”, afirma.

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La industria de la moda tiene un valor global estimado en 2.5 billones de dólares, pero con una historia de bajos salarios en la cadena de producción. Algunas empresas se han pronunciado a favor de mejorar las condiciones de vida de trabajadores, pero pocas lo logran.

¿Qué es un salario de vida?

Los salarios mínimos negociados entre proveedores y gobiernos de países en Asia no son suficientes para salir de la pobreza y alcanzar un desarrollo sostenible. Las mujeres, un 80% de la fuerza laboral del sector, son las más afectadas. Liana Foxvog de Worker Rights Consortium (WRC) comenta que en algunos países el salario mínimo legal representa un tercio del salario de vida, en otros casos, es la mitad o una quinta parte.

El pago de un salario de vida está establecido en la Declaración de los Derechos Humanos en el artículo 23 punto 3: “Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.”

Un salario de vida es una remuneración para una semana laboral de no más de 48 horas y debe cubrir las necesidades básicas: sostenimiento de su familia, alimentación, salud, vivienda, vestuario, estudio y ahorro. Para Simone Cipriani de Ethical Fashion Initiative, no se trata simplemente de un pago, es invertir en las personas. Un trabajo decente debe brindar crecimiento y realización personal y profesional.

¿Cómo asegurar una vida digna?

En un mundo globalizado y económicamente abierto, las empresas tienen la libertad de movilizar sus producciones entre países. Precios, calidad y cantidad son dictados por marcas teniendo poca consideración sobre el impacto en trabajadores como una respuesta a las exigencias de precios bajos del mercado y consumidores.

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Esta guerra de precios lleva a condiciones de explotación y riesgo laboral a lo largo de la cadena de producción. ¿Por qué los gobiernos no suben el salario mínimo? Por miedo a perder los negocios con empresas internacionales traduciéndose en pérdida de empleos.

Para Carry Somers, cofundadora de Fashion Revolution, las empresas de moda podrían generar un cambio de pensamiento y evitar que las utilidades se prioricen por encima de la salud y el bienestar de trabajadores y comunidades. ¿Qué tan sostenible y ética es una marca si no paga un salario digno?

¿En qué está la regulación internacional?

François Zimeray ex miembro del Parlamento Europeo afirma que los derechos humanos deben implementarse en la vida diaria para transformarse en un derecho tangible: “El trabajo decente es el corazón de la dignidad humana” dice el preámbulo de la Unión Europea para la regulación de salarios en la industria de vestuario.

Jessica Simor opina que la industria de la moda podría liderar el camino para sacar a millones de personas de la pobreza y cambiar la perspectiva frente a la mano obrera de bajo costo. La experta reafirma la necesidad de legislaciones nacionales e internaciones para proteger los derechos humanos y promover un desarrollo sostenible con el objetivo de superar los índices de pobreza en países productores de moda.

En febrero de 2021, Alemania anunció la elaboración de una legislación donde las marcas deberán cumplir con obligaciones sociales y ambientales a lo largo de la cadena de suministro. La propuesta responsabilizará a las compañías alemanas frente a cualquier violación laboral, independiente del lugar donde ocurra.

Fashion Focus: towards a framework for a living wage es una propuesta legislativa para generar incentivos en el pago de salarios de vida o multas para quienes no lo hagan. La propuesta tiene dos objetivos:1) mejorar las prácticas de importadores y comerciantes europeos para de forma gradual subir los salarios de países productores de vestuario. En un plazo de tres años, estos serían suficiente para sustentar una vida decente. 2) Motivar a las fábricas a cambiar sus prácticas y mejorar sustancialmente los salarios para que marcas europeas continúen produciendo sin infringir la ley.

Pero no solo empresas y gobiernos tienen una responsabilidad con los trabajadores. Como consumidores, con nuestra decisión de compra, podemos generar mayor presión sobre las marcas y exigir el cumplimiento de salarios de vida y el pago de prestaciones acorde a cada país. El deseo de nuevas prendas no puede atentar contra los trabajadores ni ser un obstáculo en el camino hacia un desarrollo sostenible.

Debemos indagar cómo es producido nuestro vestuario e interesarnos en el bienestar de los trabajadores, sin importar la geografía, para de esta forma, aportar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el 1 – fin de la pobreza y el 8 – trabajo decente y crecimiento económico. Los consumidores no podemos ser cómplices de una explotación laboral que deja muertes y desolación.

*Diseñadora de Moda, Periodista y magíster Ciencia Política

Por Andrea Mejia Fajardo*

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