¿Quién le corrió la silla a Silvio Berlusconi?

Aunque su coalición obtuvo buenos resultados, el ex mandatario no obtuvo los votos suficientes para liderar la alianza política con la que buscaba gobernar.

redacción internacional
06 de marzo de 2018 - 02:24 a. m.
Una activista protestó contra Berlusconi en el puesto de votación. / EFE
Una activista protestó contra Berlusconi en el puesto de votación. / EFE
Foto: EFE - DANIEL DAL ZENNARO

A lo largo de la campaña electoral italiana, Silvio Berlusconi no tuvo que esforzarse mucho para parecer el líder de la coalición de derecha a la que le apostó para volver a poder. A pesar de estar inhabilitado hasta 2019 por fraude fiscal, Berlusconi, de 81 años, parecía tener el mismo peso de siempre: lo respaldaban su historial al mando de su partido, Forza Italia, el músculo financiero y político de los medios de comunicación que le pertenecen y ser la figura con mayor trayectoria de la coalición de derechas.

“Él cree que puede reinventarse indefinidamente, como se puede ver en su cara”, dijo Sofia Ventura sobre las cirugías plásticas y la resiliencia política del Cavaliere. La politóloga de la Universidad de Boloña consultada por el New York Times también afirmaba, días antes de las elecciones, que Berlusconi estaba haciendo campaña para seducir el voto de los adultos mayores, la audiencia más fiel de sus canales de televisión.

El jueves 1º de marzo, La Liga, que antes era un partido independentista del norte de Italia y ahora tiene relevancia nacional bajo el mando de Matteo Salvini, y los Hermanos de Italia, que se definen como herederos de Benito Mussolini, reunieron sus huestes con las de Berlusconi para realizar un cierre conjunto de campaña.

El escenario fue el templo de Adriano, en Roma, y desde entonces las peleas entre Berlusconi y Salvini por el liderazgo de la coalición habían dejado de ser rumores.

Pocas horas antes de la reunión, Salvini había dicho en una entrevista radial que le bastaba con obtener un voto más que Berlusconi para exigir su puesto de mando de la coalición.

A pesar de la tensión, a lo largo del evento, el octogenario Berlusconi posó en las fotos, estrechó manos y sonrió. También explicó que si sus colegas tuvieran posiciones uniformes habrían formado un partido único, no una coalición, y que era normal que “cada uno trate de tener más votos para su propia formación”.

Las elecciones llegaron tres días después y con ellas un baldado de agua fría sobre el que Berlusconi todavía no se pronuncia.

Aunque el conteo de votos no arrojó un ganador claro, hay un par de cosas que se pueden sacar en limpio: la primera, que Salvini superó en votos al movimiento de Berlusconi, y que la coalición de derecha, con su nuevo líder, roza el 40 % de los votos, lo que sería suficiente para formar un gobierno si el Movimiento Cinco Estrellas, que fue el partido más votado (31 %) no logra realizar una alianza para alcanzar la mayoría en el Parlamento.

Italia se debate entre un gobierno de extrema derecha, liderado por un político con posturas abiertamente xenófobas como Salvini, y un gobierno antisistema y euroescéptico, al mando de Luigi di Maio, el líder del Movimiento Cinco Estrellas.

Ver más: ¿Qué es el movimiento Cinco Estrellas? 

Lo cierto es que, en este nuevo escenario, el tropezón sufrido por Berlusconi entra en la misma categoría en la que está el bajo desempeño de la coalición de centro derecha liderada por el ex primer ministro Matteo Renzi. Los dos pesos pesados de la política tradicional italiana fueron opacados por fuerzas alternativas que ahora están llamadas a liderar el nuevo gobierno o a convertirse en el segundo renglón de la política italiana.

El resultado también deja clara la molestia provocada por la crisis migratoria, un factor fundamental en los procesos electorales de Francia y Alemania, pero que, sin embargo, no condujo al triunfo de la derecha xenófoba, como sí ocurrió este fin de semana en Italia.

“Tomo nota de que, en el mundo en que vivimos, podemos defender ideas bonitas, pero no podemos defenderlas abstrayéndonos de la dureza del contexto. Italia ha sufrido, sin ninguna duda, una fuerte presión migratoria”, dijo al respecto el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los abanderados del fortalecimiento de la Unión Europea, que no había presenciado un resultado electoral tan adverso desde el Brexit.

Por su parte, Berlusconi, que empezó cantando en bares y cruceros, que se dedicó a vender aspiradoras y luego se convirtió en un magnate de la construcción y los medios de comunicación, encontró lo que parecería ser su primer tropiezo insalvable en una carrera siempre en ascenso. En 2011, cuando renunció al cargo de primer ministro en medio de la crisis económica y envuelto en escándalos por corrupción, Berlusconi parecía invencible. Hoy, la incertidumbre política de Italia muestra todo lo contrario.

Por redacción internacional

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