Un pequeño partido islamista tiene en sus manos el futuro de Netanyahu en Israel

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, construyó una carrera tremendamente exitosa a partir de una campaña de miedo sobre la minoría árabe en el país. Ahora, los resultados de las elecciones sugieren que su destino está en manos de los islamistas a los que tanto atacó.

24 de marzo de 2021 - 06:25 p. m.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
Foto: AFP - Agencia AFP

Israel despertó el miércoles con una gran sorpresa tras las elecciones legislativas: la entrada al Parlamento de un pequeño partido islamista cuyo apoyo podría ser crucial para formar gobierno.

Las encuestas a la salida de urnas no apostaban mucho por Mansur Abas, pero a medida que se hizo el escrutinio de votos, se vio con claridad que su partido, Raam, entraría al Parlamento.

Según el conteo de 90 % de los votos, Raam obtuvo al menos 155.000 votos de los 4,42 millones sufragados. O sea al menos 3,5 %, por encima del umbral de 3,25 % que permite a una formación entrar a la Knesset.

Según proyecciones, ese resultado daría cinco diputados a la formación de Abas, que en los últimos meses abandonó la “Lista unida” de los partidos árabes para realizar su propia campaña.

A favor de la normalización

Los árabes israelíes, descendientes de los palestinos que se quedaron en sus tierras después de la creación de Israel en 1948, constituyen alrededor del 20 % de la población.

Esta minoría enfrenta una ola de violencia intracomunitaria, se considera con frecuencia victima de discriminación con relación a la mayoría judía, y acusa a las autoridades de no investigar sobre esos actos de violencia.

Mansur Abas, dentista, rompió un tabú al mostrarse “dispuesto” a trabajar con el Primer ministro Benjamin Netanyahu para luchar contra esa violencia, lo que favoreció su salida de la lista de partidos árabes.

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Abas surgió del Movimiento islámico, una organización de defensa de los intereses de los musulmanes que se dividió en dos partes en los años 90: la rama Norte opuesta a los acuerdos de paz de Oslo entre Israel y los palestinos, y la Sur favorable a los acuerdos.

Abas, que vive en el norte de Israel, se comprometió a favor de la rama Sur del movimiento, que concentra apoyos entre los beduinos del desierto de Neguev.

Esta rama aceptó entrar al juego electoral israelí y saludó estos últimos meses los acuerdos de normalización prometidos por Netanyahu. Afirmó también estar dispuesta a servir de “puente” entre Israel y los países árabes (Emiratos, Baréin, Sudán, Marruecos).

Al día siguiente de las cuartas elecciones legislativas en dos años, Abas es ahora cortejado por Netanyahu y su rival centrista Yair Lapid.

Aunque el partido Likud de Netanyahu encabeza los resultados, no dispone de suficientes apoyos con sus aliados (partidos ultra-ortodoxos y de extrema derecha) para obtener la mayoría de 61 escaños requeridos para formar gobierno.

El Primer ministro saliente pide al jefe de la derecha radical Naftali Bennett que se una a su causa. Pero según resultados parciales, sería aun insuficiente para lograr el umbral crucial de mayoría.

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“No hay línea roja”

De ahí las preguntas acerca de si Mansour Abas podría respaldar a Netanyahu. Y si la extrema derecha, hostil a los árabes, podría aceptar unirse a una coalición de ese tipo.

“Aun hay posibilidad de Netanyahu para obtener los 61 escaños (...) pero eso dependerá de los elementos más extremos de la sociedad israelí”, dijo el miércoles Yohanan Plesner, director del Instituto democrático de Israel, un centro de investigaciones en Jerusalén.

“No hay línea roja para Mansur Abas en la escena política israelí. Puede flirtear con todos los partidos (...) es asunto de pragmatismo y de número”, dijo a la AFP Amal Jamal, profesor de ciencias políticas en la universidad de Tel Aviv.

Pero partidos de la derecha nacionalista podrían ser reticentes a que la formación de gobierno dependa de alguien a quien consideran un “apoyo del terrorismo”.

En el otro campo Yair Lapid podría también necesitar de Abas para sacar a Benjamin Netanyahu del poder.

Para obtener una mayoría, el jefe centrista requiere ahora, además de sus aliados tradicionales, del apoyo de dos de los tres partidos siguientes: el de Naftali Bennett, lo que resta de la “Lista unida” de los partidos árabes y la formación de Abas.

En una radio local, el principal interesado fue claro: “Estamos dispuestos a hablar con todo el mundo”.

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