Siria debate la reactivación del turismo en medio de la guerra

Visitar lugares marcados por la tragedia es una práctica en auge que se conoce como “turismo oscuro”. Y aunque para algunos sirios esto ayuda a regresar a la normalidad en el país, para otros significa una validación del actual gobierno con el que no se encuentran conformes.

- Redacción Internacional
25 de noviembre de 2019 - 04:56 p. m.
Antes del inicio del conflicto en Siria en 2011, más de 150.000 turistas visitaban cada año este oasis del desierto situado a 210 km al noreste de Damasco, que alberga 1.000 columnas, numerosas estaturas y una magnífica necrópolis de 500 tumbas. / EFE
Antes del inicio del conflicto en Siria en 2011, más de 150.000 turistas visitaban cada año este oasis del desierto situado a 210 km al noreste de Damasco, que alberga 1.000 columnas, numerosas estaturas y una magnífica necrópolis de 500 tumbas. / EFE

Por motivos de seguridad, casi todos los gobiernos del mundo desaconsejan viajar a Siria, un país que está entrando a el noveno año de guerra por la que sus ciudadanos han pagado un alto precio. Aún así, hay quienes buscan reactivar el turismo en este territorio, pese que los coches bombas y los ataques aéreos son todavía un recuerdo diario del conflicto en el país.

A partir de noviembre, dos compañías rusas comenzaron a ofrecer viajes y paquetes turísticos a Siria. Los operadores de estor tours les ofrecen a turistas, pese a las advertencias de seguridad, recorridos por siete ciudades como Damasco y Alepo, conocida como “la novia del desierto”. El costo de estos recorridos comienza en los US$ 1.950, que no incluyen boletos de avión, tarifas de visa o de seguros de vida. Pero estas no son las únicas operadoras de paquetes de viaje.

Young Pioneer Tours, con sede en China, también ofrece recorridos por el norte de Alepo, ciudad en la que se dio una batalla de cuatro años y que todavía está en ruinas. El viaje por esta compañía cuesta US$ 1.695, sin contar con los gastos de transporte aéreo, visa y seguro de viaje. Y aunque los grupos de viajeros están acompañados por “cuidadores del gobierno”, las advertencias de seguridad persisten.

Luego de conocer la información sobre estos tours, la Agencia Federal de Turismo de Rusia emitió una recomendación para que todas las compañías dejen de ofrecer paquetes de viaje a Siria, y aconsejó a los ciudadanos rusos que eviten visitas a ese país hasta la normalización de la situación. Le puede interesar: Las ruinas que el Estado Islámico dejó en Palmira, Siria 

Para algunos ciudadanos, la reactivación del turismo es una acción positiva para Siria, un país que antes de la guerra, según sus habitantes, era una tierra próspera. Johnny Ward, un bloguero de viaje irlandés, opina que, si “solo viajamos a países que tienen una política interna y externa limpia, ¿a dónde podemos ir?... Realmente creo que el turismo envía dólares a las personas que los necesitan. En nuestra pequeña forma, el turismo es un pequeño paso hacia la normalidad para Damasco y más allá”.

“Mentiría si dijera que Siria es 100 por ciento segura, pero es mucho mejor de lo que era. Las carreteras principales son mucho más seguras ahora, y nuestra historia, nuestra cultura, nuestra comida todavía está aquí”, dice Mohammad Alkhousi, guía turístico sirio a Adventure.com

Pero otros han criticado esta reactivación porque consideran que es una forma de invisibilizar la guerra que continúa presente y de darle validación a un gobierno con el que no están de acuerdo.

“Lo que están haciendo estas empresas de turismo ahora tiene un solo objetivo: la normalización con el régimen. Están haciendo esto para mostrarle al mundo que Siria está seguir y bien y que la guerra ha terminado. (Estos viajes) blanquean el régimen y dejan que el mundo olvide las atrocidades cometidas contra los sirios. Es realmente deprimente y doloroso ver a los turistas que vienen a su país desde el extranjero cuando su casa es confiscada por el régimen y nunca pueden volver a casa”, apunta Bakri al-Obeid, un sirio que dirigió una pequeña empresa de turismo en Damasco antes de que comenzara la guerra en 2011. “Visitar un país no respalda su liderazgo”, responde Ward. 

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Visitar lugares asociados con la muerte, la destrucción y la tragedia es una práctica moderna que ha tomado fuerza en los últimos años y a la que se le conoce como “turismo oscuro”. Pasar vacaciones en un país en guerra es un fenómeno nuevo, que ha sido impulsado por personas influyentes en redes sociales que buscan conquistar “destinos prohibidos”, por lo que expertos recomiendan mantener precaución a la hora de seguir estas modas. Otro ejemplo reciente es el de las visitas a Prípiat y Chernóbil, en el norte de Ucrania, ciudades afectadas por el accidente nuclear del 26 de abril de 1986 en la central nuclear Vladimír Ilich Lenin.

Por - Redacción Internacional

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