Siria: la esperanza se acaba

Por fin, con la intermediación de organismos internacionales, 29 personas que necesitan atención médica urgente serán evacuadas de Guta Oriental. Sin embargo, la ONU estima que alrededor de 500 personas requieren ayuda urgente.

redacción internacional
28 de diciembre de 2017 - 02:00 a. m.
Los niños que nacieron en Guta Oriental se han visto obligados a vivir en medio de la guerra. / AFP
Los niños que nacieron en Guta Oriental se han visto obligados a vivir en medio de la guerra. / AFP
Foto: AFP - ABDULMONAM EASSA

Las fotografías de Sahar movilizaron a los usuarios de redes sociales del mundo el 24 de octubre pasado. Tenía 9 meses de vida y sólo pesaba 1,9 kilogramos. Su cuerpo esquelético reposaba en una camilla improvisada en un hospital de Guta Oriental. La desnutrición le dejó la piel translúcida, le afectó los pulmones y la asesinó. La agencia AFP divulgó las imágenes y, por lo menos por un día, gracias a Sahar, el planeta se interesó en la guerra siria.

Ayer, en la misma región del país, comenzó una evacuación humanitaria por razones médicas, evacuación que desde hace años venía reclamando la ONU. Según este organismo, 500 personas han debido ser rescatadas en el pasado y dieciséis de ellas han muerto por la incapacidad del gobierno de aceptar la medida.

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Finalmente, la súplica de los organismos defensores de derechos humanos surtió efecto. El martes por la noche, cuatro pacientes, tres niños y un adulto, dejaron Duma, la mayor ciudad de Guta, en dirección de Damasco. En total 29 personas tienen que ser evacuadas en días posteriores.

Guta es una zona rural que ha servido como escenario para el conflicto que empezó hace casi siete años y que terminó por convertirse en uno de los más complejos del panorama internacional. Lo que empezó como un enfrentamiento entre el gobierno de Bashar al-Asad y los rebeldes terminó con una cantidad de actores que agravaron la situación: Estados Unidos por un lado, el Estado Islámico por otro y la población kurda, se sumaron a los enfrentamientos. Lo anterior sin hablar del rol que han jugado países como Rusia y Turquía.

Hasta el momento, 321.000 personas han muerto y 12 millones han sido víctimas del desplazamiento forzado.

Al ser uno de los últimos bastiones rebeldes, Guta está bajo la mirada permanente del régimen de Al-Asad, quien de hecho tiene la región completamente rodeada por sus tropas.

Eso explica por qué la ayuda humanitaria difícilmente llega a los civiles. La falta de víveres es el pan de cada día, y según un responsable de sanidad en la zona, cientos de niños mueren de desnutrición. Sahar era una de ellos. Incluso su familia también se ha visto afectada por las mismas carencias. De acuerdo con el informe de AFP, la madre de la menor no podía darle pecho, por culpa de la absoluta debilidad de su cuerpo, producida también por años de mala alimentación.

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De acuerdo con cifras de Unicef, más de 1.100 niños sufrieron malnutrición aguda en Guta, entre agosto y octubre de este año.

“En este momento, los alimentos de primera necesidad que tenemos que dar a los niños no llegan, especialmente el azúcar y las materias grasas”, le dijo a AFP Yahya Abu Yahya, médico y responsable local de la ONG turca Social Development International, que en la región opera varios centros médicos.

Según le contó Yahya a AFP, los niños sufren de distintos problemas ocasionados por la falta de nutrientes: migrañas, problemas de visión y trastornos psicológicos son los más comunes.

El acuerdo

“Aceptamos la salida de numerosos prisioneros (...) a cambio de la evacuación de los casos humanitarios más urgentes”, comunicó el movimiento rebelde Jaish al Islam de Guta.

Este acuerdo, en gran medida, se hizo posible porque la región es una de las cuatro “zonas de distensión” definidas en mayo por Rusia e Irán, aliados del régimen, y Turquía, que apoya a los rebeldes. Las negociaciones entre ambas potencias buscan llegar a una tregua que traiga la paz a Siria, según las declaraciones del presidente ruso Vladimir Putin.

Sin embargo, el acuerdo aún no es garantía de nada. De hecho, de acuerdo con la Sociedad Médica Siria (SAMS, por sus siglas en inglés), los pacientes evacuados son “apenas una pequeña fracción” de otras personas con la misma necesidad.

En un comunicado publicado en su cuenta oficial de Facebook, SAMS hizo énfasis en la gravedad de la situación médica de la población de Guta Oriental.

“Sólo quedan 107 médicos en el área para proporcionar asistencia a una población de 400.000 personas, entre los que hay 130.000 menores, mientras afrontan una fuerte escasez de suministros sanitarios”, dijo el presidente de la ONG, Ahmad Tarakji.

Tarakji reconoció que esta evacuación es un primer paso “crucial”, pero agregó que las necesidades humanitarias son “extremadamente críticas”.

A pesar del acuerdo, el gobierno de Al-Asad intensificó sus ataques contra la región desde noviembre pasado, lo que no ha permitido que la situación humanitaria mejore.

Por ahora, las familias que lograron ser rescatadas agradecen la ayuda. Es el caso de Ingy, de ocho años, una niña hemofílica que salió en ambulancia, abrigada por una chaqueta color rosa, guantes y un gorro que le tapaba los rizos.

O Mohamed, quien con un año y dos meses padece el síndrome de Guillain-Barré.

Ambos representan la esperanza de Siria para el 2018. Ambos buscan sobrevivir, ya por fuera de Guta.

 

Por redacción internacional

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