Elecciones en Venezuela: ¿Tenía razón María Corina Machado?

Según los datos oficiales presentados por el Consejo Nacional Electoral, el chavismo obtuvo mayoría en las elecciones regionales. La oposición habla de fraude y algunos se arrepienten de haber participado.

Mariangela Urbina Castilla
17 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.
Después de obtener cinco de las 23 gobernaciones en Venezuela, los votantes opositores quedaron desilusionados. / EFE
Después de obtener cinco de las 23 gobernaciones en Venezuela, los votantes opositores quedaron desilusionados. / EFE

El político salvadoreño Rubén Zamora dijo en una entrevista para el portal El Faro, que Fidel Castro le había enseñado que hacer política es más difícil que hacer la guerra.

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La oposición venezolana lo confirmó el domingo pasado. El 80% de la gente desaprueba la gestión del presidente Nicolás Maduro, según la más reciente encuesta de Gallup Latinoamérica. Los robos con datáfono se volvieron famosos en las calles de Caracas, porque el dinero impreso es prácticamente inexistente; el hospital Erasmo Meoz en Cúcuta entró en déficit, pues los venezolanos viajan del otro lado de la frontera para recibir tratamientos médicos que rebosan la capacidad de los servicios de salud en Venezuela, y aún así, en la contienda política, el oficialismo vuelve y gana.

“Los resultados que arroja el Consejo Nacional Electoral (CNE) son completamente inversos a lo que se esperaba. Se esperaba que efectivamente el gobierno conservara unas seis, siete gobernaciones y que la oposición avanzara en las restantes”, dice Antonio de Lisio, profesor de la Universidad Central de Venezuela. “Hay que reconocer que el gobierno, desde el punto de vista político, con esa rapidez con la que dio resultados, ha logrado desanimar a buena parte de los votantes. En mi caso, yo ni siquiera pude elegir, porque en el Distrito Capital no tenía la posibilidad de votar”, agrega.

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En efecto, el jefe de gobierno del Distrito Capital es elegido por el presidente.

Pero no solo en Caracas los opositores se encontraron con trabas para dar su voto. A pesar de los esfuerzos por movilizar personas, los cambios de última hora en los centros de votación, decididos por el CNE, hicieron que varios simpatizantes opositores se quedaran sin votar, según denunció la oposición.

Sumado a esto, no todos los ganadores de las consultas internas de los partidos opositores fueron incluidos en el tarjetón electoral y, de paso, las figuras más visibles de la oposición estaban presas o inhabilitadas y tenían prohibido presentarse como candidatos en estas elecciones.

Haciendo caso omiso a las denuncias, Maduro celebró que “el chavismo está vivo” y que su movimiento se quedó con el “75 % de las gobernaciones del país”. Reconoció que la oposición ganó en cinco Estados y aseguró que esta es la prueba de que en Venezuela sí hay alternancia política. Y, con profunda satisfacción, remató: “Ganamos en Miranda”.

Henrique Capriles, el candidato opositor que más cerca ha estado de arrebatarle la presidencia al oficialismo, fue, desde el 2008, el gobernador de ese Estado, que con más de dos millones de votantes era el balón de oro de estas elecciones. Al quedar inhabilitado durante 15 años, Carlos Ocariz lo reemplazó. Según el CNE, Héctor Rodríguez, el hombre del chavismo, le ganó la gobernación con el 52 % de los votos.

Ahora bien, aunque la oposición perdió en Miranda, ganó en Zulia y Táchira, ambos Estados fronterizos, que estaban capturados por el chavismo. El Zulia es el Estado con mayor número de electores (2,4 millones) y además cuenta con una riqueza petrolera y gasífera fundamental en la región. Táchira, por su parte, es crucial para el orden del comercio fronterizo con Colombia. “Es importante que la oposición cuente ahora con las fronteras. Pero recordemos que tenemos una espada de Damocles: la Asamblea Constituyente”, comenta De Lisio.

Las predicciones de Machado

“No le des gusto”, escribía Henrique Capriles decenas de veces en Twitter, en las horas previas a la votación. “Él no quiere que votes”, anotaba adjuntando una foto del presidente.

Lilian Titori, activista de derechos humanos y esposa del opositor Leopoldo López, que está en prisión domiciliaria acusado de incitar a la violencia en las calles durante las manifestaciones antigobierno, fue la encargada de comunicarle al país y a la comunidad internacional el cambio de postura de su marido: “Votar es un derecho constitucional. No podemos perder la oportunidad de participar”, aseguró Tintori. En principio, López no estaba de acuerdo con asistir a las urnas.

Finalmente, con el respaldo de López, la MUD logró superar sus divisiones internas y presentar candidatos para disputarle al chavismo las 23 gobernaciones del país.

Pero no todos durmieron tranquilos con esa decisión definitiva. María Corina Machado, exdiputada y fundadora del movimiento opositor Vente Venezuela, se hizo a un lado, pues nunca logró ponerse de acuerdo con el resto de la MUD. “Si participan en las elecciones, se van a quedar solos”, les dijo.

Para Machado, de participar en las elecciones, la oposición tenía todas las de perder. “Participar es reconocer a una Asamblea Constituyente ilegítima”, argumentaba.

“Esto sí debilita la postura prodemocrática de la oposición. Debilita a aquellos que defendieron las votaciones, por sobre todas las cosas”, asegura Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela, de la Universidad del Rosario, quien considera que esto es preocupante, de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

Ibsen Martínez, periodista venezolano, columnista del diario El País, de España, siempre había defendido las votaciones y el diálogo. Tras los resultados, escribió en Twitter: “María Corina estaba en lo cierto”.

“Yo no estoy de acuerdo”, comenta De Lisio. Creo que hay que ejercer presión interna y externa para que exista una autoridad electoral imparcial”.

Ahora, los gobernadores electos, tal y como lo anunció Maduro, deben jurarle lealtad a la Asamblea Nacional Constituyente si hoy quieren asumir el cargo.

“Eso es muy peligroso, porque la Asamblea Constituyente ha demostrado ser un organismo que puede ser usado para cualquier cosa”, agrega De Lisio.

Por eso, lo que le queda a la oposición es lo que ya está haciendo: denunciar que hubo fraude y, de nuevo, invitar a su gente, a salir a las calles. “La oposición se concentró en la lucha callejera y se olvidó de todas las formas de lucha”, dijo el analista Carlos Romero en entrevista con El Espectador.

Hacer política es más difícil que hacer la guerra.

 

Por Mariangela Urbina Castilla

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