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Torre de Tokio: vidas confirmadas

Columna para acercar a los colombianos a la cultura japonesa. Hoy: ¿por qué verifican todo?

Gonzalo Robledo * @RobledoenJapon / Especial para El Espectador, Tokio
28 de febrero de 2021 - 02:00 a. m.
Entrada al parque de Yoyogi en Tokio con pictogramas y subtítulos explicativos.
Entrada al parque de Yoyogi en Tokio con pictogramas y subtítulos explicativos.
Foto: Foto de Gonzalo Robledo

Si los países clasificaran los verbos más conjugados a diario por sus ciudadanos, en Japón la primera posición la ocuparía verificar, seguido de una larga lista de sinónimos como validar, confirmar, constatar, corroborar, comprobar, ratificar, compulsar y cerciorarse. El horror a equivocarse y a parecer distinto a los demás son dos reconocidos atributos nacionales nipones. Por eso, todos confirman el pronóstico del tiempo antes de salir de casa para no llegar a la estación del metro una mañana soleada y sorprenderse de ver a todo el mundo equipado con paraguas, porque la televisión nacional anunció lluvia a mediodía. (Recomendado: ¿Por qué Japón creó un Ministerio de la Soledad?).

Ningún encuentro de negocios en Japón se inicia sin que los participantes intercambien sus respectivas tarjetas de visita. En ellas se constata el nombre y el rango, se confirma el tono que tendrá el diálogo y se constata qué tan lejos puede llegar la negociación. Cerciorarse reiteradamente de los detalles de un proyecto evita errores en operaciones masivas, pero también en el simple pedido en un restaurante. Tras confirmar los habituales detalles de grado de cocción de la carne, pan o arroz, café o té, el mesero lee en voz alta todo lo anotado y pide a cada comensal corroborar de nuevo su pedido.

Después de saludar a sus nuevos alumnos es habitual que, el primer día de clase, el profesor anote la ruta que toma cada uno de sus estudiantes hasta el colegio, con el fin de constatar quiénes llegarán tarde el día en que alguna línea de metro o bus sufra un retraso. Los pictogramas de las señales públicas, que en el resto del mundo bastan para comunicar visualmente conceptos como no fumar, parqueadero o baños, en Japón suelen llevar subtítulos explicativos para cerciorarse de que no se interpretan de forma ambigua.

Aunque Japón ya tiene contratadas vacunas para sus 126 millones de habitantes, las primeras dosis importadas tardaron en ser aprobadas debido a que el gobierno no reconoció las pruebas multinacionales de Pfizer y quiso corroborar primero, con 160 japoneses, que no habría efectos secundarios para sus ciudadanos.

Si siguen adelante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, a los 15.000 atletas olímpicos y paralímpicos les espera un maratón diario de verificaciones sobre su estado de salud y pruebas médicas antes, durante y después del evento. Centenares de voluntarios y funcionarios estarán encargados de ratificar que haya un mínimo contacto social entre los participantes, y podremos confirmar que serán los juegos más ascéticos de la historia.

Será imposible garantizar que habrá cero contagios, pero quedará confirmado que nadie está mejor entrenado para el escrutinio y la constatación que el país anfitrión de los XXXII Juegos Olímpicos.

* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.

Por Gonzalo Robledo * @RobledoenJapon / Especial para El Espectador, Tokio

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