Tramadol, una de las pesadillas de África

La ONU alertó sobre una crisis de opioides en África y Oriente Medio tan grave o más que la de EE. UU. ¿Qué está pasando?

- Redacción Internacional
07 de julio de 2019 - 02:00 a. m.
Él más reciente informe de Naciones Unidas sobre drogas alerta de una epidemia de opiodes en África. 
 / Getty Images
Él más reciente informe de Naciones Unidas sobre drogas alerta de una epidemia de opiodes en África. / Getty Images

El problema es grave. Gravísimo. Más de cuatro millones de personas solo en Nigeria han probado el tramadol, un opioide muy adictivo cuyo uso no médico se extiende rápidamente por África. En Egipto, dicen estudios, este analgésico es la segunda droga más consumida entre alumnos de secundaria. En Irán y Palestina su uso se ha generalizado. En más de la mitad de los 16 países de África Occidental y las 10 naciones de África Central su consumo ya se está convirtiendo en una epidemia. Oriente Medio tampoco se salva.

Lo alertó hace una semana Ángela Me, autora del último informe Mundial sobre Drogas, que difundió la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, pero ya lo había advertido hace un año la Agencia Nacional Antidrogas de Nigeria (NDLEA) cuando señaló que uno de cada tres jóvenes son adictos a esta droga. “El mercado de tramadol se extendió rápidamente por África Occidental y Central, y también por Oriente Medio”, señala Naciones Unidas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pensaba hace un tiempo que el tramadol tenía un “bajo potencial de dependencia con relación a la morfina”. Pero lo que está pasando en varias naciones contradice esa explicación. Al igual que el informe de la ONU: “El uso no médico de opioides en África es un grave problema”, insiste Me. “Una crisis invisible a la que hay que ponerle atención”, agrega.

Según la investigadora, se ha desarrollado un mercado propio de producción y venta ilegal de tramadol, con dosis mucho más altas de las del producto farmacéutico que se adquiere con receta. De hecho, la ONU señala que la facilidad con la que se adquiere, su menor precio y la noción, especialmente entre los jóvenes, de que al ser un medicamento y venir empaquetado es menos peligroso explican su elevado uso. Las incautaciones de esta sustancia en todo el mundo han pasado de diez kilos en 2010 a 125.000 en 2017 y las autoridades alertan sobre su impacto en la salud en una región del planeta con escasos recursos. Le puede interesar: Más de 271 millones de personas consumieron drogas en 2017 

Una crisis que puede acercarse a la de opioides en Estados Unidos y Canadá, en donde se estima que un 4 % de todos los norteamericanos adultos consumieron algún tipo de opioide al menos una vez en 2017. De las 70.237 muertes por sobredosis registradas en Estados Unidos en 2017, 47.600 se debieron al uso de opioides, un 13 % más que en 2016, según el informe de la ONU.

Andrew Scheibe, médico sudafricano que trabaja el tema de drogas en África, le dijo a El Espectador que aunque esta crisis es gravísima, quizás el principal problema son los opiáceos (productos derivados del opio como la heroína). “En la región no hay datos sobre esto, pero el problema es muy grande. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la heroína por ser tan barata afecta más a Tanzania, Kenia, Madagascar y Mozambique, países de tránsito del opiáceo que viene desde Asia a Europa”. Sobre el tramadol, el médico Scheibe aseguró que “es de más fácil acceso que otros analgésicos como oxycodone u otras codeínas”. Le puede interesar: La marihuana fue la droga más consumida en África en 2017 

¿Qué es el tramadol?

En términos académicos, el tramadol es un analgésico opioide sintético que tiene un mecanismo dual para inhibir el dolor. Opioide sintético quiere decir que no proviene directamente de la planta de amapola (opio), sino que fue fabricado artificialmente por químicos y especialistas en un laboratorio. Y, en otras palabras, lo que hace el medicamento es que actúa sobre los receptores de opioides (que son los encargados de recibir y transmitir los estímulos y el mensaje de dolor por la médula espinal hasta el cerebro) inhibiendo que la señal de dolor ascienda al Sistema Nervioso Central, controlando la sensación de dolor.

“Los opioides son analgésicos que son muy eficaces, y se utilizan para tratar dolores intensos, como un dolor oncológico o fracturas abiertas. Dolores que no se puedan manejar con otro tipo de analgésicos como los antipiréticos (como el acetaminofén) o los AINE (como el ibuprofeno o naproxeno)”, afirma José Julián López, químico farmacéutico y director del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional.

Entonces, ¿cuál es el problema de estos medicamentos y cómo generan una crisis como la de África? Según López, en el caso de los opioides “en la medida en que aumenta la eficacia analgésica, va aumentando también el poder adictivo. Por lo que si se utiliza en dosis no terapéuticas mayores a las establecidas produce adicción e intoxicación”.

Por moverse en esa línea delgada entre paliativo del dolor y medicamento que puede generar adicción, el mundo –incluido Colombia– ha decidido levantar varias barreras para acceder a ellos. Esto, más allá de prevenir que ocurran situaciones desafortunadas como la del continente africano, ha generado también que, en países como el nuestro, muchas personas con graves padecimientos de salud hayan tenido que vivir con dolor.

En noviembre del año pasado, por ejemplo, el informe “Disponibilidad y accesibilidad a medicamentos opioides en Colombia” reveló que en el país el acceso a este tipo de medicamentos es muy inequitativo. En palabras de Marta León, investigadora y jefe del Departamento de Dolor y Cuidados Paliativos de la Universidad de la Sabana, “casi el 50 % del país se encuentra desabastecido de medicamentos opioides para el control del dolor”. Por esto, asegura, concluir que la forma de prevenir las posibles adicciones es controlando el tramadol solo impactaría la calidad de vida de los pacientes con dolor que lo necesitan.

“Lo importante es conocer la situación. Somos conscientes de que ese riesgo existe y que lo que se debe evitar es que se aumente el consumo no regulado del medicamento. Por eso es necesario que se haga una prescripción responsable y, para que se logre, es necesario educar tanto a prescriptores como a los dispensadores (droguerías y farmacias) y pacientes, para que conozcan los riesgos de no tomar de manera adecuada estos medicamentos”, concluye.

¿Una droga utilizada para matar?

La falta de control en África y la producción ilegal con altas dosis del medicamento ha generado consecuencias desastrosas. Varias agencias internacionales han alertado sobre el uso que organizaciones criminales como el Estado Islámico o Boko Haram, el grupo yihadista de Nigeria, le han dado al tramadol.

Dicen que el abuso del medicamento por parte de la organización terrorista nigeriana podría explicar la crueldad de muchos de sus ataques.

“Nos decían que cuando lo tomas tienes menos miedo: eres más fuerte y valiente”, afirmó un exmilitante de Boko Haram al medio digital African Arguments. De acuerdo con el excombatiente, el tramadol es utilizado para controlar el pánico en combate y estaba reservado solo para los líderes y para aquellos que iban a la guerra. Según otro excombatiente, la presencia del tramadol dentro de los campamentos de la organización terrorista era recurrente. “Durante cuatro años viví en un campamento en el bosque donde no había suficiente comida ni agua, pero había tramadol”, dijo el excombatiente a la BBC.

En la última década, el continente ha visto un aumento significativo en el uso no médico de tramadol, que produce efectos similares a los causados por la heroína. Soldados que han combatido a Boko Haram cuentan al diario El Mundo que el abuso del medicamento por parte de los yihadistas los hace “fáciles de abatir”, pues van a la guerra “sin cubrirse y totalmente drogados”. López explica por qué: “El abuso de medicamentos opioides como el tramadol y la morfina deprimen el sistema nervioso central, produciendo una sensación placentera, pero también somnolencia, es decir, que la persona no responde a estímulos externos”.

Quienes han combatido a la secta yihadista destacan el absoluto desprecio de sus militantes por su propia vida.

“El arrojo (de Boko Haram) para atacar proviene principalmente del efecto de la droga en su sistema”, dice a African Arguments el doctor Bala Chabiya, anestesista y cofundador de la Organización Manos de Amor, que trabaja con las víctimas. “Si no lo tienen, es menos probable que sus ataques sean tan brutales”.

Pero el abuso de la droga, además de estar afectando a los miembros de los grupos terroristas, también tiene sus efectos en quienes han vivido en alguno de sus campamentos, como por ejemplo los secuestrados. Se calcula que, en la actualidad, Boko Haram tiene más de 1.000 personas retenidas, de las cuales la mayoría son mujeres.

Marcus Ayuba, director de la Agencia Nacional Antidrogas de Nigeria, afirma que muchas de las mujeres que lograron escapar de Boko Haram ahora son adictas a las drogas. “Los militantes drogaban a las niñas cuando empezaban a llorar”, contó Ayuba a la BBC.

Jibrin Umar, consejero y trabajador social de la fundación Caprecon Development, que brinda apoyo a sobrevivientes de Boko Haram, dice por su parte que es difícil encontrar a alguien que haya vivido en sus campamentos un problema de adicción.

“Era como comida para los que estaban allí. Lo tomaban todos los días y todas las noches”, afirma el experto.

El tramadol se ha convertido, además, en fuente de financiación de estos grupos terroristas. La ONU alertó que el tráfico de tramadol llega a África desde el sur de Asia y es gestionado por bandas criminales internacionales. Según un reporte de diciembre, las incautaciones anuales de este medicamento en la África subsahariana aumentaron de los 300 kg en 2013 a más de tres toneladas en 2018.

Solo en noviembre del año pasado, las autoridades italianas incautaron más de 24 millones de tabletas de este medicamento en el puerto de Gioia Tauro, Calabria. El destino de las pastillas era naturalmente África, exactamente el puerto libio de Misrata. Desde allí se distribuyen a Oriente Próximo y a África del Oeste para abastecer a la yihad.

Los italianos dijeron estar seguros de que las píldoras estaban destinadas a los militantes del Estado Islámico en ese país, que, aunque no utilizan el medicamento para sus misiones, la venden para financiar sus actividades. Boko Haram, de hecho, es uno de sus compradores.

Pero además de la importación ilegal del medicamento, Boko Haram se beneficia de la regulación laxa que tiene el tramadol en Nigeria. El país africano comparte una frontera permeable con Benín, el segundo receptor más grande de esta droga después de EE. UU., y los yihadistas controlan varias de las rutas de contrabando.

Además, una tira de diez tabletas puede comprarse por tan solo US$0,30 en cualquier farmacia.

Por - Redacción Internacional

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