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El próximo mes de diciembre se realizarán en Venezuela las elecciones de alcaldes, concejos municipales, consejos legislativos estatales y se repetirá la elección del gobernador del estado Zulia, por la negativa de Juan Pablo Guanipa de juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Ese día los venezolanos elegirán la mayoría de sus representantes y los más cercanos a sus problemas. No obstante, en dicha elección no participarán importantes partidos de oposición y se prevé una alta abstención de las bases opositoras, que se sienten defraudadas y engañadas.
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Asimismo, el oficialismo piensa adelantar las elecciones presidenciales para el primer semestre del próximo año y estudia la posibilidad de ampliar el período presidencial de seis a siete u ocho años. Dadas las actuales circunstancias todo parece indicar que Nicolás Maduro consolidará su victoria.
Por lo menos cuatro factores permiten aproximarse a una posible explicación de la victoria de Maduro.
El primero es la subestimación al mandatario. Hace un par de meses, en una entrevista que le realizó José Vicente Rangel en su programa de televisión, Maduro habló de aquellos que lo subestimaban y denigraban por su extracción humilde y oficio de conductor de bus. Sus constantes errores y salidas en falso han promovido la imagen de un gobernante que carece de las cualidades intelectuales para ejercer el cargo.
Pero esa imagen de un gobernante bruto ha jugado a su favor, dicha subestimación ha llevado a sus enemigos en la oposición y en el mismo chavismo a pensar que es fácil deshacerse de él, pero los hechos demuestran lo contrario, quizás “Maburro”, no es tan tonto como muchos creen, incluso es capaz de pasar por encima de su propio orgullo como se evidenció en la citada entrevista.
El segundo factor son los militares. Se suele hacer referencia a los militares como un estamento separado del gobierno al cual se ha comprado con dádivas y la participación en importantes sectores de la economía venezolana, pero el tema es mucho más complejo que una simple relación clientelar. Los militares han infiltrado el Estado venezolano, pero igualmente el chavismo ha infiltrado todos los cuerpos militares, una relación de mutuo parasitismo que hace muy difícil diferenciar sus intereses. Tampoco es una relación exclusiva con el alto mando, por convicción o por utilidad los diferentes niveles de la jerarquía militar son cómplices por acción u omisión del chavismo y sus costos de salida son igual o más altos. No es una unión cívico-militar, son los militares chavistas que apoyan a Maduro incondicionalmente.
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El tercero es la instrumentalización del aparato institucional del Estado venezolano. El Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, todos los órganos del poder, todos los niveles del Estado, lo nacional, lo estatal, lo municipal responden a la voluntad del proyecto político que dirige Nicolás Maduro.
Lo democrático y lo justo se define en función del chavismo. Dicha captura del Estado se desarrolló durante los 18 años de Revolución Bolivariana pero es con la ANC, en cabeza de Delcy Rodríguez, que logra burlar la voluntad de los ciudadanos como quedó demostrado con el caso de Guanipa. Ahora todo lo que proponga Maduro, por más descabellado que parezca es legal.
El último factor que permite aproximarse a una explicación de la victoria de Nicolás Maduro es la oposición, pero dicho factor demanda un análisis más detallado. Así las cosas, todo parece indicar que Maduro consolidará su victoria, y Colombia y su futuro presidente, o presidentes, tendrán que convivir con un vecino espinoso.
* Politólogo, internacionalista y Mg. CP, profesor e investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario y presidente de la Fundación Surcontinente. @ronalfrodriguez