Tres razones para creerle a James Comey, el hombre que puso a temblar a Trump

Hoy, un día antes de lo esperado, el ex director del FBI dio a conocer el detalle de las conversaciones en las que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, lo presionó para desviar la atención sobre la investigación de la influencia rusa en las últimas elecciones.

Redacción Intenacional
08 de junio de 2017 - 12:20 a. m.
James Comey, exdirector del FBI
James Comey, exdirector del FBI

Estados Unidos hierve. El puesto del presidente corre peligro debido a las declaraciones de un policía. Se llama James Comey, tiene 56 años y mide más de 2 metros de estatura. Sus palabras, desnudando una clara obstrucción a la justicia por parte de Trump, fueron contundentes. Mañana, el testimonio será dado a conocer ante el Comité de Inteligencia del Senado. La Casa Blanca está en crisis a esta hora por cuenta de ese testimonio. ¿Por qué creerle?

1. La meticulosidad en el detalle

Como director del FBI, James Comey se reunió en varias ocasiones con el presidente de Estados Unidos. Hace un mes, después de que Trump lo despidiera de su cargo, el exjefe de la policía federal denunció que Trump lo había presionado para desviar la atención de las investigaciones que sugerían que el gobierno ruso había tenido injerencia en las últimas elecciones presidenciales, donde él resultó vencedor, por encima de la candidata demócrata Hillary Clinton. Comey se comprometió a entregar una declaración oficial el jueves, pero la información de los documentos que presentará ante el senado se dio a conocer este miércoles.

En el documento, Comey hace una radiografía de cada uno de los encuentros, punto por punto y sin dejar nada en el aire. Según afirma, tras cada una de sus reuniones con el mandatario, escribía un memorándum describiendo el detalle de sus conversaciones. Además de redactarlos, los discutía con su equipo. Y aunque en conjunto concluyeron que el presidente tenía segundas intenciones, decidieron guardar silencio para no afectar el curso de las indagaciones.

2. El silencio de Trump

Trump, siempre tan poco prudente en su cuenta de Twitter, por primera vez guarda silencio. Mientras la prensa se pregunta por las posibilidades de un impeachment para destituirlo de su cargo, dos altos funcionarios salieron a defenderlo. Se trata del director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Dan Coats, y del responsable por la Agencia Nacional de Seguridad, Michael Rogers. Ambos aseguraron que nunca han sido presionados por la Casa Blanca. Sin embargo, la cabeza permanece muda.

3. La carrera juiciosa

Durante la campaña presidencial del año pasado, los medios hablaron del “efecto Comey”. Bautizaron así a la influencia de la entonces cabeza del FBI en los resultados electorales. 

Sin embargo, pese a lo polémicas que han sido sus decisiones, la mayoría coincide en que Comey ha llevado una carrera juiciosa. Aunque estuvo matriculado como republicano buena parte de su vida, terminó renunciando a su fidelidad con el partido y ahora se considera un hombre apolítico, independiente e imparcial. Esto último lo ha demostrado cuando de oponerse a presidentes se trata. Trump no es el primero. Durante el gobierno de George Bush, se opuso al Departamento de Justicia de EEUU lanzando una directriz que permitía llevar a cabo un espionaje masivo y extrajudicial de los ciudadanos del país, a pesar de que varios funcionarios lo presionaron para que manifestara su acuerdo.

Gracias a esa actitud se ganó la confianza del partido democrático. No en vano, Barack Obama dijo sobre él: “no le importa la política. Solo le importa hacer su trabajo”.

 

Por Redacción Intenacional

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