Tres razones para temerle a Kim Jong-un

Amenazar al líder de Corea del Norte, como está haciendo Donald Trump, puede ser la peor estrategia con el enigmático y mal asesorado dictador.

redacción internacional
13 de agosto de 2017 - 02:00 a. m.
Al supremo líder le gustan mucho los aviones. Se compró un jet privado.  / AFP
Al supremo líder le gustan mucho los aviones. Se compró un jet privado. / AFP
Foto: AFP - KCNA

De Kim Jong-un se dicen muchas cosas: que hizo arrojar a su tío desnudo a 120 perros hambrientos que lo destrozaron en minutos, que mandó ejecutar a su joven esposa por “inmoral”, que se sometió a varias cirugías estéticas para parecerse a su padre y que no le tiembla la mano a la hora de condenar a sus familiares a la pena de muerte por “mujeriegos”. Todas, informaciones salidas de sarcásticos mensajes de Twitter escritos desde China y Corea del Sur y que se volvieron virales en las redes, a pesar de su poco sustento. Y es que distinguir lo cierto y lo falso sobre ese aislado y hermético país, que desde hace casi 70 años está bajo el régimen de la dinastía Kim, es imposible.

Sin embargo, hay cosas de las que sí se tiene certeza. Por ejemplo, que el segundo hijo de Kim Jong-il (que llegó al poder tras la muerte de su padre, ocurrida el 19 de diciembre de 2011) heredó un arsenal nuclear que su familia construyó durante 30 años como “salvavidas” frente a cualquier amenaza extranjera.

Está comprobado que a Kim Jong-un no le importan las condenas internacionales (igualito que Nicolás Maduro) y que es tan impredecible que ni la gente que lo rodea puede anticipar sus reacciones (como Donald Trump).

Por eso, cuando el magnate estadounidense amenaza a Kim con “fuego y furia”, sube la tensión en la comunidad internacional. Nadie sabe qué esperar de ninguno de los dos en medio de la guerra verbal. Desde Pionyang amenazan con atacar territorio estadounidense con misiles nucleares. Estas son tres razones por las que hay que temerle al supremo líder.

Arsenal nuclear

El ejército de Kim Jong-un dice que pronto (21 de agosto) planea lanzar, a modo de advertencia, cuatro misiles tipo Hwasong-12 que cruzarían los cielos de Japón y caerían entre 30 y 40 kilómetros de las costas de la isla de Guam, un importante enclave militar estadounidense situado en el Pacífico. El plan no se basaría en atacar la isla o sus bases militares, sino que apuntaría a sus aguas cercanas. Los cohetes volarían durante 18 minutos y harían un recorrido de 3.356,7 kilómetros, según detalló la agencia KCNA. El plan se terminará en los próximos días y después será presentado al líder norcoreano, quien sin duda lo autorizaría.

Cuando se convirtió en líder supremo, en abril de 2012, Kim dijo que “fortalecer las fuerzas armadas era su primer, segundo y tercer plan”. Tres años después, el comandante estadounidense en Corea del Sur señaló que “Corea del Norte pudo haber fabricado un arma nuclear que puede instalarse en la punta de un misil”.

En 2006, pese al régimen de sanciones y los problemas económicos, Pionyang sacó adelante su primera prueba atómica. A partir de entonces ha realizado cinco ensayos más, el último de ellos en septiembre de 2016.

El Instituto EE. UU.-Corea dijo en 2015 que este país tenía entre 10 y 16 aparatos atómicos. También aseguró que tenía plutonio y uranio altamente enriquecido.

Se cree que Corea del Norte tiene más de mil misiles de distintas capacidades, incluyendo de largo alcance, que podrían llegar a Estados Unidos.

No le importan las sanciones

Kim Jong-un ha amasado unidades de artillería en la frontera con Corea del Sur, apenas a 55 kilómetros de Seúl. Los Hwasong-5 y Hwasong-6, también conocidos como Scud-B y Scud-C, cuentan con alcances de 300 y 500 kilómetros respectivamente, según el Centro de Estudios de No Proliferación de Armas de EE. UU. Estos misiles transportan cabezas explosivas tradicionales, pero también pueden tener cabezas con capacidad biológica, química o nuclear. El Hwasong-6 fue vendido a Irán.

Pionyang no solamente no ha dado señales de querer dar marcha atrás en su programa nuclear y de misiles balísticos, a pesar de las sanciones de Naciones Unidas, sino que los lanzamientos son cada vez más recurrentes.

En las últimas dos décadas, Naciones Unidas le ha impuesto duras sanciones a Corea del Norte por la violación sistemática de las resoluciones adoptadas por el órgano. Pero el sistema nunca ha sido eficaz a la hora de afectar a Pionyang. Sin embargo, el miércoles, el Consejo de Seguridad adoptó las sanciones más duras en su contra. Por ejemplo, le prohibió la exportación de ciertos recursos naturales que utiliza el régimen para financiar su programa nuclear y la importación de combustible para la aviación. China y Rusia, aliados tradicionales de Corea del Norte, apoyaron sin fisuras las sanciones.

Inexperto y sin capital político

Este es quizás el principal temor. Kim llegó al poder siendo un joven sin experiencia y sin legitimidad política, más allá de ser el “heredero de la dinastía”.

Kim, de quien se dice que tiene un pésimo genio y es voluntarioso e impredecible, ha purgado a varios altos cargos que lo asesoraban. Su tío y otros consejeros de su padre fueron expulsados del Partido de los Trabajadores.

Sus reacciones son tan inesperadas que los altos mandos militares no saben cómo actuar, según la inteligencia surcoraena.

En total, unos 70 oficiales han sido ejecutados desde que Kim asumió el poder tras la muerte de su padre. El tío y mentor político del líder, Jang Song-thaek, fue asesinado junto con sus oficiales cercanos por corrupción y por cometer delitos que afectaban la economía.

Recientemente, según un medio británico, Kim habría mandado a ejecutar a un arquitecto del nuevo aeropuerto de Pionyang, sólo porque no le gustó como diseñó el edificio.

Y sobre su escritorio reposa el plan para lanzar cuatro misiles a Guam. En el lanzamiento del último misil, el 4 de julio, Kim dijo, tras supervisar el lanzamiento personalmente, que “los bastardos estadounidenses no van a estar muy contentos con ese regalo enviado por el aniversario”.

Por redacción internacional

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