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Tropiques non tristes

Oscar Guardiola-Rivera
21 de abril de 2021 - 05:04 a. m.

Podemos aprender de los movimientos sobre el terreno de las protestas de hoy. La huelga contra el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) es un ejemplo.

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Foto: Opinión

¿Qué aprender de las elecciones ecuatorianas? ¿Las acusaciones mutuas de “extractivismo autoritario” frente al “abyayalismo de los ambientalistas ingenuos”, o las narrativas de los medios sobre el retorno de los espectros del pasado: la limpieza, las Convivir en Cali o la muerte masiva en masacres y crisis de pandemias, financieras o climáticas?

El comienzo de una respuesta puede encontrarse entre los movimientos que han estado participando en protestas y huelgas que no registran los medios de comunicación. Por ejemplo, la huelga contra el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) que tuvo lugar a finales de la semana pasada. Los huelguistas consideran a MoMA y otras instituciones similares representativas de la lógica cultural de la exposición y el archivo como repositorio final.

Su objetivo no es expulsar a los poetas y palabreros nativos de los espacios culturales y la polis como algunos filósofos disciplinados parecen desear. El punto no es tampoco restaurar la poética del pasado en nombre de las culturas. Estos polos a menudo se presentan como opuestos enemigos. Sin embargo, juntos casi siempre tienden a contrastar una emocionalidad inventada (atribuida a identidades sustantivas nativas o africanas) con la racionalidad y la ciencia europeas.

La polarización no tiene lugar entre estos enemigos supuestos, que no lo son en realidad, ni entre la emoción y las razones como pretenden los opinadores más o menos bien intencionados. Quien polariza es el grupo que clasifica a otros como reliquias del pasado, amenazas externas menos desarrolladas o perfectas y causa del desorden presente, al tiempo que se excluye el mismo del orden clasificatorio. Quien polariza no es el que apunta con su dedo la contradicción de autoafirmarse y justificar esa autodefensa como el espacio neutral y apolítico de la exhibición clasificatoria. Mas bien es el grupo unipolar afirmado de tal manera el que polariza y aterroriza.

En cambio, el punto de los esfuerzos realizados por quienes protestan, invisibles a los ojos de los medios, es el renacimiento y activación de filosofías políticas calientes, tropiques non tristes, y de un relato más integral de nuestro cosmos desordenado que pueda involucrarse en ricos detalles con las teorías más fascinantes de la ciencia sobre el tiempo real y lidiar con los malos tiempos humanos o inhumanos, así como las relaciones con existentes no humanos.

El punto es la poesía del futuro. Al iluminar la poética en curso de textos de imagen, objeto y sonido oscurecidos por la lógica dominante del archivo, el museo y la casa de subastas, la práctica puesta en escena por los movimientos de protesta -en la historia y las calles más que en las galerías- hace justicia al secreto de la historia. En lugar de abandonar el conocimiento histórico y la acción en nombre del paradigma de la desilusión (que paraliza a la izquierda y energiza a la extrema derecha) o el racionalismo optimista de los estadísticos que apelan a la historia para demostrar que no tenemos nada de qué quejarnos porque nunca lo hemos tenido mejor (el mantra defensivo de los racionalistas optimistas liberales) podemos aprender de los movimientos sobre el terreno de las protestas de hoy.

Ellos proponen y despliegan diálogos entre historia, antropología, las tecnologías y la estética. Su lección es diferente: explorar formas de redefinir la historicidad, comparar órdenes del tiempo, y experimentar con regímenes históricos (incluyendo visiones de mejores sociedades) en síncope con los ritmos de la ecología no occidental, las artes, la música, la poesía, la literatura, el derecho y la ciencia.

 

Periscopio(2346)21 de abril de 2021 - 02:45 p. m.
Para saber sobre el terreno el motivo de las protestas en Colombia, muy pronto a los periodistas le bastará con ir a los protestódromos, debidamente insonorizados, que el magnánimo gobierno uribista construirá en cada ciudad. ¿No es acaso humanitaria nuestra democracia uribista?
Alberto(3788)21 de abril de 2021 - 10:20 p. m.
Muy interesante e ilustrativa.
Oscar(5340)21 de abril de 2021 - 06:40 p. m.
Poco claro.
Pedro(18355)21 de abril de 2021 - 12:16 p. m.
No entendí nada.
Magdalena(45338)21 de abril de 2021 - 11:00 p. m.
Yo tampoco logré conectar un hilo conductor
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