Trump: "Ataque buscaba parar, no comenzar una guerra con Irán"

La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de ordenar la muerte del poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní es una arriesgada apuesta por intimidar a Irán que desata el temor mundial.

- Redacción Internacional
03 de enero de 2020 - 08:47 p. m.
El presidente de EE. UU., Donald Trump, explica su decisión de atacar a Irán en territorio iraquí.  / AFP
El presidente de EE. UU., Donald Trump, explica su decisión de atacar a Irán en territorio iraquí. / AFP

El presidente de Estados Unidos tuiteó una bandera de Estados Unidos, sin texto, minutos antes de que el Pentágono confirmara que la operación contra el aeropuerto de Bagdad (Irak) fue ordenada por el mandatario y tenía como objetivo acabar con la vida del general Qasem Soleimaní. Informó que fue con un ataque con dron dirigido que acabaron con la vida del encargado de las operaciones fuera de Irán de Guardianes de la Revolución iraní. Justamente Soleimaní regresaba de un viaje por Siria, en donde muchas veces había estado supervisando a las milicias respaldadas por Teherán.

La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de ordenar la muerte del poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní supone una arriesgada apuesta por intimidar a Irán y ha desatado temor entre los aliados de Washington a una nueva guerra en Oriente Medio.

Ver más: ¿Por qué la muerte de Qasem Soleimaní, poderoso general iraní, es tan grave?

El ataque con drones contra Soleimaní, comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní, podría considerarse como el movimiento más arriesgado de Washington en Oriente Medio desde la invasión de Irak en 2003, en opinión del veterano periodista del diario The New York Times David Sanger.

Trump declaró además que, "el general Qasem Soleimani ha matado a miles de estadounidenses durante un largo periodo y tramaba matar a muchos más (…) Era directa e indirectamente responsable de la muerte de millones de personas, debió haber sido eliminado hace muchos años”. Y agregó un mensaje que despertó tanta polémica como el ataque. "Irán nunca ganó una guerra, pero jamàs perdió una negociación”, en referencia a los múltiples tratados adelantados en Teherán y ampliamente criticados por EE. UU.

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El presidente estadounidense es blanco de críticas. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, reprochó a Trump que ordenara el ataque "sin consultarlo al Congreso" y le pidió que ofrezca información "inmediatamente". Los republicanos, sin embargo, apoyaron esta acción. El Congreso es el único que tiene poder para declarar la guerra; pero el Gobierno de Trump ha esgrimido que las operaciones militares puntuales, como el ataque contra Soleimaní, son legales y entran dentro de los poderes que la Constitución otorga al presidente como comandante en jefe. 

Temor mundial 

El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jameneí, juró que vengará la muerte de Soleimaní, sentencia que desató el temor por una posible nueva guerra. El secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, reiteró que el objetivo del ataque que mató a Soleimaní era impedir un "ataque inminente" que habría puesto en peligro la vida de militares y diplomáticos estadounidenses.

En entrevistas con las cadenas CNN y Fox, Pompeo rechazó ofrecer pruebas concretas sobre esa supuesta amenaza a pesar de que los demócratas están presionando para obtener información y se limitó a decir que la decisión de atacar estuvo basada en información de las agencias de inteligencia.

Ver más: Los llamados a la contención que el mundo les hace a Irán y EE. UU.

Además, Pompeo aseguró que EE.UU. está preparado para responder ante cualquier represalia de la República Islámica de Irán. En respuesta, según medios estadounidenses, EE.UU. enviará a Oriente Medio a entre 3.000 y 3.500 soldados, que viajarán a la región como pronto este fin de semana.

El objetivo de Trump

De esa forma, con el ataque, Washington buscaba en el fondo restablecer una estrategia de disuasión con Irán y mostrar que no quedarán impunes los incidentes en el estrecho de Ormuz, por donde cruza la quinta parte del crudo mundial, y los ataques de septiembre a refinerías saudíes, en los que Irán niega cualquier responsabilidad.

Muy a su estilo, Trump también intentó bajar la tensión en la zona al asegurar que ordenó matar al poderoso comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní, Qasem Soleimaní, para "parar una guerra", no para comenzarla.

"Actuamos la pasada noche para parar una guerra. No actuamos para iniciar una guerra", dijo Trump, que compareció por sorpresa ante la prensa desde su club privado de Mar-a-Lago, en West Palm Beach (Florida).

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A pesar de sus palabras para rebajar la tensión, el mandatario avisó que está preparado para "tomar cualquier acción que sea necesaria".

El temor a una nueva guerra en Oriente Medio y ha provocado la subida del precio del barril de petróleo, así como caídas en las bolsas de todo el mundo. Para intentar tranquilizar a sus aliados, Pompeo conversó por teléfono con los responsables de Exteriores de cuatro países: Rusia, Francia, Alemania y Reino Unido.

Además, telefoneó al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman; al presidente de Afganistán, Ashraf Ghani; al poderoso jefe del Ejército paquistaní, el general Qamar Javed Bajwa, y al miembro del Politburó del Partido Comunista Chino (PCCh) Yang Jiechi, arquitecto de la política exterior del gigante asiático.

En las llamadas con cinco de esos ocho líderes internacionales, Pompeo reiteró una y otra vez que EE.UU. tiene un gran interés en "reducir las tensiones" con Irán. Por su parte, el Gobierno iraquí ha criticado duramente el ataque y ha considerado que supone una "violación de su soberanía".

Por - Redacción Internacional

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