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Desde hace meses, cuando inició la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, Donald Trump insinuó que desconfiaba profundamente del voto electrónico y que parecía la situación perfecta para un fraude electoral por parte de los demócratas. Hoy, cuando sus índices de desaprobación están por debajo de lo que esperaba, sigue insistiendo en la idea a través de sus redes sociales.
“¿Retrasar la elección hasta que la gente pueda votar de manera adecuada y segura???”, se preguntó Trump en un tuit. “Con la votación universal por correo (no la votación en ausencia, que es buena), 2020 será la elección más IMPRECISA Y FRAUDULENTA de la historia. Será un gran bochorno para Estados Unidos”, escribió, en momentos en que los sondeos de cara a la votación de noviembre no lo favorecen.
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Medios locales como CNN anotaron dos cosas. La primera es que el mandatario no puede correr la fecha de las elecciones, pues la Constitución se lo impide. El único que puede hacerlo es el Congreso del país. Lo segundo es que Trump afirma en su tuit, sin ninguna evidencia, que los comicios serán fraudulentos. El hecho no sorprende, teniendo en cuenta su retórica en redes sociales basadas en grandes titulares sin el correcto sustento.
Esta misma semana Twitter retiró un video posteado por el presidente estadounidense, por considerar que difundía información falsa sobre el nuevo coronavirus, informó el martes la red social. “Los tuits con el video violan nuestra política de desinformación sobre covid-19”, dijo a la AFP un portavoz que se negó a precisar qué cantidad de personas habían accedido al video.
Este video también fue eliminado por Facebook el lunes por la noche, dijo un portavoz de la red social líder. “Hemos eliminado el video por compartir información falsa sobre curas y tratamientos para la covid-19”, indicó un portavoz de Facebook. Las imágenes muestran a un grupo de médicos haciendo afirmaciones falsas y engañosas sobre la pandemia de coronavirus. Dicen, por ejemplo, que las mascarillas no son necesarias para detener la enfermedad.
A esto se suma la baja popularidad que tiene Trump actualmente. De hecho, el virtual candidato presidencial demócrata Joe Biden aventaja al presidente en el crucial estado de Florida con una intención de voto de 50 % frente a 46 %, según una nueva encuesta de cara a las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos.
El exvicepresidente Biden tiene sus mayores seguidores entre los demócratas (87% frente a 9% de Trump), los independientes (52%-43%), las mujeres (53%-43%), los afroamericanos (88%-6%), los hispanos (56%-39%) y las personas de 18 a 34 años de edad (66%-29%).
Por último está la crisis de los empleos, que podría estar influyendo para que el mandatario posponga los comicios. Los informes de los últimos meses son ambiguos y muestran aspectos positivos y otros muy negativos. El de mayo, por ejemplo, se mostró una leve recuperación, pues la tasa de desmpleo cayó al 13,3 % luego de que se añadieran 2,5 millones de empleos. Pero el documento también reveló algo clave para el electorado. Los más afectados, desde luego, son los hogares con bajos recursos. El 40 % de estos experimentó pérdida de trabajos. Y las minorías, como la comunidad afro y la latina, son las que más han perdido.
Las últimas dos semanas han sido críticas, pues ola de despidos provocada por la pandemia siguió avanzando, según informó este jueves el Departamento de Trabajo. Los datos de la semana finalizada el 25 de julio mostraron que los desempleados sumaron 1,43 millones, un incremento de 12.000 con respecto a las cifras revisadas de la semana anterior.
Además, el Departamento de Comercio publicó este jueves su primer informe sobre la evolución del producto interior bruto (PIB) entre abril y junio en el país, después de la contracción del 5 % anual en los primeros tres meses del año. La cifra es levemente inferior a la estimada por los analistas, que habían pronosticado una caída del 35 %.
Detrás de estos números se esconde una crisis peor: la sanitaria. No se trata solo de las más de 153.000 víctimas que ha dejado la pandemia en el país, algo que ya de por sí es dramático. En 2019, la Reserva Federal señaló que el 25 % de los adultos omitieron la atención médica porque no podían costearla. El sistema está fracturado.