Un nuevo capítulo en la desaparición de una joven en el Vaticano

El vaticano empezó este sábado a analizar los restos de dos osarios de su cementerio alemán en un nuevo intento por obtener respuestas sobre de la muerte de Emanuela Orlandi, la hija de un funcionario de la santa sede que desapareció misteriosamente en 1983, cuando tenía 15 años.

- Redacción Internacional con información de agencias
20 de julio de 2019 - 04:45 p. m.
El Vaticano abrió dos osarios en un nuevo intento por hallar los restos de Emanuela Orlandi, desaparecida en 1983. / AFP
El Vaticano abrió dos osarios en un nuevo intento por hallar los restos de Emanuela Orlandi, desaparecida en 1983. / AFP

Un nuevo capítulo del enigmático caso de Emanuela Orlandi, la hija de un funcionario del Vaticano que desapareció misteriosamente en 1983, se abrió este sábado con la inspección de dos osarios descubiertos en un sótano del Cementerio Teutónico de la Santa Sede.

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Desde hace 36 años la familia Orlandi busca respuestas, sobre todo en el Vaticano, que hasta ahora había rechazado abrir cualquier tipo de investigación, sobre qué le ocurrió a Emanuela cuando el 22 de junio de 1983 desapareció sin dejar rastro tras salir de su clase de flauta en la escuela de música de San Apolinar, en Roma.

La última pista a la que se aferraban era la de investigar en el cementerio alemán, en el interior del Vaticano, después de que el año pasado recibieran una carta anónima con una foto de la tumba con la frase "Busque donde indica el ángel".

Entonces la fiscalía vaticana autorizó la apertura y exhumación de los posibles restos sepultados en la llamada "Tumba del Ángel", en la que se creía estaban enterradas dos princesas, pero fue hallada vacía para sorpresa de los familiares. No había rastro de Emanuela Orlandi, pero tampoco de la princesa Sophie von Hohenlohe (fallecida en 1836) ni de Charlotte-Frederique de Mecklenburg (fallecida en 1840), que deberían estar enterradas allí.

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¿Dónde están las princesas (y Emanuela)?

Los expertos estiman que los restos de las dos princesas fueron trasladados durante las obras de remodelación realizadas en ese edificio entre los años 1970 y 1980.

Por eso, el Vaticano empezó hoy a analizar los restos de otros dos osarios descubiertos en un de la edificación pocos días después de que las princesas no fueron halladas en sus tumbas. Estos dos osarios están en el cementerio alemán, y para la familia Orlandi son una nueva esperanza de encontrar a la menor desaparecida.

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Aunque el Papa Francisco ha adoptado en los últimos años una política de transparencia y se ha pronunciado para ayudar a la familia de Emanuela, los Orlandi aseguran que los silencios del Vaticano sobre el caso han pesado a lo largo de tantas décadas.

Las labores de búsqueda e identificación

Las labores comenzaron a las 09.00, horal local, de este sábado en el camposanto teutónico, situado dentro de las murallas vaticanas y concretamente se analizaron los restos de dos osarios, explicó el portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti.

Se extrajeron osamentas por la mañana cuyo análisis morfológico, que se inició en el mismo lugar, "seguirá el sábado 27 de julio", señaló en un comunicado la Santa Sede sin más detalles sobre los elementos hallados.

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Los análisis corrieron a cargo del profesor Giovanni Arcudi (especialista en medicina legal designado por el Vaticano), en presencia de un experto nombrado por la familia Orlandi, según los protocolos reconocidos a nivel internacional", indicó la Santa Sede. Por ello familiares y representantes de la familia Orlandi fueron invitados a presenciar la inspección de los osarios descubiertos.

"Queremos saber la verdad aún si es como arrojar sal a una herida abierta. No nos vamos a rendir", declaró Pietro Orlandi, hermano de la desaparecida, quien batalla desde hace décadas.

Otros intentos de búsqueda fallidos

En 2012, la familia pidió una investigación cuando se encontraron restos óseos sin identificar al lado de la tumba en la basílica de San Apolinar de Enrico De Pedis, jefe de la "Banda de la Magliana", la mafia de Roma durante los años 70 y 80. Pero esta contenía solo el cuerpo del hombre, asesinado en 1990 en un ajuste de cuentas. Sin embargo, el caso sorprendió ya que su tumba se encontraba nada menos que dentro de una importante basílica de la capital.

En octubre del 2018, un descubrimiento de restos humanos durante obras en el jardín de la nunciatura en Italia generó todo tipo de suposiciones. Los exámenes científicos concluyeron que los huesos eran muy viejos (anteriores a 1964) y que no eran de Emanuela.

La desaparición de Emanuela todavía intriga a los italianos y se han multiplicado las teorías conspirativas acerca de eventuales presiones de la mafia siciliana sobre los responsables de las finanzas de la Santa Sede, a cargo entonces de monseñor Paul Marcinkus, involucrado en una de las mayores quiebras financieras de Italia.

En la misma línea, otros sostienen que la joven fue secuestrada para pedir la liberación de Mehmet Ali Agca, el turco que intentó asesinar al papa Juan Pablo II en 1981. Sin embargo, todas estas hipótesis están sin pruebas.

Por - Redacción Internacional con información de agencias

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