Venezuela: una historia de nunca acabar

Los opositores venezolanos parecen recorrer un camino que intentaron en 2001 para sacar al chavismo del poder. ¿Les dará resultados esta vez?

- Redacción Internacional
03 de mayo de 2019 - 03:00 a. m.
Venezuela: una historia de nunca acabar

“Paro escalonado hasta lograr la huelga general”. Este es el próximo paso de la estrategia que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, propuso para acabar con la “usurpación”.

Guaidó no especificó detalles de la huelga general, pero la propuesta preocupa en un país cuya economía está reducida a menos de la mitad y que, además, ha sido duramente golpeada por las sanciones económicas de Estados Unidos y los apagones masivos.

Informes económicos señalan que el poder adquisitivo de los hogares cayó más del 70 % y hoy, en promedio, una familia destina el 90 % de sus ingresos para comprar la mitad de la canasta básica de alimentos y un 5 % para transporte. “Todo esto solo evidencia cómo la economía de este país retrocedió sesenta años”, explica Diana Lache, magíster en Gobierno y Políticas Públicas, y periodista.

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De acuerdo con fuentes de la oposición, el plan de paros escalonados fue diseñado en marzo, luego de que Guaidó se reuniera con líderes sindicales y empleados públicos. Un camino que la oposición ya había recorrido hace 18 años contra Hugo Chávez.

Todavía está en las cabezas de los venezolanos mayores de cuarenta años (la mayoría de jóvenes sigue emigrando y no lo recuerdan) aquel diciembre de 2010 cuando el presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, convocó un paro general. Ese y el del 9 de abril del siguiente año fueron contundentes. No lo fue la huelga general de 12 horas que Ortega promovió en octubre de 2002, pues, aunque pudo paralizar buena parte de las actividades económicas, no logró su objetivo.

Este sector, encabezado por sus altos ejecutivos declarados en rebeldía, fue determinante en el éxito del paro del 9 de abril de 2002, que desembocó en el efímero golpe de Estado que derrocó a Hugo Chávez por un lapso de 47 horas.

Dice Diosdado Cabello, número dos del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, que Juan Guaidó no tiene la fuerza suficiente para llamar a un paro escalonado.

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“Para hacer eso debe tener fuerza y ayer quedó demostrado que no la tiene. Vea cuántas personas movilizaron hoy en Caracas, no tienen pueblo a quién convencer con sus propuestas, a quién motivar para que se muevan con ellos. Habrá que preguntarles a los trabajadores nuestros si se van a parar”, señaló.

Al respecto, Diana Lache dice que se trata de un proceso diferente al de 2002. “En Venezuela nada es comparable, cada día se escribe una nueva historia. Si bien hoy se podría pensar que está más cerca del final, lo cierto es que al menos ahora el apoyo de Estados Unidos y las ventajas que pueda ofrecerles a los militares a cambio de contribuir a derrocar al régimen es más clara que hace una década”, asegura la experta.

Las opciones parecen limitarse en Venezuela, no solo por la difícil situación económica y social (desánimo, miedo, enfermedades), sino porque la oposición ha minado su imagen con dos acciones fallidas: el ingreso de la ayuda humanitaria el 23 de febrero y la sublevación militar del pasado 30 de abril.

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“Claramente, las fuerzas de la oposición subestimaron la resistencia de Maduro en el poder y su habilidad de enfrentar presión significativa en las calles”, afirma Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano.

Ted Galen Carpenter, miembro del Instituto Cato, le dijo a la agencia AFP que en los próximos días se verá si Guaidó puede realmente lograr un importante levantamiento popular y se comprobará que Washington tiene pocas más opciones que endurecer aún más las sanciones contra Venezuela.

Ivan Briscoe, director del área de América Latina en el centro de análisis International Crisis Group, explica que “estamos en un punto muerto en el que ninguno puede derrotar al otro y en el que la única solución es sentarse juntos”.

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Y agrega: “Está bastante claro que el gobierno no puede sobrevivir un largo, interminable, período de sanciones, ni tampoco esos estallidos de inestabilidad una vez por mes. Y la oposición entiende claramente que el apoyo estadounidense no puede derrocar al gobierno”.

Por - Redacción Internacional

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