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En una jornada electoral que estuvo marcada por la intensa polarización, el presidente Pedro Sánchez y los socialistas consiguieron una ajustada victoria sobre sus contrincantes de la derecha, según los datos oficiales. El movimiento ultraconservador Vox consiguió el 10% de los votos y se perfila como uno de los nuevos protagonistas de la política española.
Escrutados el 100% de los votos el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) consiguió la mayor votación (más del 28%) en la Cámara de los Diputados, que le significarían al menos 123 asientos, de los 350 que estaban en juego.
Sin embargo, Sánchez tendría que entenderse con al menos otros dos partidos para alcanzar la mayoría de 176 escaños en la Cámara baja, que es la que decide si se mantiene o no como la cabeza del gobierno español.
Las elecciones españolas estuvieron marcadas en los últimos meses por un enfrentamiento entre los bloques de la izquierda y la derecha. Si nos atenemos el último reporte oficial de votación, al bloque conservador, conformado por el Partido Popular (16 % de los votos escrutados), Ciudadanos (15 %) y Vox (10 %), no le alcanzaron los votos para conformar gobierno.
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“Parece que no pueda haber una mayoría alternativa a Pedro Sánchez”, según las encuestas, indicó a la espera de los resultados José Manuel Villegas, del partido de centroderecha liberal Ciudadanos.
De hecho, expertos anticipan que el PP se quedaría con 65 diputados, frente a los 134 conseguidos en 2016, y todo apunta a que esta noche los conservadores firmarán el peor resultado de su historia.
Unidas Podemos, el partido de izquierda liderado por Pablo Iglesias, según los conteos de votos, es la cuarta fuerza política del país y la clave para que los socialistas puedan mantenerse en la Moncloa. Los progresistas habrían conseguido una media de entre al menos 42 asientos, que unidos a los de los socialistas, les alcanzarían para llegar a una media de 165 escaños.
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Ascenso de la ultraderecha
Vox, el partido de extrema derecha que fue la gran novedad de esta campaña y que en la anterior legislatura no tenía ningún diputado en la Cámara baja, irrumpió con fuerza y obtuvo al menos 24 sillas.Hasta hace poco España era uno de los escasos países europeos sin una fuerza visible de extrema derecha. Todo cambió cuando este partido, fundado en 2013, irrumpió en el Parlamento regional andaluz en diciembre, propiciando un giro a la derecha junto con Partido Popular (PP) y Ciudadanos.
El partido de Abascal, un exmiembro del PP vasco forjado bajo la amenaza de la banda separatista ETA, insiste en el relato de una España ultrajada por el independentismo catalán. Según él, “hay que suspender la autonomía de Cataluña”, gobernada por los soberanistas, e ilegalizar sus partidos porque “se han convertido en organizaciones criminales”.
La formación quiere también expulsar a los inmigrantes ilegales, se opone al matrimonio homosexual, la eutanasia y el aborto, y fustiga el feminismo de la izquierda. En ese sentido rompió el consenso político criticando la ley contra la violencia machista, que según dice “criminaliza” al hombre.