Vox, la extrema derecha al alza

Con un discurso reaccionario contra Cataluña, la extrema derecha se ha reforzado estas últimas semanas y se ha erigido como estandarte a la unidad de España y la antiinmigración ilegal.

Marta Moya Domínguez /@martamdom
10 de noviembre de 2019 - 03:37 p. m.
Santiago Abascal, candidato a la Presidencia del Gobierno por Vox, en un mitin electoral esta semana.  / AFP
Santiago Abascal, candidato a la Presidencia del Gobierno por Vox, en un mitin electoral esta semana. / AFP

Las urnas vuelven este domingo por cuarta vez en cuatro años a los colegios electorales españoles. Tras el fracaso de las negociaciones luego de los comicios del 28 de abril y el bloqueo político instaurado desde hace más de un año en las instituciones, los españoles decidirán hoy, nuevamente, el rumbo del país. Los últimos sondeos publicados arrojan un escenario similar al de la pasada primavera, un escenario que volvería, presumiblemente, a complicar las negociaciones de gobierno. Los bloques de izquierda y derecha del espectro ideológico quedarían, de acuerdo con estos datos, en manos de partidos nacionalistas y regionalistas, que podrían llegar a doblar su presencia en el Congreso de los Diputados.

Algo que sí ha cambiado en estos más de seis meses es la situación en Cataluña. Tras la sentencia emitida por el Tribunal Supremo en el que se condena a los líderes independentistas a penas entre 9 y 13 años de prisión por delitos de sedición y malversación de fondos públicos, las protestas se desataron en las calles de las principales ciudades de la región entre los seguidores de los partidos secesionistas para expresar su rechazo al fallo judicial. Los disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad durante la primera semana fueron constantes y dejaron ver imágenes que han aprovechado unos y otros durante la campaña electoral para reafirmar sus posiciones respecto al territorio catalán.

El partido que, probablemente, más se ha beneficiado de dicha situación, es la formación de ultraderecha Santiago Abascal, el líder de la opción que, según las encuestas, mejor se posiciona respecto a los comicios anteriores y que podría llegar a convertirse en tercera fuerza del Parlamento español este domingo. Entre sus medidas estrellas de campaña están: la posición reaccionaria frente a Cataluña, autonomía que pretende suspender de inmediato y promover la detención y puesta a disposición judicial de Quim Torra, presidente de la Generalitat -parlamento catalán- si tiene los apoyos suficientes del electorado; la defensa a ultranza de la unidad de España con la supresión de las autonomías y la recentralización de competencias; una política antiinmigración aupada con datos falsos; o la ilegalización de partidos políticos independentistas.

¿Qué es Vox?

“Vox es un partido que surgió como escisión del Partido Popular (PP) en el año 2013. En 2014, se presentó con buenos resultados en las elecciones europeas con más de 200 000 votos, pero no obtuvo representación. A partir de ese fracaso, cambió el liderazgo: inicialmente lideraba el partido un exdirigente del PP llamado Aleix Vidal-Quadras, ex vicepresidente del Parlamento Europeo, y entonces, le sustituyó otro exdirigente del PP procedente del País Vasco, Santiago Abascal. A partir de ese momento, experimentó una evolución ideológica que radicalizó al partido”, comenta el doctor en Historia Contemporánea Xavier Casals.

 La formación de Abascal, sin embargo, no obtuvo representación parlamentaria hasta diciembre de 2018 en las elecciones autonómicas de Andalucía, al sur de España. Logró 400.000 votos y 12 sillas en un territorio gobernado históricamente por la izquierda socialista, lo que hizo saltar las alarmas a escala nacional, donde todavía no se habían convocado los comicios generales.

“Vox representa la nueva ultraderecha que ha triunfado estos últimos años alrededor del planeta”, comenta el periodista Miquel Ramos. “Se sirve de mensajes que victimizan a los colectivos históricamente privilegiados como hombres, blancos, españoles y heterosexuales, y se manifiestan en contra de lo que denominan “dictadura progre”, que enmarca esa cultura de defensa de los Derechos Humanos y pide la igualdad y respeto a la diversidad”, apunta la misma fuente.

Para Antonio Maestre, periodista especializado en nacionalismos, el tema catalán es uno de los pilares sobre los que se sostiene el éxito de esta opción política: “La principal causa ha sido la crisis territorial en España. Vox surgió sobre todo como reacción ultranacionalista española al apogeo secesionista en Cataluña. No se entiende la aparición de la extrema derecha en España sin la crisis en Cataluña”.

España, junto a Portugal, son los países europeos que más tiempo han resistido a la irrupción de la ultraderecha en sus parlamentos. “También se trata de países donde, según la demoscopia comparada en todo el continente, menos actitudes racistas y xenófobas se identifican”, destaca la politóloga Gemma Ubasart. “Existe un segmento de la población, muy minoritario (el franquismo sociológico), nostálgico con el periodo dictatorial. Pero yo diría que no es mayor que en otros contextos”, sostiene Ubasart para describir el porqué del crecimiento de estos postulados entre la sociedad. “En este sentido, Vox no es un partido neo-franquista ni se reclama del franquismo. Es un fenómeno nuevo que se sitúa en un cruce de caminos entre el pasado y el presente, entre Europa y España, entre Occidente, Estados Unidos y España. Es un fenómeno distinto”, describe el historiador Xavier Casals.

En cuanto al perfil del votante de este partido político, es difícil de construir. “No hay un perfil definido”, comenta Miquel Ramos. “Los votos proceden de antiguos electores del PP, un partido que hasta la llegada de Ciudadanos y Vox era una formación que denominamos “catch all” (Coger todo) ya que no tenía competencia en el espectro de la derecha”. Para el analista Antonio Maestre también es “complicado” establecer un perfil medio: “Hasta las pasadas elecciones consiguieron mejor resultados en poblaciones donde la renta es mayor, llegando a duplicar su media nacional. Suele ser un hombre, de alto poder adquisitivo. Pero eso no implica que no tengan capacidad de impregnación en clases populares. El nacionalismo y la xenofobia tienen capacidad de arraigo en amplias capas de la población”, destaca el periodista. 

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De abril a noviembre

El ascenso de la ultraderecha en los comicios de hoy parece innegable. En los pasados comicios, Vox se quedó con 24 sillas en el Parlamento, un dato más discreto de lo que esperaban y que algunos sondeos habían vaticinado. Sin embargo, la situación en otoño apunta a que va a ser más halagüeña para el partido de Abascal. ¿Por qué? Según Casals, existen dos factores claves: “Uno es el debate o la polémica que creó, de alguna manera, la decisión del Gobierno español de exhumar el cadáver del dictador Franco; y, por otra parte, sin lugar a duda, el efecto de la protesta en Cataluña contra la sentencia judicial a los líderes independentistas presos”.

Para el periodista Miquel Ramos, el ascenso en las encuestas de Vox solo atiende a “la exhibición mediática y al blanqueamiento durante el último año en los medios de comunicación”. Este planteamiento encaja también con el análisis de Maestre, que no destaca que haya cambiado nada especialmente en estos seis meses, pero sí destaca la situación en Cataluña: “Ese aumento se debe sin duda a la debacle electoral que se espera de un partido dentro de su espectro como Ciudadanos. El que la campaña se haya viciado con la sentencia a los políticos catalanes unido a los disturbios en esa región, favorecen su esperado mejor resultado”.

La politóloga Gemma Ubasart señala que, en su opinión, los números no serán tan inflados como han destacado las encuestas las últimas jornadas: “Este domingo creo que Vox puede disputar la tercera plaza, pero no me parece que consiga el enorme número de escaños que le están adjudicando algunas encuestas, muy por encima de los 50”.

El pasado lunes, el debate en la televisión pública entre los cinco principales candidatos dejó entrever a un líder, Abascal, que emitía sus proclamas, en muchas ocasiones falsas o sesgadas, sin ninguna respuesta de reproche por parte de las demás formaciones, en lo que se convirtió en un nuevo escaparate para la formación de extrema derecha. Hoy, la sociedad española, tendrá que elegir a su nuevo presidente del gobierno, que luego tendrá que negociar para poder investirse como tal.

Por Marta Moya Domínguez /@martamdom

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