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Prohíben a paracaidista volver a entrar en el Empire State de Nueva York

Jeb Corliss fue detenido en 2006 a punto de tirarse del conocido edificio en paracaídas.

El Espectador
16 de junio de 2010 - 02:59 p. m.

Una jueza neoyorquina ha prohibido de por vida la entrada al Empire State Building de Nueva York a Jeb Corliss, un paracaidista detenido en 2006 a punto de tirarse del conocido edificio en paracaídas, informa el diario Daily News.

Corliss, conocido como uno de los temerarios más mediáticos del país, no podrá a partir de ahora volver a poner un pie en el emblemático edificio de Manhattan, de 380 metros de altura, después de que sus propietarios presentaran una demanda en su contra y de que la jueza Jane Solomon le prohibiera el acceso al lugar.

El hombre, que incluso presentó el programa de Discovery Channel ‘Stunt Junkies', no podrá así cumplir su sueño de tirarse desde el observatorio del Empire State, aunque, según detalló su abogado, Mark Heller, tras conocer la decisión, no planea por el momento protagonizar ninguna de sus peligrosas demostraciones en Nueva York.

"Ahora quiere saltar de un avión y aterrizar sin paracaídas con un traje de ardilla", dijo el abogado a la salida de la corte, según la edición digital de ese diario.

El californiano, que tiene en su currículum saltos desde las Cataratas del Niágara, el puente Golden Gate de San Francisco y la Torre Eiffel en París, ya anunció en 2007 su intención de probar suerte con una demostración de ese riesgo.

Entonces aseguró que conseguiría aterrizar sin la ayuda de un paracaídas y sin un rasguño gracias a un traje especial, con una forma similar a la de un murciélago, que le permite controlar la dirección y velocidad de caída con un mínimo movimiento de su cabeza, sus hombros o brazos.

Corliss fue detenido hace cuatro años cuando se presentó en el observatorio del Empire State, situado en la planta 86 del edificio, e intentó lanzarse desde allí en un paracaídas que escondía bajo el traje que llevaba, algo que evitaron los guardias de seguridad que vigilan el lugar.

Fue entonces condenado a tres años de libertad condicional y a cien horas de trabajo comunitario tras haber asegurado ante un tribunal que no creía que hubiera nada malo en intentar realizar demostraciones de ese tipo.

Ante esas declaraciones, los dueños del Empire State Building pensaron que Corliss podría volver a intentar tirarse, por lo que lo demandaron de nuevo ya que consideran que ese aventurero perjudicó su negocio, ya que tuvieron que cerrar el observatorio mientras era detenido horas después.

Por El Espectador

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