Las fuerzas del orden francesas desalojaron a un centenar de gitanos en dos campamentos ilegales, uno muy próximo al centro de Lyon y otro en las afueras de la ciudad de Créteil, en la periferia de París.
La evacuación del campamento de Lyon, ubicado en unos terrenos próximos a las vías del tren y a la estación de Part Dieu, se produjo a primera hora de la mañana cuando quedaban en las tiendas de campaña y chabolas en torno a medio centenar de personas, de las alrededor de 200 que lo ocupaban en verano.
Varias asociaciones que acudían en ayuda de esos gitanos, como Médicos del Mundo, vincularon esa reducción del número de ocupantes estas últimas semanas a que el desalojo se había programado desde el pasado 26 de octubre.
La Prefectura (delegación del Gobierno) insistió en que la operación se desarrolló en condiciones de "legalidad" y "humanidad", y que se había ofrecido alojamiento por una noche para una familia de cinco personas.
También aseguró que una quincena de los gitanos habían aceptado el retorno voluntario a sus países de origen y a otro se le había notificado su expulsión.
Una vez que los policías desalojaron a quienes vivían en el solar, unas excavadoras derribaron las chabolas para evitar que volvieran a ser ocupadas.
Una de las gitanas de nacionalidad rumana que vivía en el campamento de Lyon indicó, en unas declaraciones a la emisora 'France Info', que llevaba allí un año con su familia y que no sabía dónde iría ahora.
Entre los desalojados había muchos niños, algunos de ellos escolarizados en centros de los alrededores, cuestión que fue puesta de relieve por las asociaciones que les atendían para denunciar la falta de sentido de la operación.
En Créteil, de acuerdo con el relato de un comité de ayuda, los desalojados fueron una cincuentena, y algunos de ellos recibieron la orden de abandonar Francia por no tener los papeles en regla.
El sábado, las fuerzas del orden ya habían levantado otro campamento de gitanos en Lyon, en el que había unas 60 personas.
La acción contra ese tipo de ocupaciones se ha acelerado desde este verano tras las órdenes dadas en ese sentido por el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
También se han acelerado (21.384 en los nueve primeros meses del año) las expulsiones de gitanos de nacionalidad rumana y búlgara que llevan más de tres meses en Francia sin poder justificar una actividad económica ni unos ingresos.