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Tratan de evitar más suicidios en puente de la Florida

El agente que patrulla el imponente puente Sunshine Skyway llegó justo cuando la mujer de 58 años tenía una pierna sobre una barrera de cemento.

Agencia EFE
31 de mayo de 2008 - 12:16 a. m.

Sin acercarse demasiado, el sargento de la patrulla de carreteras Leif Cardwell le rogó que hablara con él acerca de sus problemas y no se arrojara al vacío. Ya había evitado un suicidio en el mismo puente dos meses antes.

“Es demasiado tarde” , le dijo la mujer, mientras arrojaba su licencia de conducir y su teléfono celular y pasaba la otra pierna por encima de la barrera. En un abrir y cerrar de ojos, ya no estaba allí.

Segundos después se escuchó un fuerte ruido cuando hizo impacto en el agua. “Era un día con bastante viento y mucho ruido, pero se escuchó bien claro”, recuerda el agente. “Qué forma tan violenta de morir”.

Personas deprimidas siguen subiendo a lo más alto de la majestuosa estructura para poner fin a sus vidas, afianzando su reputación como uno de los puentes con más suicidios de los Estados Unidos.

El gobierno estatal ha tratado de combatir este fenómeno patrullando el puente las 24 horas del día e instalando cámaras de vigilancia e incluso teléfonos con servicios de emergencia que puede usar la gente desesperada para buscar ayuda. Los agentes dicen que salvaron la vida de decenas de personas desde que fueron asignados al puente en el 2000. Pero ello podría cambiar en vista de que se estudia la posibilidad asignar menos agentes como parte de un plan de reducción del presupuesto estatal.

Diez personas se suicidaron en el Skyway el año pasado y otras siete fueron convencidas de no arrojarse o sujetadas antes de que lo hiciesen por agentes que recorren continuamente los 6,4 kilómetros del puente. Una noche reciente, un agente halló un Jaguar que había sido abandonado por un individuo de 22 años que se había suicidado. Al día siguiente, el mismo agente contuvo a un hombre de 39 años que quería tirarse.

Quienes se lanzan desde el centro del puente, a unos 60 metros de altura, tocan el agua en menos de cuatro segundos, a una velocidad de 120 kilómetros (75 millas) por hora. El impacto desgarra sus ropas, tritura huesos y daña órganos internos. Algunos se estrellan contra unas rocas.

Muchos suicidas dejan notas en sus autos. Los archivos indican que llegan a cualquier hora y que el día más popular para los suicidios es el domingo.

Cuando era gobernador, Jeb Bush exploró la posibilidad de instalar más barreras y redes. Pero esas ideas no eran realistas por cuestiones de aerodinámica y otros factores. Lo que sí se hizo fue instalar seis teléfonos con servicios de emergencia para suicidas y se dispuso el patrullaje del puente las 24 horas con el fin específico de evitar suicidios.

La patrulla de carreteras dice que frustró casi un centenar de suicidios desde el 2000. Pero el programa cuesta 330 mil dólares al año en horas extras de los agentes y está siendo reevaluado.

La clave para evitar suicidios, según las autoridades, es que un agente llegue al lugar minutos después de que un auto se detuvo en el puente, al que no pueden acceder los peatones.

Cuando llegan, muchos ya se han tirado, sin siquiera apagar el motor de sus autos. Pero con frecuencia el agente se encuentra con alguien sentado en su auto, llorando, caminando sin parar o sentado en una barrera de poco más de un metro (tres pies y medio) de alto. Si el agente logra evitar el suicidio, lleva a la persona a un centro donde se la somete a una evaluación psicológica.

“Hay algunos que no están tan seguros de suicidarse, esos son los que podemos salvar”, dijo el agente Harold Frear. “No queremos que se queden sentados mucho tiempo, pensando, porque pueden decidir tirarse”.

Otro agente, Dan Cole, dice que trabajó cuatro años en el puente y que nadie se suicidó durante su turno. “Aferré con mis manos a seis evitando que se tirasen, incluidos dos que ya estaban del otro lado del muro”, declaró Cole.

¿Por qué la gente se suicida arrojándose de un puente? Hay quienes dicen que es práctico y que la idea de suicidarse en un sitio hermoso, flotando en el aire antes de ser envuelto por el agua y la oscuridad, resulta romántica para algunos.

“Creen que hacen un vuelo trascendental y que al llegar al agua se ahogarán”, dijo el doctor Lanny Berman, director de la Asociación Nacional de Suicidología. “No piensan que va a ser algo traumático, como es la muerte. Lo ven como algo mágico”.

Los expertos señalan que cuando un puente se hace fama por la cantidad de suicidios, inevitablemente va a atraer más gente que quiera poner fin a su vida. Y el Skyway tiene una fama bien ganada.

En 1993, una niña de 16 años y un muchacho de 15 se tiraron juntos en un pacto suicida entre dos enamorados. Se dijo que lo hicieron porque la madre del chico quería enviarlo a vivir con su padre, lejos del lugar.

En 1998, un individuo de 44 años se arrojó del puente con su perro. El animal sobrevivió, el dueño no.

Una mujer llamada Katherine Freeman se tiró luego de matar a su ex marido con un revólver y de tratar de ahorcar a su esposa. Es apenas una de una media docena de personas que sobrevivieron al salto. Se recuperó y fue condenada a cadena perpetua por el asesinato.

Al año siguiente, Hanns Jones se tiró y también sobrevivió. “Apenas salté comprendí que había cometido un gran error”, dice ahora Jones.

La experiencia no fue lo que esperaba. “Uno gana velocidad constantemente y de repente se frena”, comenta. “No se da cuenta de que está en el agua. Se siente como si se hubiese estrellado contra el cemento”.

Pese a sufrir fracturas y lesiones múltiples, Jones pudo nadar hasta unas rocas. Allí lo encontró un equipo de rescate, desnudo.

Jones, de 42 años, dice que es feliz hoy y que a menudo se pregunta por qué él sobrevivió y tantos otros no. Pero comprende por qué la gente se tira.

“Uno llega a un punto en el que todo es surrealista”, afirma. “Lo único que quiere es que desaparezca este sufrimiento tan tremendo”.

 

Por Agencia EFE

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