¿Por qué es clave el nominado de Trump para el Tribunal Supremo?

La elección del miembro de la Corte pondrá en juego su balance ideológico, algo definitivo en las decisiones que emite. La prohibición de entrada al país de los musulmanes terminaría en manos de estos jueces, así como el aborto y el porte de armas.

Redacción Internacional
31 de enero de 2017 - 03:00 a. m.
La Corte Suprema deberá decidir sobre temas tan polémicos como el aborto. / AFP
La Corte Suprema deberá decidir sobre temas tan polémicos como el aborto. / AFP
Foto: AFP - CHIP SOMODEVILLA

Aunque Donald Trump sacudió los pilares de la hegemonía de Estados Unidos en ocho días, a punta de polémicas órdenes ejecutivas, es el anuncio que hará hoy a las 8 de la noche, el que puede desatar un verdadero terremoto.

Según dijo Trump en su cuenta de Twitter, @POTUS, “he tomado mi decisión sobre a quién nominaré para la Corte Suprema de Estados Unidos”. Un anuncio que puso a temblar a liberales y abrió fuertes esperanzas entre los conservadores. Lo que está en juego este martes con la nominación que haga Trump es el equilibrio ideológico de una Corte que decide sobre temas que afectan puntualmente a la gente como el aborto, la migración, la salud, entre otros.

La Corte puede hacer revisión de fallos judiciales y tiene la facultad de declarar inconstitucionales leyes federales o estatales y actos de los poderes ejecutivos federal y estatales. Además, sus decisiones no pueden ser apeladas.

Por eso la nominación de un juez para el Tribunal Supremo es probablemente más importante que la misma elección presidencial, pues el legado político que deja un mandatario se mide, en gran parte, por la memoria constitucional que imprime a través de los jueces que logre poner en el Tribunal Supremo. Y Trump lo tiene claro.

Al igual que los republicanos, quienes desde la inesperada muerte, en febrero de 2016, del juez Antonin Scalia (nominado por Ronald Reagan) decidieron bloquear cualquier intento de Barack Obama para el nombramiento de un sustituto.

Los conservadores temían que el mandatario inclinara la balanza con el nombramiento de un progresista. Ya antes Obama había nombrado en 2009 a Sonia Sotomayor, la primera latina en el Supremo, y a Elena Kagan, en 2010. Las dos liberales.

Quien reemplace a Scalia tendrá el poder de consolidar la mayoría conservadora de la Corte o garantizar un giro ideológico que durará décadas, ya que los nueve jueces de la Corte Suprema (hoy con cuatro conservadores, cuatro liberales y una vacante) tienen carácter vitalicio, lo que les da un poder de influencia incluso más perdurable que el del presidente.

El ala conservadora del Tribunal Supremo (liderada por Scalia) bloqueó una medida que marcaría el legado de Obama: el Plan de Energía Limpia, que obligaba a gobiernos estatales a abandonar las energías fósiles por las renovables para reducir la emisión de carbono. Y puso en vilo durante un tiempo el Obamacare.

Con los jueces que nombró Franklin D. Roosevelt, la Corte aprobó la implementación de las primeras medidas contra la discriminación racial en los distritos escolares del sur. El juez Warren E. Burger —nombrado por Richard Nixon— fue clave en el caso Roe contra Wade que, en 1973, que despenalizó el aborto en Estados Unidos.

Los candidatos de Trump

Entre los nombres que están dentro de las opciones de Trump se encuentran jueces antiabortistas, defensores de las armas y contrarias al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Antes de que la nominación llegue al Senado (en donde se da por descontada su aprobación, pues el Partido Republicano es mayoría) ésta debe ser aprobada por el comité judicial de la Cámara (también bajo control republicano) en varias audiencias públicas en las que se hace un escrutinio minucioso de la hoja del vida del candidato. De las 151 nominaciones presentadas, de acuerdo con los registros históricos desde que se estableció el Tribunal, sólo 12 han sido rechazadas.

Según la cadena Fox, la decisión está “prácticamente” tomada. “Será alguien supremamente respetado y dejará a todo el mundo extremadamente impresionado”, dijo Trump.

Los favoritos, de acuerdo con la prensa, son el juez de Colorado Neil Gorsuch, de 49 años, considerado un auténtico conservador. Estudió en tres de las escuelas de derecho más prestigiosas del país: Columbia, Oxford y Harvard. Como juez de la Corte de Apelaciones del Décimo Circuito, falló en contra de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama al considerar que la ley vulneraba la libertad de los grupos religiosos porque les obligaba a proporcionar seguros médicos que cubrieran los gastos en anticonceptivos.

La otra apuesta sería Thomas Hardiman, de 51 años, quien comparte bancada con la hermana del presidente, la jueza Maryanne Trump Barry. Ha defendido en varias ocasiones el derecho a portar armas y los derechos de los policías por encima de las garantías de sus detenidos.

Su historia personal podría interesar a Trump: fue el primero de su familia en ir a la universidad y durante algún tiempo condujo un taxi para poder costearse sus estudios en las facultades de derecho de Notre Dame (Indiana) y Georgetown (Washington).

El último nombre que entró en las cábalas a última hora fue William Pryor, de 54 años, alumno del senador por Alabama Jeff Sessions, nominado por Trump para ser su fiscal general.

Precisamente fue Pryor quien sustituyó a Sessions al frente de la Fiscalía General de Alabama, puesto que ocupó entre 1997 y 2004 y desde el que pasó a la Corte de Apelaciones del Undécimo Circuito.

Firme defensor de la pena de muerte, Pryor rechaza el matrimonio entre las personas del mismo sexo y el derecho al aborto. Ha llamado “abominación constitucional” el fallo del Tribunal Supremo en el caso “Roe vs. Wade”.

Por Redacción Internacional

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