Cuando el cine rechazó a Donald Trump

Dos cineastas, uno iraquí y otro iraní, no asistirán a eventos artísticos en Estados Unidos en protesta por las medidas antiinmigración que tomó el mandatario. Hollywood ya se ha pronunciado en contra de su presidencia.

Redacción Internacional
30 de enero de 2017 - 08:19 p. m.
Asghar Farhadi cuando celebró el premio recibido por "The Salesman" (El vendedor) en el Festival de Cannes a mediados de 2016. / AFP
Asghar Farhadi cuando celebró el premio recibido por "The Salesman" (El vendedor) en el Festival de Cannes a mediados de 2016. / AFP

El cineasta iraní Asghar Farhadi ganó el Óscar a mejor película extranjera en 2012. Por ese entonces dijo: “En un tiempo como este en el que se habla de guerra, intimidación y agresiones, mi país, Irán, suena aquí por su gloriosa cultura, una cultura rica y antigua que ha sido enterrada bajo el pesado polvo de la política”. Eran las palabras, en cierto modo, de un modo. Casi cinco años después, su actitud se ha trocado por completo: a causa de las medidas antimigratorias del presidente Donald Trump, entre ellas la prohibición de entrada a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, Farhadi decidió que no irá a la entrega de los premios Óscar este años, en los que está nominado en la misma categoría de antaño con su más reciente producción, The Salesman (El vendedor).

En una carta abierta, el cineasta aseguró con fuerza: “Mi intención no era no asistir a la ceremonia o boicotearla para mostrar mis objeciones (a la política de Trump), pues sé que mucha gente de la industria estadounidense del cine y de la Academia de las Artes y las Ciencias del Cine se oponen al fanatismo y al extremismo que reinan más que nunca hoy en día (…). Pero ahora parece que incluso la posibilidad de mi presencia allí dependerá de ‘síes’ y de ‘peros’, algo que no considero aceptable, aunque quisieran hacer una excepción con mi viaje”. Ya la Academia de Hollywood, que entrega los Premios Óscar, había considerado “extremadamente alarmante” la solda posibilidad de Farhadi no asistiera a la entrega de los premios.

Su ausencia a modo de protesta viene sólo unos días después de que Taraneh Alidoosti, actriz de la cinta de Farhadi, asegurara que eludirá la entrega de los premios para manifestar su descontento ante las medidas del mandatario. “La restricción de visados de Trump para los iraníes es racista. Tanto si esa medida incluye eventos culturales o no, no asistiré a los premios de la Academia de 2017 en señal de protesta”. No es sólo por una cuestión artística: uno de los países más afectados por el veto de 190 días —están incluidos Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen— ha sido justamente Irán, puesto que centenas de sus nacionales trabajan o estudian en Estados Unidos. Cerca de 109 han sido detenidas —muchas de ellas ya fueron liberadas, tras una sentencia de un juez federal en contra de la medida presidencial— a causa del decreto. El gobierno iraní, ubicado en Teherán, la capital nacional, aseguró que tomaría medidas similares contra los ciudadanos estadounidenses.

Hussein Hassan, un cineasta kurdo —del norte de Irak—, también anunció que se ausentaría del Festival de Cine de Miami, uno de los más importantes a nivel nacional. Hassan viene de recibir el más alto reconocimiento en el Festival Internacional de Cine de Dubái. Su intención, antes de las medidas de Trump, era presentar su filme The Dark Wind, que cuenta la historia de dos mujeres yazidíes —una minoría religiosa en Oriente Medio— que son secuestradas y esclavizadas por el Estado Islámico. Una película que quizá los servicios de seguridad estadounidenses querría ver. Sin embargo, “como un acto de protesta pacífica”, según anunció el productor del filme en nombre de Hassan, él decidió ausentarse.

Hace unas semanas, el discurso que Meryl Streep pergeñó en contra de Trump —sin nombrarlo y en frente de un público nutrido con la crema y nata de Hollywood— sugirió la posición general de esa industria: puesto que se había hecho a partir de los esfuerzos de los migrantes en los años 20 y 30, Hollywood no podían menos que estar en contra de cualquier medida que afectara a las minorías a los inmigrantes. Chaplin, que es una suerte de meca para el cine hollywoodense, hizo toda su carrera en Estados Unidos a pesar de ser inglés. En unos años, tal vez, las palabras pasarán a ser arte, como Marx pensaba que la historia era primero tragedia y luego se repetía como farsa.

 

Por Redacción Internacional

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