Publicidad

Cumbre de la Celac, un reto para la región

Este sábado comienza en Chile la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea. Oportunidad para estrechar lazos.

Mauricio Jaramillo Jassir *
24 de enero de 2013 - 11:26 p. m.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, será el anfitrión de la cumbre. / EFE
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, será el anfitrión de la cumbre. / EFE

La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea que tiene lugar en Chile es una oportunidad para América Latina de consolidar un proceso empeñado pero inacabado: su proyección internacional. Hasta el momento, buena parte de los esfuerzos de integración del continente han tenido un enfoque hacia adentro, es decir, se han privilegiado las relaciones entre los estados del continente, sin preocuparse por desarrollar lazos con actores externos. Sin embargo, cuando la región o subzonas de ésta se han proyectado hacia afuera, el éxito ha sido patente.

Basta con recordar uno de los activos de la diplomacia andina en la consecución de ventajas arancelarias en Estados Unidos bajo el esquema ATP-DEA, cuando productos surgidos de la sustitución de cultivos pudieron acceder a dicho mercado. Empero, se debe llamar la atención en este sentido sobre el fracaso del Acuerdo de Asociación entre la Comunidad Andina y la Unión Europea en 2007, por disensos en el seno de la CAN, concretamente entre Colombia y Perú, de un lado, y Bolivia y Ecuador, del otro. Este último hecho revela una debilidad latinoamericana fehaciente: la ausencia de un proyecto regional consolidado.

Esta cumbre, que contará con la presencia de Europa, llega en un momento de debilidad para el denominado Viejo Continente por la crisis económica en España y Grecia y el debate interno en Reino Unido a propósito de la desafiante consulta popular para el espíritu comunitario. Por su parte, en América Latina las divisiones ideológicas parecen haber cedido a las ambiciones de cooperación y, sin duda, la ausencia de Hugo Chávez en el escenario parece haber servido para que la polarización no aparezca, por lo menos en lo que va corrido del año.

Con este panorama, el encuentro Celac-UE demuestra que América Latina y el Caribe pueden convertirse en una oportunidad para Europa, idea que debe ser leída sin excesos de optimismo ni candidez. De hecho, los intereses primarios de Europa están concretados en el ámbito interno y en temas derivados de ello, como la ampliación del proyecto comunitario a los Balcanes Occidentales o la rivalidad con Moscú, fenómeno revivido por la polémica condena a las Pussy Riot el año pasado. A pesar del lugar secundario que puede ocupar Latinoamérica en la agenda de Europa, la zona es vista hoy como una oportunidad por una estabilidad que se ha afirmado en los últimos años, un desempeño económico menos sensible a la crisis global y gobiernos que, sin distingo de ideología, comienzan a ver en Europa una oportunidad. En consecuencia, con ese tenue optimismo debe ser analizada esta cumbre.

 

* Profesor de la U. del Rosario.

Por Mauricio Jaramillo Jassir *

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar