De camionero en Japón a turista de guerra en Siria

Toshifumi Fujimoto se cansó de su vida rutinaria y se fue al frente de guerra con su cámara fotográfica.

AFP
03 de enero de 2013 - 12:23 p. m.
De camionero en Japón a turista de guerra en Siria

El camionero japonés Toshifumi Fujimoto estaba cansado de su rutina, que consistía en transportar combustible, agua o chocolate desde Osaka a Tokio o Nagasaki. El hombre, de 45 años, necesitaba emociones fuertes y las encontró yendo a pasar vacaciones en todos los frentes de guerra del planeta. Actualmente se encuentra en Alepo, norte de Siria. Ver la galería de fotos.

"Todas las mañanas me marcho al frente", cuenta Fujimoto, vestido con un uniforme del ejército de Japón, que se pasea con dos cámaras de fotos y una de vídeo por las zonas de enfrentamientos entre las tropas del régimen de Bashar al Asad y las fuerzas rebeldes.

Habla poco inglés y menos árabe y para hacerse entender recurre al programa de traducción Google translate.

"Voy siempre solo porque ningún guía quiere ir. Es muy excitante y el nivel de adrenalina no se puede comparar con nada", detalla.

"Soy un turista en zonas de conflicto. En Siria es más peligroso ser periodista que turista; todos los días camino 200 metros para entrar a los frentes y estoy en primera línea junto a los soldados del ESL (Ejército Sirio Libre). Me encanta y disfruto", agrega, mientras unos rebeldes le paran para sacarse fotos con él, como una atracción. "La mayoría piensa que soy chino y me saluda en chino", sonríe.

Fujimoto, divorciado y padre de tres hijas, cuelga sus fotos y videos en Facebook "para que mis amigos los vean. Soy un turista… no vendo mis fotos a nadie", explica, mientras graba con su cámara a un francotirador que dispara contra posiciones del ejército de Asad.

Este insólito amante de la pesca, el café y la caza se pasea por Alepo sin chaleco ni casco. "Son muy pesados para correr (...). Los soldados de ESL no llevan casco ni chaleco… entonces por qué los iba a llevar yo".

En su país, lleva una vida rutinaria. "Mi trabajo es muy aburrido. Soy conductor de un camión cisterna de gasolina, agua y chocolate para caramelos; y todos los días hago lo mismo (...). A mí lo que me gusta es esto (...). Creo que el año que viene iré a Afganistán", sentencia.

Samurai y kamikaze

Toshifumi Fujimoto se detiene en mitad de una calle para inmortalizar la destrucción causada por la artillería del régimen… Desde ambos lados, los rebeldes le gritan: "Corre, corre… hay francotiradores". Pero él se toma su tiempo y tras hacer las fotos cruza la calle andando con toda la parsimonia del mundo.

"No tengo miedo a que me disparen o me maten; soy muy fuerte; soy una mezcla de Samurai y Kamikaze (pilotos suicidas japoneses en la Segunda Guerra Mundial)", afirma, al tiempo que enseña las imágenes que acaba de tomar.

"Mis jefes no saben que estoy en Siria… les dije que iba a Turquía de vacaciones; si les hubiese contado la verdad, me dirían que estoy completamente loco", comenta.

Su determinación se quiebra sin embargo cuando habla de sus tres hijas. "Hace más de cinco años que no tengo ningún contacto con ellas… Ni por Facebook, ni por Internet, nada de nada… Y eso me entristece mucho", afirma, y de sus ojos rasgados brotan lágrimas.

"Tengo un seguro de vida y todos los días rezo para que si me pasa algo mis hijas puedan cobrar el dinero del seguro y vivir una vida desahogada", prosigue.

Lleva una existencia solitaria -"No tengo familia, no tengo amigos, no tengo novia… estoy solo en la vida"- y lo mueve una única pasión: acudir a zonas de conflicto.

En 2012 estuvo en las manifestaciones contra la embajada de Estados Unidos en Yemen; en 2011 viajó a El Cairo y fue testigo de los agitados días que siguieron a la caída de Hosni Mubarak; y este año planea visitar a los talibanes afganos.

Fujimoto ya había estado dos semanas en Siria a fines de 2011, con una visa de turista. Pero esta vez entró ilegalmente, por la frontera con Turquía.

El viaje desde Japón le costó 2.500 dólares y ahora le paga "25 dólares diarios a un activista" que le aloja y le deja usar Internet para subir sus fotos. "Yo no tengo a nadie que me subvencione los viajes, todo lo pago de mi bolsillo", afirma orgulloso.

Amariya, Saladino, Saif al Dawla, Izaa… Toshifumi Fujimoto ha recorrido en la semana que lleva en Alepo todos y cada uno de los frentes de batalla y muestra en su ordenador las instantáneas.

Algunas son de un horror indescriptible.

"Esta niña está en Saif al Dawla, me dijeron que lleva varios meses allí tirada. La mató un francotirador", comenta, quizá pensando que la víctima podría tener la edad de una de sus hijas.

"Me encantan los niños pero Siria no es lugar para ellos; los puedes encontrar en los frentes y no son conscientes de que una bomba los puede matar en cualquier momento", reflexiona.

Varios rebeldes invitan a Fujimoto a ir con ellos a Saladino. El nipón se despide y se pierde calle abajo, hacia el fragor de los combates.

 

Por AFP

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