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De República Centroafricana a Colombia

La Comisión Europea creó el primer fondo fiduciario para contribuir a la rehabilitación y desarrollo de un país destruido por la guerra. El presidente Santos viaja a Europa para fomentar la inversión en el que sería un fondo para el posconflicto colombiano.

Angélica Lagos Camargo
03 de noviembre de 2014 - 02:00 a. m.
Las tropas internacionales desplegadas en República Centroafricana no consiguen controlar a los grupos armados, que siguen cometiendo matanzas y sembrando el terror. /AFP
Las tropas internacionales desplegadas en República Centroafricana no consiguen controlar a los grupos armados, que siguen cometiendo matanzas y sembrando el terror. /AFP
Foto: AFP - ISSOUF SANOGO

La paz ha sido un anhelo esquivo para la República Centroafricana. Desde 1960, cuando proclamó su independencia, la excolonia francesa ha sufrido cinco golpes de Estado (los intentos han sido múltiples). Sin embargo, la situación que hoy enfrenta el país se gestó el 15 de marzo de 2003, cuando el general François Bozizé, antiguo jefe del Estado Mayor del Ejército, se proclamó presidente mientras el mandatario Ange-Félix Patassé se encontraba fuera del país.

El militar reformó la Constitución y el Parlamento (como los anteriores golpistas), instauró un gobierno de unidad y se quedó en el poder diez años (el promedio de sus antecesores), hasta el año pasado, cuando la coalición Seleka, a punta de pistola, lo sacó del poder.

Seleka es un grupo rebelde, formado por una coalición de varias guerrillas, exmilitares centroafricanos, civiles y rebeldes de Chad, Sudán y Níger. Mueven el mercado negro de diamantes y oro, que abundan en la zona, según Amnistía Internacional. Su aparición, en 2004 cuando se rebelaron por primera vez contra Bozizé, abrió un capítulo de matanzas colectivas contra la población, que desembocaron en una guerra civil. El conflicto tuvo su punto final en 2007 con la firma de un tratado de paz que, contemplaba entre otros puntos, la reintegración de los rebeldes en las fuerzas armadas, la liberación de todos los presos políticos y el pago a los milicianos sublevados que optaran por el desarme.

Y fue justo el incumplimiento de ese tratado lo que desató la segunda rebelión, en diciembre de 2012, que luego se convirtió en golpe de Estado (Bozizé huyó a la República Democrática del Congo) y hoy el país está inmerso en una nueva guerra civil. Los Seleka se enfrentan con los anti-balaka, milicias locales formadas en los años 90 para proteger a la población de los delincuentes en las carreteras. Hoy reciben financiación y armas del extranjero y siembran el caos particularmente en Banguí, la capital.

El saldo de este último capítulo de la guerra es trágico: más de 5.000 muertos, un millón de desplazados internos, matanzas intercomunitarias, agresiones sexuales a mujeres y niñas, pueblos arrasados, infraestructuras destruidas, niños reclutados... Ante la situación de desgobierno, en febrero de este año Francia envió 1.200 soldados, con aval de la ONU, para restablecer el control, sumándose a dos misiones de paz internacionales: BINUCA, la Oficina de Paz Integrada de la ONU, que trata de fomentar el diálogo entre los grupos rivales, y la MISCA, (la Misión Internacional de Apoyo a la República Centroafricana), una fuerza regional de 1.300 soldados cameruneses, congoleños, gaboneses y chadianos, que tiene el mandato de proteger a los civiles y vigilar las operaciones de desarme. Pero los exilios forzosos, las matanzas indiscriminadas y los saqueos continúan.

Dice la ONU que los altos índices de pobreza y la falta de infraestructuras sociales hacen de este país terreno fértil para la caótica situación. Según el Índice de Desarrollo humano de 2013, República Centroafricana ocupa el puesto 180 de 187, tiene una esperanza de vida de menos de 50 años y el 62% de sus poco más de cuatro millones y medio de habitantes vive por debajo del índice de pobreza, a pesar de tener las reservas más grandes de oro, diamantes y uranio.

La Unión Europea creó, en julio de 2014, el primer fondo fiduciario europeo con múltiples donantes “para contribuir a la ayuda, rehabilitación y desarrollo del país”. El fondo, que cuenta con 64 millones de euros donados por Francia, Alemania y Países Bajos, será destinado a reconstruir las casas, facilitar el acceso de la población a la salud y la seguridad y a disminuir el desempleo juvenil.

Voceros de la Unión Europea le explicaron a El Espectador que el fondo se creó con un enfoque “realista y pragmático para ayudar a la población centroafricana de manera eficaz. Este fondo innovador, llamado Bêkou (esperanza), pretende aportar soluciones de gestión de emergencia, rehabilitación y desarrollo”.

El portavoz de Desarrollo en la Comisión Europea, Alexandre Polack, aseguró que el fondo Bêkou tiene la ambición de reunir contribuciones adicionales procedentes de otros estados miembros y también de donantes no pertenecientes a la UE. “El fondo tiene una serie de ventajas. En un momento en que ningún donante tiene los recursos suficientes para estar presente en todos los países y todos los sectores que lo necesitan, este fondo ofrece la posibilidad de hacer una donación, de forma rápida, flexible y segura”.

Es justamente un fondo de esas características el que el presidente Juan Manuel Santos quiere promover en Europa. En agosto, el presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy, le manifestó al mandatario colombiano la viabilidad de crear un fondo fiduciario europeo para el posconflicto en Colombia.

En entrevista con este diario, Christian Leffler, director general para América del Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS) de la Unión Europea, aseguró que la Comisión Europea ya ha estado en diálogo con los diferentes estados miembros para mirar la mejor manera de hacer efectivo el fondo europeo para Colombia.

Pollack dijo que una vez que las negociaciones con las FARC hayan finalizado con éxito, “la UE está dispuesta a considerar la opción (y viabilidad) de la canalización de los programas de posconflicto para la implementación del acuerdo de paz a través de un único fondo fiduciario. Algunos estados miembros de la UE han expresado su postura favorable a una iniciativa de este tipo”.

Explicaron fuentes de la Comisión Europea que las condiciones para la creación de un fondo fiduciario como el de la RCA para Colombia serían las mismas que para cualquier fondo fiduciario de la UE (establecidas en el artículo 187 del Reglamento financiero del presupuesto de la UE). “Un fondo fiduciario requiere la participación activa de los Estados miembros de la UE (se necesita al menos un donante externo, además de la Comisión Europea). Debe centrarse en sectores específicos, y debe ofrecer un valor añadido y ventajas de gestión probadas con otras opciones de financiamiento. Los fondos fiduciarios de la UE sólo se crean en situaciones de crisis o en los momentos posteriores a las crisis, y se establecen para un periodo de tiempo limitado”, señaló Alexandre Polack.

El fondo de la República Centroafricana se comenzará a ejecutar antes de que termine este año con tres proyectos: salud, igualdad de género y rehabilitación urbana. “Por lo tanto, dijjo Polack, aún es muy pronto para evaluar su impacto”.

Por Angélica Lagos Camargo

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