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El Eln dice que Benedicto XVI fue "valiente"

Esta guerrilla fundada por teologistas de la liberación como fallecido el cura español Manuel Pérez, acaba de publicar esta columna, titulada "Camilo Torres y Ratzinger", escrita por el "comandante Pablo Beltrán" sobre la salida del papa Benedicto XVI.

Tomado de la revista 'Insurrección'
28 de febrero de 2013 - 02:37 p. m.
La salida del papa Benedicto XVI. / EFE
La salida del papa Benedicto XVI. / EFE

"El miércoles de ceniza, dos días después de anunciar su renuncia, el Papa Ratzinger criticó la hipocresía religiosa y el enfrentamiento entre bandos rivales dentro de la iglesia católica. Acto valiente de denuncia, que revela la puja de poderes dentro de esta iglesia, con más de mil millones de fieles, de los que la mitad están en América Latina y el Caribe.

Estas disputas intestinas son un triste mensaje para los millones de personas, que esperan una guía espiritual para enfrentar la crisis histórica, que pesa sobre la humanidad.

La renuncia y la denuncia de Ratzinger revelan una crisis interna, cuya única solución son los cambios y la renovación.

Francois Houtart, el maestro de Camilo Torres en Lovaina, cristiano revolucionario como su alumno, aporta un contexto para entender esta renuncia:

"La cultura incluye una dimensión espiritual, propia del ser humano, que lo lleva más allá de lo cotidiano. Este tema es central en un tiempo de crisis de civilización. Existe en el mundo entero una búsqueda de sentido, por la necesidad de redefinir las metas mismas de la vida. La espiritualidad es la fuerza que trasciende la materia y da a esta un sentido".

Aplicado esto a la iglesia dirigida desde el Vaticano, habría que decir que la redefinición de metas, incluye a mi juicio, retomar los postulados de 1968, cuando la iglesia Latinoamericana definió su “opción preferencial por los pobres”. Bajo esta visión nació en 1971 en esta parte de América, la Teología de la liberación, para animar la lucha del pueblo trabajador por su dignidad.

Camilo Torres (1929-1966), el cura guerrillero, con su pensamiento y testimonio fue el precursor de este sector de la iglesia que se colocó al servicio de las mayorías pobres y explotadas, porque según él, “el deber de todo cristiano es hacer la revolución”.

Este sentido que asumió la marcha de la iglesia Latinoamericana, pronto fue desviado desde el Vaticano. El Papa Pablo VI visitó a Colombia en 1968, para llamar la atención sobre el peligro que entraña los cambios y la revolución para las minorías dominantes.

En 1978, al morir Pablo VI, eligieron al cardenal Luciani como nuevo Papa. Este pastor más inclinado a la espiritualidad, que a la administración del poder vaticano, solamente duró 34 días en el papado, porque una conspiración siniestra le quitó la vida, para que no limpiara la banca vaticana, uno de los paraísos fiscales preferidos, por su secreto bancario y los nulos controles a la procedencia del dinero, que les permite evadir impuestos a sus clientes.

Aquí aparece Ratzinger, nombrado por el Papa Juan Pablo II, para dirigir la persecución de los herejes impulsores de la Teología de la liberación. Trabajo que cumplió severamente entre 1981 y 2005, hasta cuando le correspondió el turno de ser nombrado Papa.

En momentos en que el imperialismo norteamericano impulsa la guerra contra los países musulmanes, en ‘defensa de la cultura occidental’, Ratzinger se unió a ella, al sostener que la religión islámica propaga un supuesto virus violento entre sus seguidores.

En 2011, creció el escándalo por el abuso sexual de menores por parte de sacerdotes católicos. Una Comisión que investigó estos casos, encontró que solamente en Holanda, entre 1945 y el 2000, 800 curas católicos abusaron de 20 mil menores. Ratzinger debió admitir que en ‘el ejército del Papa’, distribuido por todo el mundo y conformado por 410 mil sacerdotes, existían juicios contra 417 de ellos por violación de menores.

La doble moral existente en estos casos, es consecuencia de la prohibición, que insiste en mantener el Vaticano, para que los sacerdotes y monjas nunca se casen.

El mes pasado, un tribunal de los Estados Unidos sentenció a un sacerdote de Miami, a pagar una multa de 100 millones de dólares, por diversos casos de violación de menores que le comprobaron. Las reparaciones en dinero que ha pagado la iglesia católica en los EU, por causa del delito de pederastia, han subido a sumas astronómicas. Estas fuertes penas económicas, atizan el debate interno en el Vaticano y está por verse, si serán suficientes para hacer cambiar una costumbre de 17 siglos.

El Papa Juan de Médicis, en 1517 expidió la Taxa de Camarae, en la que garantizaba la salvación del alma, al perdonar delitos y crímenes como robar, matar, abortar y violar niños, a cambio de una cantidad de dinero, calculada de acuerdo a la gravedad del pecado. Esta transacción conocida como la compra de Indulgencias, denunciada por Lutero, dio origen a la división de la iglesia, llamada la Reforma protestante.

Hace 500 años el Vaticano ganaba dinero por perdonar pecados, ahora le están cobrando por perdonarle los que cometen sus sacerdotes, pero ni en ese entonces ni ahora, el pago de dinero puede salvar a los pecadores ni aporta méritos a la iglesia, para ser la guía espiritual que debe ser.

Esta crisis se parece a la de 1978, porque de fondo están los ajustes de cuentas en la banca vaticana y se diferencian, porque en aquella terminó envenenado el Papa y ahorcado el gerente, y en esta, hasta ahora se observa un final menos atroz, en que el Papa renuncia y su allegado el gerente, fue despedido el año pasado.

Hoy como ayer el Vaticano sigue enfrentando el mismo dilema, colocarse al lado de Espartaco o del lado de los imperios”.

Por Tomado de la revista 'Insurrección'

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